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Tejidos para una agricultura moderna
Textil Villa de Pego revoluciona la agricultura. Sus telas ahorran más de un 30% del consumo de agua a cultivos, reducen plagas y mejoran la calidad del sector agrario
Wences Doménech, Juan, Simón y Lucas Ortolá, junto a una nueva máquina de tejidos de la firma
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Entre naranjos y olivares, entre frutales y viñedos opera Textil Villa de Pego, cuyo nombre sugiere un negocio textil, aunque en realidad se constituyó, desarrolló y vive para la agricultura. El mundo rural está en su ADN, forma parte de su modus operandi y condiciona sus decisiones. Es un suministrador referente de productos y servicios para mejorar los cultivos agrícolas, reducir costes, incrementar la calidad de los productos del campo y aportar nuevas perspectivas favorables para el medio ambiente.
La empresa la fundó Juan Ortolá Siscar en el año 1949. Siguiendo la estela familiar compartió el accionariado con su hermana Carmen, asistida por su esposo José Alemany. Cuentan sus actuales directivos, los hermanos Simón y Juan Ortolá Doménech, presidente y director general, respectivamente, y Lucas Ortolá Freyre, responsable de Operaciones, que actúan «con la eficiencia y la naturalidad que se infiere de sus creencias» porque nacieron en el campo, gestionan sus explotaciones agrícolas y sienten de cerca los problemas que le impactan al agricultor.
Este sentimiento los prepara para entender mejor a sus clientes. Dicen que comprender este marco de referencia es «esencial para entender las necesidades del mundo agrícola y poder adecuar los productos y servicios que ofertan para unos agricultores con los que comparten credo, lenguaje y conducta». Bien lo saben los productores de cítricos, viñedos, frutos secos y hortalizas que apuestan por la modernización de sus instalaciones con estas telas que tantos beneficios aportan a sus cultivos.
Comenzaron fabricando sacos para la agricultura y en 1985 se adentraron en las telas agrícolas favoreciendo el desarrollo de los cultivos: cobertura de invernaderos, túneles para las hortalizas o alfombras antihierbas. Aglutina una plantilla de algo más de 100 empleados y una cifra de facturación de 20 millones de euros, que es la prevista para cerrar el año 2022. La mercantil aporta telas que ahorran agua agrícola en más de un 30% de su consumo normal. Reducen el coste de la explotación agrícola, mejoran la calidad del producto y rebajan el consumo de fitosanitarios.
Locales y universales
Ubicada en la localidad de Pego, producen telas e hilos en dos plantas industriales diferentes. En una elaboran el hilo y en la otra lo tejen. De esta forma, mejoran sus productos porque el hilo es el componente más relevante del acabado final. Aparentan ser localistas pero nacieron conectados con el mundo. La compañía está internacionalizada (se halla presente en más de 15 países), para comprar y para vender.
En su apuesta por la sostenibilidad, reutiliza los deshechos de sus productos, reciclando el plástico para darle un nuevo uso industrial. Además, se plantea invertir en el negocio del reciclaje del plástico, cuyo producto no es malo en sí mismo aunque sí sus residuos. Al no ser biodegradable, impacta negativamente en el medio ambiente. Los techos de las fábricas de Textil Villa de Pego están cubiertos por placas solares que producen buena parte de la energía eléctrica que consume.
«Somos una empresa estructuralmente orientada hacia los clientes. Ellos valoran la seriedad y el compromiso que asumimos para resolver sus problemas. El precio, los plazos de entrega y el servicio operativo son importantes, si bien la empatía es lo que nos aporta un plus diferencial», asegura Simón Ortolá.
En el mundo de las telas agrícolas la firma de Pego comparte el podio con otros fabricantes y en la producción de sacos agrícolas ocupa la primera posición, tanto en el mercado nacional como en el europeo. Fabrica unos 25 millones de sacos cada año.
La responsabilidad forma parte de la esencia de la empresa. «Somos respetuosos con las personas, con la sociedad y con el medio ambiente», explica Lucas Ortolá. «La gestión es más ágil, eficiente y operativa cuando los directivos cuentan con una amplia autonomía para desarrollar sus cometidos», destaca Juan Ortolá.
La familia Ortolá pone énfasis en sus métodos de gestión de éxito en medio de las últimas crisis económicas de España. Sostiene que la naturalidad con la que operan les hace ser «leales» con los que sirven y con los que actúan, «motivo por el que tenemos poca rotación de clientes, proveedores y empleados». Este enfoque singular, según los propietarios de la firma alicantina, aporta eficiencia «porque toda rotación de clientes conlleva asumir un coste tanto si es interno (empleados) como si es externo (clientes y proveedores)», concluye Lucas Ortolá.
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