Carlos Villar, CEO de Protos. CEDIDA
Bodegas Protos, la tradición hecha vanguardia
Su amplia presencia en la región la convierte en una de las marcas vitivinícolas más consumidas por los extremeños
Domingo, 9 de julio 2023, 08:45
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Bodegas Protos es una empresa vitivinícola situada en el municipio vallisoletano de Peñafiel, cuna de la Ribera del Duero, que ha conseguido mantener la tradición intacta en sus casi 100 años de historia, a la vez que ha sabido expandirse y apostar por la vanguardia en el sector.
A pesar de no ser una marca propiamente extremeña, lo cierto es que sus caldos gozan de una amplia presencia en la región y perdurable en el tiempo. «El tipo de vinos que hacemos gusta mucho en Extremadura. Somos una marca con mucha trayectoria, que nos ha permitido crear esa confianza en el cliente extremeño», sostiene Carlos Villar, director general de Bodegas Protos. Carlos Villar define los vinos que producen en sus bodegas de la Ribera del Duero como «estructurados, con buena concentración, color y elegantes», unas características que los hacen combinar a la perfección con productos típicos de la gastronomía extremeña.
Más allá de sus virtudes como marca, el director general apunta a que son sus distribuidores los principales responsables de que su presencia en la región «permanezca intacta». Se refiere así al Grupo Barrero, en el caso de la capital pacense. «La familia Barrero ha sido siempre una gran embajadora de nuestra marca, caracterizada por su cercanía con el cliente, su profesionalidad y por ser unas personas excepcionales», asegura. El 70 % de los Protos que se consumen en Extremadura son los vinos de entrada. Carlos Villar destaca el Roble, tanto para copeo como para restaurante, y también se inclina por el Protos Verdejo, su vino blanco de Rueda, que está siendo todo un éxito en la región. El 30 % restante del consumo en nuestra comunidad se corresponde con vinos más premium como el Crianza o el Protos 27.
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Imagen aérea de Bodegas Protos. CEDIDA
Si hay algún producto al que se resisten los clientes extremeños son los vinos rosados. El responsable de la bodega vallisoletana apunta a que la explicación a esta resistencia de consumo se puede encontrar en la inexistente cultura de vinos rosados en la zona. «Donde más comercializamos este producto es en lugares de costa con mucho turismo internacional», explica, y añade que «en Extremadura está costando algo más introducirlo pero creo que, tarde o temprano, lo conseguiremos».
El verano es una época idónea para disfrutar de una buena copa de vino en compañía de amigos y/o familiares. Pero también en soledad con nosotros mismos. Para combatir el calor extremeño, Carlos Villar recomienda el Protos Verdejo o el Aire de Protos, su rosado más provenzal. A la hora de la comida nos invita a descorchar una botella de su variedad de vino tinto Protos 9 meses o de un Crianza. Para un trago largo en solitario y un consumo más hedonista, el experto nos sugiere su gama más exclusiva: el Protos Selección Grajo Viejo para disfrutar de cada sorbo.
Sobre Bodegas Protos
Bodegas Protos fue fundada en 1927 con la unión de 11 viticultores liberales de la zona, que poseían la formación adecuada para poner en marcha un proyecto basado en la calidad y en la marca. No solo tuvieron en cuenta el tema cualitativo ya que, según narra Carlos Villar, «buscaron reconocimientos hasta dar con la primera medalla de oro de su historia y de sus vinos». En la década de los años 60 comenzaron a rascar en la ladera de la montaña en la que se encuentra el Castillo de Peñafiel. Allí consiguieron lo que ahora es su bodega de crianza, con más de dos kilómetros de galerías subterráneas para criar vinos en barricas. Desde su fundación en 1927, apostaron por la marca Ribera Duero, (primer nombre de la bodega y de uno de sus vinos: Bodega Ribera Duero) registrándola y siendo poseedores de esta. A principios de los años 80, en un gesto altruista por el bien común, autorizaron a que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen tomara este nombre. En 1986, con el gran boom de la Ribera del Duero, comenzaron a elaborar también con uva procedente de viñedos de la zona de Anguix, provincia de Burgos.
Fiel a sus raíces, pero apostando por mantenerse a la vanguardia del sector, Protos decide en 2008 construir una nueva bodega en Peñafiel. Fue diseñada por el prestigioso arquitecto Richard Rogers, premio Priztker de arquitectura en 2007. El fin de la construcción de estas nuevas instalaciones fue el de «hacer mejores vinos, pero también estar a la vanguardia en bodegas», explica Carlos Villar.
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Protos Verdejo. CEDIDA
En la década de los 2000 Protos se desplaza hasta la zona de Rueda porque en Ribera del Duero no se podía llevar a cabo la producción de vino blanco. «Tuvimos que decidir entre Rías Baixas y Rueda. Finalmente apostamos por esta última zona y estamos muy contentos de esta decisión porque es uno de los hitos importantes de nuestra historia y del desarrollo importante de nuestra bodega», recuerda el director general. Precisamente, uno de sus vinos blancos, Protos Verdejo, ha sido elegido mejor vino joven de España por la Guía Vinos Gourmets.
Los últimos diez años de historia le han servido a Protos para conseguir la consolidación de su marca a nivel internacional y una gran inversión en viñedos e instalaciones, además de lo último en cubillas para hacer vinos rosados. Carlos Villar acentúa el carácter «claramente inversor» de su bodega «que no para y mira siempre al futuro para crear cada vez mejores productos».
En la búsqueda de esta mejora se encuentra el desarrollo del enoturismo en sus bodegas, ante la demanda latente del consumidor final de conocer de primera mano sus instalaciones. La tradición de sus cuevas subterráneas y la modernidad de la nueva bodega han hecho que hayan pasado de las 12.000 visitas anuales en 2009 a las 40.000 en los últimos años. Toda esta experiencia se puede también complementar con la gastronomía de la zona, gracias a la apertura de un restaurante propio hace apenas unos meses: el Ágora de Protos.
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Interior de las bodegas durante una visita de enoturismo. CEDIDA
Su reto por la internacionalización y su trabajo constante les ha llevado a estar dos veces consecutivas en la lista de las 50 bodegas más admiradas del mundo, en la que tan solo se encuentran ocho marcas españolas y dos de Ribera del Duero. «Cada reconocimiento es un espaldarazo a nuestro trabajo de años picando piedra y de lo que más orgullo me siento», confiesa Carlos Villar.
A esta bodega castellano leonesa le preocupa mucho el cambio climático y las consecuencias que pueda tener en sus cosechas y producción. Es por eso por lo que están trabajando en un proyecto de plantación de viñedos en altura (algunos de ellos a más de mil metros) en la zona más oriental de la Ribera del Duero, en Soria. «Con este proyecto queremos disponer de unos viñedos y de una bodega futura para que cuando vengan años más secos y menos lluviosos podamos usar esta zona más fresca, de maduraciones lentas y de más calidad, y cuando vengan años más normales usar los viñedos de Peñafiel. De esta forma vamos a ser los únicos en tener bodegas y viñedos en las tres provincias que recorren la Ribera del Duero, algo que nos dará una ventaja competitiva para poder seguir elaborando buenos vinos, independientemente del capricho de la climatología», concluye Carlos Villar.
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