Un estudio realizado por la consejería de Agricultura, Ganadería y Alimentación aborda las barreras que impiden una mayor presencia de las féminas en los órganos de decisión de estas entidades y propone medidas.
Ch. García
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De izda a dcha, Isabel Ortego, coordinadora del estudio, Cristina Sanromán Gil, secretaria general técnica de Agricultura, y Miriam Ferrer, jefa de la sección de planificación e igualdad del Departamento de Agricultura.
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La visibilidad de la mujer en el sector agrario aragonés, en el que siempre han estado presentes pero en un segundo plano, se ha ido abriendo paso, todavía lentamente, en un mundo todavía muy masculinizado. Lo prueban los datos. La mujeres son titulares de explotación en apenas el 23% de las explotaciones agrarias y solo el 16% de ellas tienen a una mujer como jefa .
Peor es la cifra cuando lo que se analiza es la presencia femenina en las cooperativas agroalimentarias. Las agricultoras aragonesas apenas representan el 13% de los 50.000 socios que forman la base social del cooperativismo aragonés. De todas ellas, apenas el 3% forma parte de los órganos de decisión de las 191 entidades de este tipo que existen en la Comunidad. Y solo una cooperativa, Bodegas Aragonesas, tiene como presidenta una fémina.
Los datos sitúan a la Comunidad aragonesa por debajo del conjunto del territorio nacional, donde las mujeres representan el 27,6% de la base social de las cooperativas, suponen el 6% de los consejos rectores, el 4,1% de las presidencias y el 12,8% de los puestos de dirección.
Así lo recoge el estudio 'Barreras y estrategias para la participación de mujeres en cooperativas agroalimentarias', realizado por la sección de Planificación e Igualdad del Departamento de Agricultura, Ganadería y Alimentación. "Los datos demuestran que existe una infrarrepresentación de la mujer, una infrautilización del talento femenino en las mujeres" , ha señalado este miércoles durante la presentación del informe Isabel Ortega, profesora asociada del departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza y coordinadora del trabajo".
"El estudio se ha realizado con el objetivo de presentar las barreras que dificultan la participación de las mujeres en las cooperativas y sociedades agrarias y las líneas estratégicas, con posibles medidas que habría que implementar para superarlas", ha señalado Ortega, que ha explicado que las conclusiones se han extraído a partir del trabajo realizado por un p anel de expertos compuesto por agentes sociales del ámbito agroalimentario de Aragón .
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Dicen las cooperativas que si no hay mujeres en sus órganos de decisión no es porque la entidad no quiera, sino porque no las encuentran. Y así lo evidencia el estudio, que destaca que una de las principales barreras es la que se impone este colectivo, que a pesar de su elevada preparación académica e incluso universitaria consideran que no cuentan con las herramientas y habilidades para desempeñar dicho cargo. "Manifiestan un miedo al rechazo y tienen el síndrome de la impostora", ha detallado la coordinadora.
De hecho, a pesar de su preparación mantienen costumbres arraigadas en el sector, lo que hace que deleguen en sus parejas para asistir al consejo rector o a las asambleas, " porque ellas no quieren ser las primeras en cambiar la situación, pero ellos tampoco aceptan ser los que den el primer paso", ha añadido Ortega.
Levantan estos muros otros factores como las dificultades para la conciliación, dada la sobrecarga doméstica y la falta de servicios de cuidado en los entornos rurales que les alivien de sus tareas, en las que también se echa de menos una mayor corresponsabilidad. Tampoco las normativas están de su lado, ya que, según el informe, las medidas adoptadas son débiles y se detecta una ausencia en cuotas de género.
Para dar la vuelta a esta situación, el informe recoge un conjunto de posibles medidas entre las que destaca la necesidad de educar en igualdad , hacerlo desde a edad más temprana e integrando esta formación de manera transversal, en todos los ámbitos y niveles productivos. Ayudaría además a dar visibilidad a aquellas mujeres que han dado el paso y pueden servir de referentes para el colectivo .
Ortego ha señalado además la importancia de divulgar el espíritu cooperativo, desarrollar redes de networking femeninas, fomentar la mentoría y el coaching y, sobre todo, implementar infraestructuras y servicios de cuidado que faciliten la conciliación laboral y familiar. Una medida que podría comenzar, señala el informe, por conseguir que las reuniones y asambleas se realicen en horarios más compatibles con las obligaciones del colectivo, o que estas adopten un formato híbrido en el que no solo sea posible asistir presencialmente.
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