El área sembrada este año podría haber menguado en más de un 50 por ciento respecto a la temporada anterior Un día en la campaña del ajo de Córdoba, un exigente cultivo Un obrero clasifica ajos en Santaella ÁLVARO CARMONA Una de cal y otra de arena. Así afrontan los productores cordobeses la próxima campaña del ajo que dará comienzo en estas semanas. En el lado positivo se encuentra el hecho de que las importantes lluvias caídas en marzo ayudarán a mejorar las dotaciones de agua para unos agricultores que, en su gran mayoría, son regantes . Las perspectivas de buenos precios también juegan a favor de los intereses de este sector agrícola. Sin embargo, no todo es color de rosa, ya que la situación de emergencia por el bajo nivel de los embalses en los pasados otoño e invierno originaron que un gran número de productores optaran por no sembrar esta hortaliza por el temor en aquel momento de contar con los recursos hídricos suficientes como para que el cultivo se desarrollase con todas las garantías. Este producto contribuye, además, a reducir la presión arterial, baja el colesterol 'malo' y ayuda a perder peso Hay que recordar el destacado peso de este producto en algunos municipios del Sur de la provincia, sobre todo por el volumen de empleo que se genera en esta zona. Datos oficiales de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural revelan que estas explotaciones se centran en las localidades de Santaella , Córdoba capital y Hornachuelos , mientras que se contabilizan casi dos decenas de industrias, de las que alrededor de la mitad tiene su sede social en Montalbán. E l presidente de la Sectorial del Ajo de Asaja en Córdoba, Miguel del Pino, estimó que el área sembrada este año podría haber menguado en más de un 50 por ciento respecto a la temporada anterior, que ya experimentó una bajada sensible. Esto supone, según este dirigente agrario, que la superficie total se quedará muy por debajo del millar de hectáreas, una cifra que contrasta con las 2.000 que se han venido registrando en las últimas temporadas y que se quedan muy lejos de las 9.000 hectáreas que se alcanzaron en las décadas de los 80 y de los 90 del pasado siglo. La producción también se verá afectada. Las estadísticas oficiales de la Junta indican que en 2023 se recolectaron unas 7.000 toneladas, cerca de la mitad de lo recogido en el periodo anterior. Las previsiones son que este año se podría reducir aún más esa cantidad. Las precipitaciones recientes dotarán a la cosecha de una calidad buena si no hace calor Del Pino apunta que este cultivo requiere una inversión muy cuantiosa que ronda entre los 12.000 y los 13.000 euros anuales. «El hecho de que en el momento en el que se llevó a cabo la siembra entre octubre y diciembre no había muchas esperanzas entre los productores de poder contar con agua para que la cosecha fuera lo suficiente alta para que sea rentable provocó que optaran por no cultivar aquí e irse a otras provincias como Granada, Málaga o Ciudad Real con más recursos hídricos en el subsuelo, lo que ha hecho descender la superficie», subrayó. El también vicepresidente de la Mesa Nacional del Ajo mostró su optimismo con las dotaciones hídricas que aprobará para la próxima campaña de verano y otoño la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) en la comisión de desembalse que está convocada para este miércoles. «Los embalses están en mejor estado que el año pasado, por lo que confiamos en que tendremos más agua que el año pasado, cuando apenas se llegó a los 750 metros cúbicos por hectárea», resaltó. Trabajadores detrás de una caja con la cosecha ÁLVARO CARMONA Trabajadores detrás de una caja con la cosecha ÁLVARO CARMONA Eso sí, lamentó la situación del canal del Genil-Cabra, por el que apenas circula el agua al estar colmatado de barro. Según indicó, «esperamos que se cumplan los compromisos de que este problema pueda solucionarse a final de este mes, porque, si no fuera así, los miembros de esta comunidad no podrían regar». Los ajeros también disfrutan en esta ocasión de unos precios muy interesantes. Las últimas cotizaciones publicadas por la Administración autonómica señalan que el kilo de esta hortaliza se estaba pagando a tres euros, un valor que se encuentra muy por encima de los 1,22 que se abonaban hace 12 meses. Del Pino apuntó que esta subida es consecuencia de la menor cantidad de existencias en el mercado. En su opinión, «esta tendencia continuará siempre que no sigan llegando producciones desde Egipto, como viene ocurriendo últimamente». Una situación envidiable Por su parte, el gerente de La Abuela Carmen, Manuel Vaquero, señaló que «la situación del cultivo es extremadamente buenas gracias a las precipitaciones del mes pasado, por lo que, aunque habrá menos cosecha al reducirse la superficie sembrada, la calidad se espera que sea magnífica siempre que no haya temperaturas excesivamente elevadas en las próximas semanas y que no llueva en mayo, que es cuando se lleva a cabo la recolección». El directivo sí mostró su preocupación por la falta de rentabilidad del cultivo debido al fuerte incremento de los costes, lo que, desde su punto de vista, también contribuye a la pérdida de superficie en los últimos años. A su juicio, «las limitaciones impuestas desde la UE para el uso de determinados productos para el tratamiento de las plantas y los árboles no ayudan tampoco en absoluto». Asimismo, Vaquero demandó a las grandes superficies mejores precios para los productores que, «en ningún caso, creemos que esto suponga una pérdida de consumo».