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El arranque de viñedos para atajar la crisis del vino divide a viticultores y bodegas

18/11/2024
En: eleconomista.es
Digital
Unanimidad en las organizaciones agrarias sobre la receta para afrontar la crisis del vino derivada de la caída del consumo a nivel mundial. Todas coinciden en el arranque de viñedos, como está haciendo Burdeos, para adecuar la oferta y la demanda, una medida que las bodegas rechazan. España, el mayor viñedo del mundo, se mira en el espejo de Francia, 'santo y seña' en el sector del vino, ante la progresiva caída del consumo y pide replicar el arranque de cepas que nuestros vecinos han aprobado para su emblemática Burdeos. El Gobierno de Macron ha aprobado destinar 57 millones de euros en ayudas para suprimir 9.500 hectáreas, un 10 por ciento de la superficie sembrada. Con alrededor de 961.000 hectáreas, nuestro país ocupa el primer lugar en el mundo en potencial vitivinícola (superficie plantada más derechos sin ejecutar), por encima de Francia (797.000 hectáreas), China (785.000) e Italia (719.000) y la preocupación crece ante la caída del consumo mundial de vino: de los 247 millones de hectólitros registrado en 2017 se ha pasado a 221 millones en 2023 . Esta evolución no parece ser algo coyuntural. La Comisión Europea publicó el pasado 7 de diciembre su informe sobre las "Perspectivas Agrícolas de la UE 2023-2035" en el que prevé una reducción anual del consumo del vino en la UE del 1% hasta 2035 hasta situarse en unos 20 litros per cápita 2,4 litros menos que la media del periodo 2018-2022. Bruselas achaca esa disminución a una mayor concienciación sobre la salud, a las diferentes preferencias respecto al consumo de alcohol entre los más jóvenes, así como a la competencia de otras bebidas. Esta previsión asume, no obstante, que los descensos más pronunciados en la demanda de algunos tipos de se verán compensados por una creciente demanda de vinos sin alcohol o con menor contenido alcohólico como los blancos, rosados y espumosos. En el informe se prevé también que el aumento de las exportaciones comunitarias de vino podría ser bastante limitado en los próximos años, con un crecimiento de solo un 0,3% anual de aquí a 2035, al registrarse niveles de saturación en algunos de los principales mercados exteriores de la UE . En este contexto, la preocupación, cuando no la alarma, se ha ido extendiendo entre los viticultores, principales paganos de la caída del precio de la uva que se ha ido registrando en paralelo. Las organizaciones agrarias Asaja, Coag y Upa han solicitado al Ministerio de Agricultura ayudas financieras para levantar unas 90.000 hectáreas de viñedo, el 10% de la superficie plantada. Unión de Uniones también plantea una medida similar. Joaquín Vizcaíno, responsable del Sector vinícola de Coag, explica la propuesta. "No queremos un arranque masivo sino quirúrgico, más centrado en las variedades tintas, que son las que tienen el problema, y que tenga un carácter social para gente que está a punto de jubilarse. Sería además paulatino de manera que ese porcentaje del 10% se podría ir reduciendo si la cosa mejora en años sucesivos y porque además las dotaciones económicas no son ilimitadas". Y es que la reestructuración que se viene aplicando y que permite cambiar de variedad es insuficiente. Las zonas que producen blanco van bien, pero hasta que dejen de hacerlo. Se empieza a hacer reestructuración por ejemplo en Castilla-La Mancha, se quita el tempranillo y se pone Airén y en dos días hemos copado el mercado de blancos que es el que funcionaba", explica Vizcaíno. La "ley de la selva" Todo pasa por ajustar oferta y demanda y evitar dejar al sector al albur de la "ley de la selva" porque los agricultores terminan por abandonar el viñedo para optar por otros cultivos leñosos con menos costes porque requieren menos mano de obra al disponer de recolección mecanizada pueden funcionar mejor. "Pero lo derechos de plantación -ahora llamados autorizaciones- se transmiten y aparecen en otras zonas y terminan por tensionarlas". El representante de COAG insiste en que "no se trata de suprimir el viñedo sino de reducir una parte porque es un cultivo que genera mucha economía rural con el empleo en las bodegas, el enoturismo...Es santo y seña en muchas zonas como Jumilla". La postura de las organizaciones agrarias no la comparten en la Federación Española del Vino (FEV) que agrupa a la mayoría de las bodegas de nuestro país. Su director general, José Luis Domínguez afirma que "de entrada no somos partidarios de un arranque de viñedos sin más. No descartamos que en una discusión se pudiera llegar a un arranque selectivo en alguna zona concreta y con una serie de condicionantes, pero en general no creemos que sea la medida que necesita el sector vitivinícola español en estos momentos". Benítez reconoce que en la tendencia global del mercado del vino no se espera un crecimiento en volumen en los próximos años "y es verdad que puede haber una cierta crisis coyuntural larga en algunas regiones, porque en España ha empezado fundamentalmente en Rioja y que yo sepa no hay ninguna zona más que hable de arranque. Ha habido un poco de efecto contagio de Francia". La FEV no se opone a que establezcan posibles primas por arrancar en casos de jubilación. "Si los gobiernos se lo quieren pagar allá ellos pero que el dinero no salga de los fondos europeos que vienen al sector para mejorar la competitividad del sector, que es donde hay que atacar". Y si hablamos de un arranque selectivo, sí estarían dispuestos a analizarlo en algunas zonas que entiendan que es un problema coyuntural pero con condicionantes. Entre ellos que la medida no afecte a los viñedos cualitativos, que a lo mejor son los menos productivos, y suponga para ese viticultor un aumento de rendimientos en otras parcelas. También vetan que el arranque se realice sobre superficies que se hayan reconvertido o plantado con fondos europeos en un número determinado de años o que esas mismas superficies que se van a arrancar sean susceptibles de recibir fondos para una nueva plantación en un determinado plazo. Control de la oferta Benítez defiende que hay otras medidas en zonas con problemas, como Rioja, que se pueden aplicar para reducir la oferta como una reducción de rendimientos por parcela, como han hecho este año, o un mayor control de estos por parte de los consejos reguladores. "Las Denominaciones de origen pueden controlar la oferta que se pone en el mercado, pero una vez que se arranca es complicado volver a crecer de forma rápida y hay que ser muy cauteloso. Es un mercado muy competitivo a nivel global y una vez que lo pierdes es muy difícil recuperarlo", afirma. "A lo mejor hace dos años en La Mancha alguien podía hablar de arranque y no creo que nadie lo haga ahora porque tienen una buena expectativa de venta en blancos, pero también en tintos. Hay que plantearse lo que pasa en el mundo y el tipo de productos. No es lo mismo un vino de una DO grande o pequeña que tiene su mercado o una que tiene indicación geográfica y que se vende como un vino a granel cuya venta va a depender muchísimo de la exportación. Nosotros estamos convencidos de que el crecimiento tiene que venir por el valor no por el volumen y tenemos mucho margen en el caso del vino español", explica Benítez. El director general de la FEV también apunta a los efectos que el Cambio Climático puede tener en la producción de uva. "Mira a ver cómo esta Cava, que este año esperaba recuperarse de la desastrosa campaña del pasado año y van a tener otra vez una cosecha bajísima". Donde parece que si hay coincidencia, aunque parcial, entre bodegas y viticultores es en Rioja. Es esa DO la Asociación de Bodegas Familiares ha propuesto un arranque, siempre voluntario y financiado, de hasta 6.700 hectáreas de viñedo, equivalente al diez por ciento de su superficie actual.
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