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UE-Mercosur: oportunidades y desafíos

23/07/2019
En: eleconomista.es
Digital
La semana pasada, después de 20 años de negociaciones, la Unión Europea y los países del Mercosur concluyeron un acuerdo político relativo a un tratado de comercio equilibrado, ambicioso y global. Es el acuerdo más importante que la Unión Europea haya negociado jamás, ya que alcanza 773 millones de personas y ahorra más de 4.000 millones de euros en derechos de aduanas. Es también el primer acuerdo que Mercosur ha concluido con un socio comercial. El acuerdo significará también una mejora de la cooperación política entre Europa y América del Sur, así como nuevas oportunidades para la economía europea. Desde la perspectiva política, el acuerdo reforzará el diálogo político y aumentará la cooperación en ámbitos como la migración, la economía digital, la investigación y la educación, los Derechos Humanos, incluidos los derechos de los pueblos indígenas, la responsabilidad social y empresarial, la protección del medio ambiente, la gobernanza de los océanos, así como la lucha contra el terrorismo, el blanqueo de dinero y la ciberdelincuencia. Desde la perspectiva económica, el acuerdo ofrece nuevas oportunidades. España ya tiene importantes inversiones y vínculos comerciales con los países de Mercosur (9.950 empresas españolas exportaron en 2017 más de 7.000 millones de euros) y el acuerdo permitirá estrechar aún más estos vínculos. Debido al acuerdo, habrá mejoras en la cooperación económica y en la economía europea En cuanto al sector agrario, hemos hecho un esfuerzo para encontrar el equilibrio adecuado entre nuestros intereses exportadores y los sectores sensibles. Mercosur liberalizará el 95 por ciento de las exportaciones agroalimentarias de la Unión. Nuestro sector agroalimentario se beneficiará, por tanto, de la liberalización gradual de los actuales derechos aduaneros -a veces muy elevados- aplicados por Mercosur sobre productos de importancia clave, como el vino, el aceite de oliva, las bebidas espirituosas, los melocotones y nectarinas, y la carne porcina; y también de una mejora significativa del acceso al mercado para otros productos, como los lácteos y el ajo. Por su parte, la Unión liberalizará el 82 por ciento de las importaciones agrícolas, con las importaciones restantes sujetas a contingentes arancelarios para los productos más sensibles como carne de vacuno, azúcar, las aves de corral, etanol, arroz, maíz y miel. En cuanto a las denominaciones de origen e indicaciones geográficas, el resultado del acuerdo es extremadamente positivo, ya que garantiza la protección de 349 indicaciones geográficas europeas, 59 de ellas españolas, entre las que figuran Jabugo, Rias Baixas o Idiazábal. Con este acuerdo, Mercosur confirma su gran interés por el reconocimiento de las indicaciones geográficas, al mismo nivel que el que se otorga en la Unión europea, lo que constituye un importante paso adelante en la promoción de la política de calidad de la Unión Europea en todo el mundo. En materia sanitaria y fitosanitaria, el acuerdo reafirma el "principio de precaución", y debemos hacer hincapié en que no hay ningún cambio en nuestras normas estrictas en materia de seguridad alimentaria. El acuerdo garantiza que ningún producto sea autorizado a entrar en la Unión Europea a no ser que cumpla al 100 por cien con las reglas sanitarias europeas. Podemos decir categóricamente que los alimentos importados de los países de Mercosur no tendrán estándares sanitarios menos exigentes que los que presentan los productos presentes en los mercados europeos. Al insistir en el cumplimiento de las reglas sanitarias europeas, la Comisión está de hecho mejorando las reglas sanitarias en los países de Mercosur. Al mismo tiempo, las disposiciones del acuerdo nos ayudarán a abordar mejor desafíos comunes como la resistencia a los antimicrobianos, la promoción de normas de bienestar animal o el refuerzo del intercambio de información para ayudar a preservar el mercado europeo de productos inseguros. Se centra en promover el desarrollo sostenible con el Acuerdo de París Sabemos que el acuerdo plantea retos a los agricultores europeos debido al impacto que lo acordado puede tener sobre sectores sensibles. Sin embargo, hay que subrayar que, en tales sectores, el acceso al mercado de la Unión tendrá lugar de forma limitada y estrictamente controlada, teniendo en cuenta las preocupaciones de los agricultores europeos y las preferencias de los consumidores. Esto se conseguirá fundamentalmente a través de largos periodos de transición y contingentes arancelarios que se irán aplicando gradualmente. Es el caso de los contingentes arancelarios previstos para el etanol, para la carne aviar o de bovino, cuya segmentación está pensada para mitigar aún el posible impacto en los respectivos mercados. La Comisión Europea considera que estos elementos y en general los mecanismos previstos en el acuerdo permitirán al sector agrícola europeo asumir los desafíos que este importante acuerdo puede representar; sin embargo, afirmo sin ambages que estará preparada para ayudar a los agricultores de la Unión a hacerles frente. Disponemos de los instrumentos políticos y financieros necesarios para ello. Lo hemos hecho en el pasado y así lo seguiremos haciendo en el futuro. La Comisión Europea se ha comprometido a movilizar un fondo de ayuda de 1.000 millones de euros para apoyar la renta de los agricultores en caso de que haya perturbaciones significativas en el mercado europeo, debidas al aumento de las importaciones. El acuerdo también incluye un mecanismo bilateral de salvaguardia, que se podrá utilizar en caso de que el sector agrario se vea amenazado por un aumento importante de las importaciones. Es la primera vez que este tipo de salvaguardia se incluye en un acuerdo de libre comercio. El acuerdo se basa en la premisa de que el comercio no debe tener lugar a expensas de la protección del medio ambiente, sino que debe promover el desarrollo sostenible. La Unión Europea y Mercosur se comprometen explícitamente a aplicar efectivamente el Acuerdo de París sobre el clima incluidos sus objetivos y acuerdan cooperar en los aspectos climáticos del comercio entre ambas partes, incluyendo, por supuesto, la lucha contra la deforestación. Por ejemplo, los objetivos definidos por Brasil en sus Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional, incluyen compromisos para cabar con la deforestación ilegal en el Amazonas brasileño, restaurar y reforestar 12 millones de hectáreas de bosque, y mejorar la gestión sostenible de los bosques naturales, con el objetivo de contener las prácticas ilegales e insostenibles. En conclusión, este acuerdo es un testimonio más del valor que la Unión Europea atribuye a facilitar el comercio internacional y las aperturas de mercados con socios comerciales que respeten y cumplan nuestras reglas. Acuerdo UE-Mercosur: el campo se siente moneda de cambio UE y Mercosur, un acuerdo frente al proteccionismo Entidades Phil Horgan Comisario europeo para la agricultura y el desarrollo rural.
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