Tres ataques dejan una veintena de ovejas muertas en Salamanca: «Estamos hartos de buitres, lobos y zorros»

08/10/2025

En: eldebate.com
Digital

El lobo protagoniza tres sucesos en solo cuatro días. El último, anoche, dejó cinco animales muertos y otros siete heridos «Estamos hartos de buitres, lobos y zorros». Así de rotunda se muestra Sandra Delgado, una ganadera que ha vuelto a verle las orejas al lobo, y nunca mejor dicho. El cánido salvaje ha vuelto a protagonizar este lunes en Salamanca un ataque de madrugada que ha dejado cinco ovejas muertas y siete heridas. Es el tercero que se registra en apenas cuatro días en la localidad de Almendra, donde los pastores ya contabilizan una veintena de ovinos muertos y otros tantos heridos; muchos sin posibilidad de recuperación. Unos hechos que generan un fuerte hartazgo en la zona. Y es que la semana pasada, en Villaseco de los Gamitos, a unos 40 kilómetros de allí, otro episodio similar se saldó con otras 12 ovejas muertas en parcelas muy próximas al núcleo urbano, donde los vecinos hacen ruido y encienden luces por la noche para tratar de espantar al canis lupus. Como avanza La Gaceta de Salamanca, donde se despacha Delgado, la patrulla medioambiental cree que los ataques en ambos pueblos puede haberlos protagonizado la misma pareja de lobos. La ganadera explica que este lunes estaba pendiente de una de las ovejas que sobrevivió a uno de los ataques, que se produjo en la explotación que tiene su hermano. Relata que hace tres años ella perdió 20 animales y que al año siguiente, en 2023, los ataques se redujeron. Pero ahora han vuelto, lo que obliga a extremar las precauciones y añade un trabajo extra. Tripas fuera, heridas en las ubres... «Estamos todos hartos, no hacen nada», lamenta en el citado diario, desde donde añade que «es nuestro pan y estás toda la noche dándole vueltas. Luego también pasa que si el ataque ha sido, por ejemplo, a las tres de la mañana, cuando llegas no te encuentras casi nada porque se las han comido los buitres». Un escenario dantesco, como narra: «Tienen las tripas fuera o heridas en ubres y se te cae el alma al verlas. Es lo más desolador». Para ella, la solución no pasa por el hecho de que una patrulla medioambiental llegue y certifique que el ataque en cuestión lo ha hecho el lobo y justificar las ayudas, sino porque directamente no ocurra. «Lo que no queremos es que venga el lobo», zanja.