Lograban en 2024 una facturación conjunta de 1.388 millones de euros, lo que supone un incremento del 12,2 por ciento respecto al año anterior y un crecimiento acumulado del 48,7 por ciento desde 2020. El cooperativismo agroalimentario extremeño, del que viven más de 40.000 familias en la región, crece casi un 50 por ciento en cuatro años y refuerza su impacto en el medio rural. Con ello, las cooperativas agroalimentarias se consolidan como motor del agro extremeño e impulsan su futuro con rentabilidad, empleo y sostenibilidad Extremadura refuerza su posición como una de las regiones con mayor impulso cooperativo en el ámbito agroalimentario. Así lo reflejan los datos hechos públicos por Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura durante la celebración de su asamblea anual, que ha reunido a sus cooperativas asociadas en Mérida para dar cuenta de la gestión realizada durante el año 2024 y plantear los proyectos de futuro. Esos datos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura indican que sus cooperativas asociadas han logrado en 2024 una facturación conjunta de 1.388 millones de euros, lo que supone un incremento del 12,2 por ciento respecto al año anterior y un crecimiento acumulado del 48,7 por ciento desde 2020. "Estas cifras reflejan no sólo la capacidad de adaptación del sector ante un entorno desafiante marcado por la inflación de costes, la sequía o la inestabilidad de los mercados internacionales, sino también la evolución constante hacia un modelo cooperativo más profesional, eficiente y competitivo, con un compromiso firme con el desarrollo sostenible y el arraigo rural", ha explicado el presidente de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, Ángel Pacheco. En la actualidad, las cooperativas agroalimentarias extremeñas aglutinadas en la federación representan a más de 37.000 personas socias, profesionales de la agricultura y la ganadería, y generan cerca de 3.000 empleos directos en toda la región. Esto se traduce en un tejido socioeconómico que sostiene a más de 40.000 familias extremeñas, muchas de ellas en zonas rurales amenazadas por la despoblación. "El cooperativismo no es sólo una forma de producir o comercializar. Es un modelo de vida que garantiza la estabilidad de miles de familias y fortalece la estructura económica del medio rural de nuestra región", ha señalado Ángel Pacheco, quien ha indicado que "las cooperativas son empresas con alma, con raíces". "Y eso se nota en cómo generamos valor y lo revertimos en nuestro territorio", añade. Además, el 5,2 por ciento del PIB regional está ligado directamente a la actividad de las cooperativas agroalimentarias, lo que las sitúa como uno de los principales motores de la economía extremeña. Unos datos que, en opinión de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, deben valorarse no sólo desde la perspectiva cuantitativa, sino también por su capacidad de cohesión territorial, sostenibilidad ambiental y fortalecimiento del tejido productivo.