Todo empezó el pasado lunes, cuando Trump declaró a la cadena de televisión CNBC lo siguiente: «Los franceses nos cobran mucho por su vino, y nosotros les cobramos muy poco a ellos por el nuestro». A continuación, el presidente estadounidense continuó su relato: «Los productores de vino de California me han venido a ver y me han dicho: 'Señor, estamos pagando mucho para colocar nuestro producto en Francia y usted les está dejando -o sea, este país les está dejando- a los vinos franceses -que son buenos vinos, pero los nuestros también lo son-, entrar gratis, y eso no es justo'».
Según el Instituto del Vino -el principal lobby de los productores de vino de California-, EEUU cobra unos aranceles de cinco centavos de dólar por cada 750 mililitros de vino, y 14 por la misma cantidad de espumoso, mientras que la UE grava las importaciones con 11 y 29 centavos de dólar.
Todos y cada uno de los 50 estados de EEUU producen vino, aunque los caldos más famosos proceden de los estados de la costa Oeste: California, Oregón y Washington.
«lógica ridícula» EEUU es desde 2014 el mayor consumidor de vino del mundo, aunque por producción es el cuarto, tras España. Sus importaciones en 2017 fueron de 1,8 millones de toneladas de vino, según las estadísticas de comercio internacional de Naciones Unidas. Italia fue el principal proveedor, con 538.600 toneladas, seguido de Francia, con 498.900 toneladas. España quedó en la sexta posición, después de Chile y por delante de Argentina, con 105.900 toneladas.
El hecho de que EEUU consuma más vino del que produce cuestiona, para los productores españoles, la lógica de los aranceles. Como explica José Luis Benítez, de la Federación Española del Vino (FEV), «si el producto que vas a tasar hace una competencia dura al nacional y hace que se consuma menos todavía podría justificarse, siempre desde el punto de vista de la Administración estadounidense, pero si encima no es así, es más ridículo todavía».
No es la primera vez que Trump amenaza con subir las barreras de entrada de los vinos franceses, aunque hasta la fecha no ha adoptado ninguna medida en ese sentido. España ya se ha visto afectada por los aranceles de Trump a la importación de la aceituna negra , que entraron en vigor este año, y que han desplomado las ventas a EEUU en un 47%, hasta las 3.850 toneladas, en el periodo enero-abril. Las ventas de España han sido sustituidas por las de Marruecos, Portugal y Egipto.
Para el abogado H.R. Bert Pena, que fue jefe del equipo de asesores del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes , «la UE haría bien en tomarse en serio las críticas del presidente, porque Trump se toma muy en serio las cuestiones comerciales, y, como hemos visto en el caso de México, hace cosas que a un abogado, aunque sea experto en esa materia, no se le ocurrirían».
Amenazas
Pena, que está especializado en agricultura, cree que el primer paso que debería tomar la UE es «contactar inmediatamente con el director de la Oficina del Representante Comercial , Robert Lighthizer, y, a continuación, con el Congreso». Sin embargo, un experto del sector cuenta que un alto funcionario de la UE ha explicado a los representantes del sector en España que Bruselas no cree que EEUU vaya a imponer finalmente estas tasas.
Según fuentes conocedoras de la situación, todo comenzó en julio pasado, cuando el presidente de la UE, Jean-Claude Juncker, y Donald Trump llegaron a un acuerdo de principios para que la UE comprara más productos a EEUU pero sin concretar nada. Entretanto, EEUU ha amenazado con imponer aranceles a la importación de coches europeos, lo que tendía consecuencias muy negativas para Alemania (y, también, para la fábrica de Daimler en Vitoria).
Otra opción ha sido la de un acuerdo comercial general en el que, a cambio de dejar a la industria automotriz sin aranceles, liberalice los intercambios en agricultura. Francia, sin embargo, ha vetado en el Consejo de Ministros de Agricultura de la UE esa opción.
Impacto El sector en España confía en poder evitar unos aranceles que, si se ejecutasen, tendrían un impacto notable, pues EEUU «es un mercado importantísimo en el que interesa seguir creciendo» , en palabras de Rafael del Rey, director del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV). EEUU es el cuarto mercado, tras Alemania, Francia y Reino Unido, en volumen y en valor, con unas exportaciones de 325 millones de euros.
A juicio de Del Rey, si Trump cumple su amenaza de imponer aranceles a los vinos franceses «es más que probable que acabe afectando a toda Europa».
«El riesgo existe», dice Benítez. El vino español es el segundo con un precio medio más alto en EEUU (en torno a 3,59 euros por litro, incluyendo las exportaciones a granel). El precio en origen se multiplica por tres al llegar allí, por lo que un caldo que aquí cuesta 5 euros, allí sale por 15 o 16.
Los aranceles supondrían incrementar aún más ese precio y « a veces se traspasa una barrera psicológica que el consumidor no quiere franquear y caen las ventas. En cualquier caso, perdería el consumidor estadounidense», coinciden en la OEMV y la FEV.
Según la FEV las ventas a EEUU en volumen descendieron el año pasado un 10% por la cosecha. Sin embargo, en valor las exportaciones creció un 8%, precisamente por el precio.
Para Del Rey, hay que analizar el impacto comparativamente. Por ejemplo, si sólo se tasan las exportaciones de vino francés, «el español sale bien parado, aunque no es la situación que queremos, porque estamos en contra de los aranceles y a favor del libre mercado».
Si la tasa es para las ventas de vino a EEUU de toda Europa, «perdemos todos los europeos, porque esto beneficiaría a los vinos australianos, argentinos o chilenos, por ejemplo». Si se imponen aranceles a todos los caldos que crucen la frontera, «también perdemos todos , pero es una opción menos mala, pues la situación competitiva es para todos igual», dice. España tiene precios por encima de la media de otros países, por lo que un arancel «en un vino caro afecta, pero no tanto».
Desde la OEMV recuerdan que Estados Unidos también exporta vino a Europa, sobre todo a Reino Unido, así que los aranceles en el otro sentido «tendrían un impacto en sus ventas». Entre el 75% y el 80% del vino que se consume en EEUU es propio, según datos de la FEV, por lo que «los aranceles son absurdos porque perjudicarían sus exportaciones más que a las nuestras».