El broche final del itinerario lo marca un pueblo medieval que esconde bajo sus aguas el lago glaciar más grande de Europa Imagínate recorrer un paisaje donde cada curva es una postal , cada pueblo una reliquia de tiempos pasados, y cada parada una excusa para saborear los secretos gastronómicos mejor guardados de Castilla y León . Así es la ruta motera que arranca en la histórica Ciudad Rodrigo (Salamanca) y te lleva hasta la majestuosa Puebla de Sanabria (Zamora), atravesando una tierra que parece haber sido diseñada para el disfrute sobre dos ruedas. Un recorrido de 345 kilómetros se despliega como un verdadero Dakar ibérico , solo que en lugar de dunas, los protagonistas son castillos medievales, viñedos centenarios y un sinfín de rincones cargados de encanto. La ruta atraviesa el corazón de las provincias de Salamanca y Zamora , mostrando paisajes tan variados como impresionantes. Los castillos medievales, los viñedos que se aferran a las laderas y los pueblos de piedra te susurran historias al oído mientras el viento acompaña el rugir de tu moto. La primera parada se hace en Ciudad Rodrigo, una ciudad amurallada con un castillo convertido en Parador , que ofrece una primera dosis de historia antes de lanzarse a las carreteras serpenteantes que hablan de un pasado de nobles y caballeros. El camino se retuerce entre curvas que descienden y suben por los Arribes del Duero, un paraíso natural donde el río esculpe cañones profundos y los miradores te regalan vistas que quitan el aliento. Aquí, la frontera entre España y Portugal se diluye, y la sensación de libertad es tan grande como el paisaje que te rodea. Parar en Fermoselle , ese pequeño pueblo de alma fronteriza , es obligatorio. Entre callejones angostos y viñedos centenarios, el aroma de los vinos de la región te invita a dejar la moto por un momento y disfrutar de una copa en alguna bodega familiar. Pero esto solo es el principio. A medida que avanzas, los pequeños pueblos que salpican la ruta , como San Felices de los Gallegos , Lumbrales o Hinojosa de Duero, se suceden uno tras otro, parecen haberse detenido en el tiempo. Los castillos que vigilan desde lo alto de las colinas y las casas de piedra parecen emerger de las páginas de un libro medieval. ¿Y qué decir de la gastronomía? En estas tierras, no hay un bocado que no tenga una historia detrás : el queso de oveja, el cordero en salsa de almendras , o la ternera braseada te recuerdan que en cada parada, hay algo digno de saborear. Ya en territorio zamorano, el trayecto toma un giro hacia lo bucólico. La segunda etapa nos adentra en las estribaciones del Parque Natural de los Arribes del Duero , donde la naturaleza se vuelve exuberante y el silencio de la carretera es roto solo por el sonido del motor. Fariza y Muga de Sayago son pueblos que ofrecen un remanso de paz a través de sus miradores y la diversa fauna que domina el lugar. En este tramo, la ruta sigue el compás del campo y las estrellas se ven más claras que en ningún otro rincón castellanoleonés. El broche de oro es, sin duda, uno de los grandes atractivos de la provincia: Puebla de Sanabria , un conjunto histórico-artístico que parece sacado de una postal. Su castillo medieval y sus calles empinadas hacen que cada rincón del pueblo tenga algo que contar. La ruta se cierra con una visita al Lago de Sanabria, el mayor lago de origen glaciar de la Península Ibérica , rodeado de robledales y con la posibilidad de conocer el monasterio de San Martín de Castañeda, una joya del románico. Así es la ruta motera que cruza Zamora, un viaje donde el asfalto te guía por caminos llenos de historia, naturaleza y la esencia de una tierra que parece diseñada para ser descubierta lentamente , en moto, sintiendo cada kilómetro en la piel. ¿Estás listo para reinar sobre el asfalto? Imagínate recorrer un paisaje donde cada curva es una postal , cada pueblo una reliquia de tiempos pasados, y cada parada una excusa para saborear los secretos gastronómicos mejor guardados de Castilla y León . Así es la ruta motera que arranca en la histórica Ciudad Rodrigo (Salamanca) y te lleva hasta la majestuosa Puebla de Sanabria (Zamora), atravesando una tierra que parece haber sido diseñada para el disfrute sobre dos ruedas.