El campo aragonés está en época de plena producción. Pero en las comarcas con mayor número de fincas de frutales, como Valdejalón y el Bajo Cinca, escasea la mano de obra. Y ello precisamente en un momento en el que coinciden varias cosechas y distintas tareas agrícolas, como el aclareo de los árboles.
«Se han juntado varios factores que explican la escasez de personal», explicó Óscar Moret, responsable de fruta de la Unión de Agricultores y Ganaderos (UAGA) en la provincia de Huesca.
Por un lado, señala, los fruticultores han contratado las plantillas con un número «ajustado» de temporeros debido a las incertidumbres sobre la campaña. Por otro, a causa de la reactivación de la economía, y de la construcción en particular, el colectivo de personas que se dedican a tareas agrícolas de forma temporal ha disminuido significativamente.
Así es como la fuerza laboral se ha reducido justo cuando, ante la brusca llegada del calor, se ha acelerado el proceso de maduración de los frutos y resulta urgente cosecharlos cuanto antes para que lleguen en óptimas condiciones a los puntos de venta. La situación ha sido especialmente difícil con la cereza, que ha requerido muchas manos en un periodo muy corto de tiempo.
MAYOR EXTENSIÓN / «Hay que tener en cuenta que las tierras dedicadas al cultivo de la cereza se han ido extendiendo estos últimos años», señaló Moret, que dijo que se producen puntas de producción en las que «no hay gente para todo».
En verano, la recogida de fruta en el campo aragonés puede requerir hasta 8.000 trabajadores al mes, según fuentes de la patronal del sector, que precisan que esta cifra se refiere solo a las zonas frutícolas más asentadas, como el Bajo Aragón zaragozano, el Bajo Cinca, Valdejalón y la Comunidad de Calatayud.
Pero, desde hace tres o cuatro años, todas las temporadas se registra un déficit de mano de obra que se sitúa entre el 10% y el 20%. La escasez empieza en mayo y se prolonga hasta octubre, pero se deja sentir más en los periodos en que coinciden varias cosechas.
Es decir, en los meses veraniegos, que es también cuando se incrementa de forma notable la demanda de trabajadores en el sector turístico, que viene a ser otro competidor en la captación de fuerza laboral.
«El trabajo temporal en la agricultura no se adapta bien a aquellas personas que buscan una estabilidad prolongada, pero sí a aquellas otras que optan por trabajos temporales porque así, al final del contrato, pueden regresar a su país o dedicarse a otra actividad que empieza cuando declina el trabajo en la agricultura», apunta Moret.
Claro que lo normal es que, pasado el periodo de mayor actividad, siempre se quede un número fijo de trabajadores para el mantenimiento continuado de los árboles, que requieren cuidados a lo largo de todo el año.
Así, no es raro que una propiedad mediana que requiera 12 temporeros en las fechas de mayor producción se quede solo con tres, por poner un ejemplo, en cuanto llega el otoño.
MOVILIZACIONES / El resto de los trabajadores no ingresa en las filas del paro necesariamente. Tras desplazarse a la vendimia en las zonas vinícolas de España, muchos se mueven a Valencia para participar en la cosecha de los cítricos, para bajar de ahí a la provincia de Jaén a coger aceitunas durante el invierno.
La actual temporada empezó bajo el signo de la protesta en Aragón. Los sindicatos UGT y CCOO se movilizaron para exigir que los propietarios de fincas pagaran lo estipulado en los convenios del sector, que marcan 6,20 euros la hora. Estas afirmaciones fueron negadas por la patronal del sector, que aseguró que en Aragón se cumple de forma generalizada todo lo estipulado por la normativa laboral en cuanto a salarios y condiciones.