Zarra celebra con éxito el Mercado de la Cereza 2025, su fruto más emblemático y motor contra la despoblación
ELPERIODIC.COM - 02/07/2025
MÁS FOTOS
Los días 7 y 8 de junio, Zarra volvió a llenar sus calles de sabor, tradición y comunidad con la celebración del Mercado de la Cereza, una cita anual que reivindica no solo un producto autóctono, sino también el compromiso del municipio por mantener viva su identidad y frenar la despoblación rural.
Este evento, ya consolidado en el calendario local, se adapta cada año al ciclo natural de maduración de la cereza, lo que convierte la fecha en una celebración que nace directamente de la tierra y el trabajo de los agricultores. La de Zarra, cultivada en fincas que han pasado de generación en generación, es mucho más que una fruta: es el alma agrícola de un pueblo que conserva con orgullo sus raíces.
Los productores locales, muchos de ellos segunda generación, trabajan con dedicación en unos bancales únicos, beneficiados por un clima y unas condiciones geográficas excepcionales que no se reproducen igual en otros municipios de la comarca del Valle de Ayora. Esta combinación da lugar a una cereza de calidad extraordinaria, reconocida y valorada más allá de su territorio.
A pesar de que la campaña 2025 se ha visto condicionada por las lluvias de junio, los agricultores destacan que la fruta ha llegado en muy buenas condiciones, gracias al clima favorable que caracteriza a la zona. Como señalaba María Rosa, una de las productoras y vecina, "la campaña ha sido muy positiva; el clima de Zarra marca la diferencia en cantidad y calidad".
Balance
El balance por parajes muestra una recuperación parcial de la producción, especialmente significativa tras dos años consecutivos -2022 y 2023- sin cosecha debido a condiciones climáticas adversas. Este 2025, la zona de Calicanto, con 150 cerezos, ha conseguido el 100% de la producción; en la Arboleda, con 225 árboles, se ha recogido un 50% del total; mientras que en la finca FAO, con 200 cerezos, apenas se ha alcanzado el 20%. En Rentón, donde hay unos 50 árboles, la campaña no ha dado fruto alguno. Una de las productoras de Zarra, implicada en varias de estas zonas subraya que, después de dos años sin recoger nada, ha sido un alivio volver a llenar las cestas, "aunque la producción aún está lejos de ser plena en algunas fincas".
La alta demanda superó con creces la oferta, lo que evidencia la importancia del mercado como escaparate y motor económico local. Productores como "El Pajarero", Vicente Rubio, María Rosa y su hermano -quienes también regentan la carnicería del pueblo-, Nelo y pequeños agricultores como Marujín, que cultiva unos pocos cerezos para consumo propio, agotaron su género durante la primera jornada.
Pero el Mercado de la Cereza va más allá de la venta: es una oportunidad para reforzar los lazos entre vecinos, compartir experiencias y mantener viva la cultura agrícola que tanto caracteriza a la localidad. Como destacó el alcalde Raúl Martínez, "este mercado no solo pone en valor nuestro producto más representativo, sino que también contribuye a hacer pueblo, a fortalecer nuestra comunidad y a luchar contra la despoblación, generando esperanza y oportunidades para las nuevas generaciones".
Tras la resaca del éxito del fin de semana, productores y Ayuntamiento han hecho balance. Los primeros coinciden en la necesidad de seguir cuidando los campos y apostando por el relevo generacional, especialmente en un contexto de producciones irregulares marcadas por el cambio climático. "Es importante que esta alegría puntual se convierta en un impulso continuado", apuntan algunos de ellos.
También el alcalde Raúl Martínez ha valorado de forma positiva esta edición: "Hemos conseguido que Zarra suene más allá de nuestras fronteras, pero lo más importante es que nuestros vecinos se han sentido parte de algo colectivo. Esa es la mejor herramienta que tenemos contra la despoblación: comunidad, raíces y orgullo".
Con una afluencia destacada y un ambiente festivo, Zarra cierra esta edición con la satisfacción de haber reforzado su identidad y con la ilusión de seguir celebrando, año tras año, el fruto que representa su historia y su futuro.