Envía tus consultas a comer@lavanguardia.es. Nuestro sumiller, Ferran Centelles, atenderá y resolverá todas tus dudas. ¿A qué estás esperando?
1.
Ferran, ¿cómo va afectar el cambio climático al vino?"
Andrés Mota
En este consultorio respondo unas tres o cuatro preguntas en cada entrega. Sin embargo, en esta me tengo que detener, es un tema delicado y merece gran atención.
Las elevadas temperaturas que se han vivido en los últimos días han provocado que todos volvamos a percibir las consecuencias del cambio climático y, en especial, el calentamiento global. Las imágenes recibidas del Priorat han sido crudas, muchas hojas y uvas totalmente secas, quemadas, han dejado una estampa muy triste y han reducido la producción entre un 30 y un 50%. Las vides han colapsado.
Pero, vayamos por partes. Para definir qué es el cambio climático utilizaré la explicación de la ONU y de su Subsecretaría del Cambio Climático . Este se define como una modificación del sistema climático que impacta en el medio ambiente, a nivel social y económico, sobre el ecosistema en el mundo. El fenómeno se debe a la intensa actividad humana y la generación de residuos, combustión del petróleo, desforestación y la generación de gases de efecto invernadero como el CO2, que no dejan disipar la radiación absorbida por la tierra.
El calentamiento global y el colapso ecológico son un problema integral que requieren de la atención de todos los habitantes de la tierra. En la actualidad somos 7,53 miles de millones, en la década de los sesenta la tierra estaba habitada por la mitad de personas. Otro punto crítico de este problema real.
Tomo prestadas las palabras de Yuval Noah Harari, el célebre autor del best seller Sapiens , que comenta: «Durante miles de años el Homo sapiens se ha comportado como un asesino ecológico en serie; ahora está transformándose en un asesino ecológico en masa». Preferiría no parecer alarmista, pero estamos cerca del punto de no retorno y no hay manera de llegar a acuerdos políticos globales; las emisiones de CO2 no paran de aumentar.
Además, es una cuestión que no entiende de banderas, ni de riqueza económica, ni de clases. El planeta es un bien común de todos y todas; si el vecino insiste en negar el tema y seguir la línea de comportamiento que nos ha llevado al límite, las consecuencias serán generales.
Volviendo a la pregunta, y por suerte para este consultorio, en España contamos con uno de los grandes expertos en cambio climático y vino: Pancho Campo . Este ex deportista de élite tiene una creatividad y energía desbordantes. En la actualidad organiza eventos de máximo nivel a través de Chrand Marketing Events (desde la copa Davis hasta conciertos de Pink Floyd). Además, organiza la Conferencia Mundial de Cambio Climático y Vino (con participación de Al Gore y Kofi Annan) y expone sobre el tema desde 2005. No en vano, la tesis que lo dotó con el prestigioso título de Master of Wine se titulaba: Implicaciones del cambio climático en viticultura.
Los comentarios que siguen están inspirados en nuestra conversación:
La primera y más directa pregunta que le hago es, ¿qué podemos hacer? Pancho comenta que en la última conferencia en Oporto a la que asistieron más de 700 personas se presentó el Oporto Protocol, un compromiso moral de reducción de gases invernadero al que cualquier compañía se puede adherir y que además sirve para compartir información e investigaciones entre sus miembros.
El cambio climático aún no ha sido perjudicial para todos, algunas regiones se han beneficiado de esta transformación del planeta . Por ejemplo, el sur de Inglaterra, donde anteriormente la viticultura de calidad era una quimera, actualmente produce unos magníficos vinos espumosos a base de pinot noir y chardonnay. Pero, el problema es que esta inestabilidad no va a parar, e incluso zonas como Inglaterra podrán sufrir las duras consecuencias.
La situación en España es preocupante aunque en las zonas de secado, de manera natural, la planta está más adaptada a climas extremos . Pero, en el momento en que la temperatura media aumente 2ºC más, en algunas regiones será casi imposible cultivar uva vinífera. La escala climática más utilizada en vino es la de Winkler, la mayor parte de la península ibérica se encuentra en la escala IV de Winkler; si como dicen las predicciones se llega a V, se tocaría un rango no adecuado para el viñedo de calidad.
No sólo existe un efecto de aumento de temperaturas, también percibimos un desorden climático. Llueve cuando no debería, se experimentan primaveras muy secas (en primavera es cuando la planta está creciendo y tiene más necesidades hídricas), granizos inesperados que destrozan viñedos (algunas bodegas como Taylor's han experimentado lanzando nitrato de plata para evitar tormentas de granizo), excesiva humedad en épocas de crecimiento vegetativo . Todo ello genera que las enfermedades también cambien, muten y se desplacen. Por ejemplo, en estados unidos la enfermedad de Pierce's, una bacteria transportada por una chicharra, se ha trasladado desde el sur del país hasta las zonas vitícolas más relevantes: Napa y Sonoma.
Además, los recursos hídricos también se encuentran en una situación preocupante. Recuerdo la célebre frase del profesor de enología Joan Milà: «Para hacer un buen vino se necesita mucha agua». En referencia a los tres o cuatro litros necesarios por botella de vino. Y el agua, todos lo sabemos, es un bien limitado y escaso.
