Un total de 150 familias de productores de porcino y bovino de Alcarràs montan una planta de compostaje para convertir las deyecciones en fertilizante 100% orgánico. La localidad, situada en la comarca leridana del Segrià, concentra una gran parte de las explotaciones ganaderas de España y Europa con una cabaña total de 50.000 terneros, 35.000 cerdas madre y 250.000 cerdos de engorde -en el caso del porcino es la que mayor tiene en toda la UE-. La instalación utiliza ingeniería alemana, que se encuentra en otras plantas en funcionamiento en Alemania y Dinamarca, "pero sí es pionera en la zona. Es la primera planta de aireación soterrada o subterránea que inyecta aire a presión a las pilas de estiércol, materia seca de purín y estructurante". La capacidad es de 30.000 toneladas al año. La planta, en la que se han invertido hasta el momento 1,3 millones de euros, comenzó a operar hace un mes y medio aproximadamente, aunque su puesta en marcha empezó a gestarse hace tres años de la mano de un grupo de 30 ganaderos de porcino que habían puesto en sus explotaciones separaciones de sólido y líquido para el purín. La instalación de compostaje trabaja con la materia seca resultante del purín y con el estiércol, que son mezclados con estructurantes procedentes de las podas y maderas de los propios frutales de la zona de Alcarràs, que también es una de las principales zonas frutícolas de España. "El producto es 100% de la zona y de agricultores y ganaderos de aquí para obtener una materia 100% orgánica y sin ningún otro tipo de materiales", explica Jaume Bernis, responsable del sector porcino en JARC y COAG y uno de los impulsores de esta iniciativa. Esta planta permite así transformar las deyecciones animales. La parte seca del purín se utiliza para hacer este compostaje, mientras que la parte líquida se emplea para regar cultivos de la zona. "Gran parte del purín y estiércol se gestiona de forma circular y vuelve a la tierra en materia orgánica para fertilizar el cereal, los forrajes o los frutales". Un uso que, además, puede beneficiar a los agricultores de la zona para emplear fertilizantes alternativos a los químicos y conseguir un ahorro económico ante la escalada de precios que se han producido en los últimos meses. Todo el proceso esta digitalizado en esta planta, que se caracteriza a su vez por utilizar tecnología de inyección de aire por debajo de toda la masa de estiércol y purines, de manera que no es preciso remover esta materia para que tenga un mejor compostaje. Con este sistema, se "avanza más que con lo que tenemos en las trincheras en las explotaciones. Se acelera el compostaje". Este aprovechamiento como abono orgánico puede no ser el único que salga de esta planta para la que se ha recurrido a varias líneas de financiación dentro de los fondos europeos -está pendiente de aprobación-. Además, a través de la SAT Alcarràs Bioproductors, formada por las 150 familias ganaderas, se baraja la posibilidad de acometer un proyecto más ambicioso para utilizar las deyecciones de los animales para la fabricación de pantallas de móviles o bolsas de compostaje ya que, por ejemplo, el 50% de la parte sólida del purín es celulosa. Biomasa y energías renovables La puesta en marcha de esta planta de compostaje no es el único paso que han dado los ganaderos para avanzar en sostenibilidad y economía circular. En la propia explotación de Jaume Bernis se han introducido las energías renovables y la biomasa, al igual que está sucediendo en el resto de granjas de esta zona. "Aparte de la inversión en los purines, en mi explotación de porcino también he invertido en calefacción para las parideras y la zona de destete con calderas de biomasa que emplean astillas de los bosques. Con esto conseguimos rebajar las emisiones de CO2 y aprovechar la limpieza de los bosques de Cataluña, ya que es de donde sale la astilla para este tipo de caldera. He pasado de dos calderas -una de gasoil y otra de hueso de oliva-, a tener solo una con la astilla de bosque. De un año para otro (de septiembre a septiembre), el ahorro ha sido de casi 16.000 euros, además de lograr una reducción de emisiones de CO2 de 32 Tg al año". Aparte de esta iniciativa, con la que a su vez se ahonda en la economía circular, se han instalado placas fotovoltaicas en las naves de gestación para generar energía de autoconsumo. La instalación fotovoltaica de 60 kilovatios, que se concluyó en febrero, "ayuda a reducir el coste energético de la explotación", explica Jaume Bernis. Por ejemplo, en esta granja, se ha pasado de pagar entre 2.800 y 3.000 euros mensuales en junio, julio y agosto a 1.600 euros mensuales. "Es un ahorro del 50%. Es una inversión a corto plazo. Muchos ganaderos de la zona ya tienen proyectos para colocar placas en el verano. El autoconsumo es una oportunidad que tenemos que aprovechar". Con la instalación fotovoltaica se ha logrado reducir 72 Tg de CO2 al año. De este modo, con la caldera y las placas solares se reducen 104 Tg de CO2 al año. Estos pasos también los están dando el resto de productores de la zona "en la línea que nos marca Europa, contribuyendo a bajar emisiones y en favor de la sostenibilidad" de la ganadería, que supone entre el 8% y el 10% de las emisiones de CO2 y "no es justo que nos atribuyan más al sector". "En contra de muchas opiniones y discursos que critican a los ganaderos, hay productores que trabajamos en una línea diferente y de acuerdo con lo que marca la Unión Europea, contribuyendo a la sostenibilidad medioambiental y de las masas forestales porque es importante limpiar los bosques porque estas masas forestales, lo que muchas veces hacen es ocasionarnos algún incendio", concluye Jaume Bernis. Descárguese la última revista de Agro Relacionados La inteligencia artificial llega al sector porcino para mejorar el bienestar animal El porcino ibérico resiste al cierre de la hostelería y mira de nuevo al exterior Grupo Costa invierte 7 millones en una nueva granja de porcino en Teruel