Cuarenta años de la D. O. Somontano: una historia de éxito que transformó el territorio
Cuarenta años de la D. O. Somontano: una historia de éxito que transformó el territorio
La Denominación de Origen Somontano está de aniversario. Han pasado 40 años desde aquel 30 de octubre de 1986 en la que los vinos elaborados a los pies de los Pirineos conseguían la marca que atestigua su calidad diferenciada y ligada a las características del territorio
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La Denominación de Origen Somontano brinda por su 40 aniversario.
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Han pasado cuatro décadas desde que los vinos que se elaboran en en el Somontano consiguieron el sello de calidad como denominación de origen protegida, que tomó el nombre de dicha comarca y que significa 'a los pies de la montaña'. Era la tercera denominación de origen vitivinícola de la Comunidad aragonesa (ya la tenían Cariñena y Campo de Borja) y la primera que se afincaba en tierras altoaragonesas.
Cuarenta años después, esta denominación de origen ha crecido en superficie cultivada, en número de bodegas, en referencias, en ventas y en mercados, donde los caldos oscenses cuentan con reconocida reputación. Una historia de éxito que ha salpicado a todo el territorio, en cuya transformación han tenido mucho que ver los viticultores y las elaboradoras que llevan el nombre de la calidad oscense a las mesas de todo el mundo.
"Si mi padre viera que ahora se visitan bodegas no se lo creería". Habla Flor Fábregas, quien ha sido enóloga de Bodegas Fábregas, una de las cinco empresas que contribuyeron a la creación hace cuarenta años de la Denominación de Origen Protegida Somontano. Las otras cinco fueron Bodegas Lalanne, en el límite geográfico entre Barbastro, Salas Bajas y Castillazuelo; Osca, en Ponzano; Monclús en Radiquero y la Cooperativa Somontano de Sobrarbe, la de mayor peso entonces y que acaba de cumplir seis décadas. De la Cooperativa nacería 30 años después Bodega Pirineos, una de las locomotoras de la única denominación de origen altoaragonesa junto a Enate y Viñas del Vero.
Viñedos de la Denominación de Origen Somontano, custodiados por el Pirineo oscense.
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La frase con la que Flor Fábregas sintetiza el devenir del sector vitivinícola en las últimas cuatro décadas clarifica en qué se ha convertido el sector del vino en el territorio. "Hemos pasado de ser un alimento, una bebida, a un producto cultural", comenta su hijo, Gonzalo Alcalde, enólogo desde 2009 y quinta generación de la empresa familiar registrada en el Ayuntamiento en 1883. Flor y Gonzalo se encuentran acondicionando la bodega estos días para acoger una boda. Y ese es otro detalle que ilustra perfectamente el tránsito realizado por estas tradicionales empresas, que han compaginado la agroalimentación con el enoturismo. "Pasar del vino en garrafa o toneles a botella fue un cambio que costó, pero ese mundo iba en declive. Fue un cambio de negocio total, pero necesario y muy bueno no solo para el mundo del vino sino para Barbastro y toda la comarca. Un cambio de espíritu y comercial. De ser una zona de servicio a ser turística", comenta Flor.
El actual presidente de la D. O. Somontano , Francisco Berroy, cuenta otra anécdota de su etapa como secretario a mediados de los 90 del pasado año: "Pregunté que cuándo la D. O. estaría consolidada. Entonces vendíamos 400.000 botellas. Me respondieron que cuando vendiéramos 4 millones". Hoy la denominación oscense vende alrededor de 16 millones de botellas de vino a más de 45 países, el 80% en España y un porcentaje importante en el canal Horeca, y ha sabido atraer a inversores nacionales para emprender en el territorio, donde junto a iniciativas tradicionales y de corte familiar suman 27 bodegas (se llegó a la treintena).
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En cifras la actual D. O. Somontano cuenta con alrededor de 4.000 hectáreas de viñedo, donde se cultivan 15 variedades de uva, algunas autóctonas, como moristel o alcañón, y otras tan preciadas como las francesas merlot, cabernet sauvignong, riesling o sirah, fruto de la crisis de la filoxera de finales del siglo XIX y que vinieron de la mano de Bodega Lalanne, que mantiene el concepto de chateau propio de su burdeos originario. Y Somontano se ha convertido en una de las marcas de mayor prestigio y asociada a calidad en toda España y buena parte del extranjero.
Pero hasta llegar a este punto ha habido que trabajar mucho y creer en un proyecto común que ha cambiado la fisonomía de la geografía de la comarca y también su economía.
El Consejo Regulador aprueba su reglamento el 30 de octubre de 1984, cristalizando la necesidad del sector de reconvertir, con el apoyo del Gobierno de Aragón, el vetusto modelo de negocio, condenado a su extinción.
Un funcionario público, Mariano Sanagustín, fue el primer presidente del Consejo Rector quien sentó las bases administrativas. A los cuatro años ya le sucedería un hombre del terruño, Luis Miguel Subías, profesor de Matemáticas, y que fue elegido por la Cooperativa Somontano de Sobrarbe -entonces la principal empresa del sector- para ser su presidente y candidato a la presidencia del Consejo Regulador. "El cambio es muy positivo e indescriptible con cerca de una treintena de bodegas y su inversión, aunque es cierto que a los viticultores les podría haber ido mejor y ahora tenemos el problema del relevo generacional, faltan agricultores en los pueblos. Por otro lado, hay mucho personal cualificado en torno al vino que antes no había", señala.
A Subías le sucedería en 1992 el añorado Mariano Beroz, que vivió la época dorada con la llegada de grandes proyectos como Enate, Laus, Olvena o el actual Sommos y la consolidación de Bodega Pirineos -surgida de la Cooperativa- o Viñas del Vero, así como la proliferación de pequeñas bodegas familiares.
Después vendría el mandato de cuatro años de Raquel Latre , que dará el relevo a Francisco Berroy , que ha sido secretario gerente de la entidad durante tres décadas. El actual presidente llegó a la denominación en 1994 en el mandato de Mariano Beroz y con la presencia de siete bodegas (a las cinco iniciales se añadieron Enate y Viñas del Vero). En esa etapa se adquiere el ruinoso Hospital de San Julián, reformado por el IAF como sede del Consejo Regulador, Espacio del Vino, sala de catas y aula formativa y restaurante.
Por entonces la D. O. contaba con 1.800 hectáreas hasta que llegó el 'boom' del vino Somontano y se adquirieron derechos de plantación en Borja, Cariñena y Calatayud hasta llegar a las 5.000 hectáreas. "Se plantó en exceso y llegó la crisis de 2008. Nosotros no fuimos una excepción y se fueron arrancando viñas hasta llegar a las 3.900 hectáreas, que es lo que necesitamos. Somos una de las denominaciones de España más equilibrada entre lo que producimos y vendemos", señala Berroy.
El actual presidente se responde a la pregunta de juventud que hizo al Consejo Regulador: "Somos una D. O. madura, con un peso en el mercado y que con las actuales regulaciones no creceremos en volumen, sino en valor. Nuestro futuro es apostar por la calidad del vino. Ahora se bebe menos vinos, pero bueno y tenemos que ser marca premium". Y entre las claves del éxito de esta historia no tiene dudas: "Todos han creído en la marca paraguas Somontano, aquí todos vamos a una y eso no pasa en otras denominaciones".
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