Según Pancho, hay dos maneras de combatir estos efectos en viticultura. Por mitigación: una táctica cortoplacista, que aplica técnicas en viticultura como dejar más hojas de lo habitual para sombrear los racimos, orientar las nuevas plantaciones para que les reciban menos sol o usar clones que requieran menos agua. Pero también, y mucho más importante, se trata de practicar una adaptación y trabajar en todos los sentidos que pueden reducir las emisiones y mitigar el colapso ecológico: reciclar, rehusar y apostar por energías renovables.
La civilización actual se organiza en sociedades modernas , pero éstas presentan cuatro barreras o puntos de vista que dificultan las acciones efectivas para contrarrestar el cambio climático. Levantar todas las barreras a la vez sería un acto de generosidad muy superior a la capacidad del Homo sapiens . Ojalá me equivoque.
Primero de todo: los intereses políticos. Algunos dirigentes miran para otro lado y no creen o simulan no creer que el cambio climático exista. Las cumbres que intentan acordar políticas comunes contra el cambio climático se cuentan por fracasos. Segundo: los intereses económicos. La lucha contra el cambio climático requiere de inversión o desaceleración económica, y pocas sociedades están dispuestas a ello por un bien común. El Homo sapiens es un animal materialista y comodón. Tercero: para revertir la situación, algunas actividades económicas deberían cesar o disminuir su ritmo, lo que implicaría un problema social pues se perderían puestos de trabajo.
Finalmente: el complejo consenso científico . Por ejemplo, hace unos años se comentaba que al llegar a 400 ppm (partes por millón) de CO2 en la atmósfera, la vida sería impracticable y la Tierra colapsaría. Sin embargo, en la actualidad esta medición se sitúa en 420 ppm y aún seguimos vivos. Aún así, y en mi opinión, la negación de los resultados científicos es una irracionalidad que debe cesar. Existe la corriente negacionista, que esgrime que el cambio climático siempre ha existido y que la Tierra ha visto pasar seis glaciaciones. Sería bueno recordar a estos incrédulos que ninguna de estas glaciaciones ha ocurrido con civilizaciones organizadas como la del presente y que es responsabilidad únicamente de las personas que la aceleración de los hechos sea palpable.
Además, este consultorio no estaría completo sin hablar de una empresa vinícola líder en combatir el cambio climático: Bodegas Torres. Converso con Mireia Torres para saber qué acciones se están llevando a cabo en esta lucha.
Primero de todo, Mireia destaca que las previsiones para España no son buenas, con una predicción de aumento de entre 2 y 6ºC a finales del siglo XXI. Destaca, además, los trabajos de investigación que se están llevando a cabo desde la Plataforma Tecnológica del Vino o el cluster de innovación del vino Innovi. Pero en su opinión, todavía queda trabajo por hacer si queremos estar al nivel de los investigadores de Estados unidos y Australia, los líderes en investigación vitícola y cambio climático.
Desde mi punto de vista, lo más destacable y loable de Bodegas Torres es el compromiso por reducir las emisiones de CO2 en un 30% durante el período comprendido entre 2008 y 2030. La empresa está llevando a cabo un exigente proceso interno para reducir el consumo energético (sobre todo de combustibles fósiles), apostar por las energías renovables y ayudar a sus proveedores a hacer lo propio.
Otro de los puntos controvertidos apuntados por Mireia está el uso del vidrio ; cualquier vino de calidad se vale de este material para el envase. Los consumidores nos quedamos tranquilos pues tras consumir el vino llevamos la botella al contendor de reciclaje. Sin embargo, para producir y reutilizar el vidrio es necesaria mucha energía y su producción emite gran cantidad de gases contaminantes. El problema se intensifica si el productor decide utilizar botellas muy pesadas, que aunque dan una imagen prestigiosa al vino, son totalmente contraproducentes para el planeta.
A nivel vitícola, en Torres están trabajando con diversas técnicas, algunas de ellas comentadas con anterioridad, que reducen la incidencia de las altas temperaturas: uso de porta injertos más resistentes, orientación de las nuevas plantaciones con mayor sombreo , trabajo con la vegetación y la conducción para proteger a la uva del sol directo, plantaciones en altitud (cada 100 m la temperatura se reduce 0,7ºC). El perfeccionamiento del riego por goteo, la captación de agua de lluvia y una mejor comprensión de las necesidades hídricas de la planta, son otras de las líneas de trabajo. A nivel enológico también se puede reducir el alcohol en busca de un mejor equilibrio con columnas de desalcoholización u Osmosis, pero estas técnicas son consideradas muy intervencionistas.
Otro de los organismos preocupados por el impacto del Climate Change es la O.I.V. (Organización Internacional del Vino), que ofrece su apoyo a través de un método de cálculo y control de emisiones de CO2 enfocado para bodegas.
¿Qué podemos hacer? La verdad, se me hace difícil dar una respuesta, pero escuchar a la ciencia, desarrollar tecnologías más eficientes , hacer pedagogía del uso de los recursos de manera responsable, votar políticas ecológicas y no quedarnos inmóviles cuando una nueva cumbre sobre el cambio climático fracasa, serían acciones que deberían implementarse de inmediato.
Pero, sobretodo, no evitar la responsabilidad individual, personal en el momento de gestionar los residuos, los recursos y la energía. Para terminar otro aspecto a mejorar del Homo sapiens : no culpar a los demás sin mirarse a uno mismo