A la par que la cifra de explotaciones agrarias va cayendo en Extremadura lastrada por el envejecimiento y la falta de relevo generacional en el campo, continúa aumentando su superficie media. Es la doble tendencia que confirma la última Encuesta sobre la estructura de las explotaciones agrícolas, la de 2023, que recientemente dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística (INE). En ella se muestra un nuevo descenso en el número total de explotaciones agroganaderas que operan en la región. Caen cerca de un 12% respecto a las contabilizadas en la anterior encuesta, la de 2016. Así, las que cuentan con superficie agraria útil (SAU, las tierras labradas o dedicadas a pastos permanentes) descienden desde las 61.227 hasta las 53.991. Sin embargo, de forma paralela, también continuó creciendo la superficie media por explotación, que en este mismo intervalo de tiempo ha pasado de no alcanzar las cuarenta hectáreas a las 51,5, el tercer mayor promedio de España, tras de los de Castilla y León (74,9) y Aragón (61,8). Asimismo, avanza la suma de tierras que ocupan, que se sitúa en 2,78 millones de hectáreas (+14,7%). Rentabilidad La dimensión física de las explotaciones agrarias es uno de los principales condicionantes de su rentabilidad, ya que un mayor tamaño facilita la amortización de las inversiones en equipamiento. También favorece rentabilizar el gasto en mano de obra o en insumos. Trabajos de vendimia en una imagen de archivo. / Jesús Monroy (Efe) El incremento de esta variable ha coincidido con el mayor peso que han ido ganando las sociedades mercantiles en el campo regional. En estos siete años, el número de explotaciones agropecuarias extremeñas cuyo titular es una mercantil ha aumentado en un tercio (33,6%) hasta las 2.387 y dentro de ellas las que cuentan con SAU lo ha hecho en más de un 29%. El número de estas últimas, 2.219, representa una porción limitada del total, con poco más del 4%, pero controlan aproximadamente una quinta parte de las tierras (532.406 hectáreas de 2.782.055 de superficie agraria útil, un 19,1%). Por tipo de actividad ¿Y qué subsectores agroganaderos son en los que más han proliferado estas personas jurídicas? En los dos primeros lugares aparecen dos actividades ganaderas: las del bovino (384 explotaciones con esta titularidad); y el porcino (308). A continuación aparecen el epígrafe de 'cultivos agrícolas diversos' (274), y dos de los leñosos que en las últimas décadas más han progresado más en su superficie por la mayor rentabilidad que han ofrecido. De un lado, con 264 explotaciones, está el olivar, cuya extensión ha venido impulsada por las plantaciones intensivas y superintensivas de regadío. De otro, los frutales, con 235 explotaciones. También con cifras de tres dígitos figuran el ovino y el caprino (199); las explotaciones especializadas en cereales, oleaginosas y leguminosas (160); y la ganadería mixta con predominio de herbívoro (100). La explotación agraria extremeña prototipo sigue caracterizándose por su tamaño reducido, escasa dimensión económica y edad avanzada de su jefe Sin embargo, más allá del aumento de la presencia de mercantiles en el campo extremeño, la explotación agraria prototipo de la región continúa caracterizándose por su tamaño reducido (casi la mitad -46%- de las que tienen como titular a una persona física no llegan a las cinco hectáreas), por una escasa dimensión económica, y por estar gestionada por un jefe de explotación que, mayoritariamente, es un hombre y de edad avanzada: un 43% tiene cumplidos los 65 años y casi otro 25% cuenta con entre 55 y 64 años. Datos nacionales En el conjunto del país, el número de explotaciones agrícolas se redujo un 12,4% entre 2020 y 2023, hasta situarse en 784.141, respecto a las 895.055 explotaciones que había en el primero de esos ejercicios. Datos de la Encuesta sobre la estructura de las explotaciones agrarias / Europa Press La superficie estimada fue de 23,5 millones de hectáreas, lo que supone un descenso del 1,6%, aunque el terreno medio por explotación creció un 13,2%, hasta 30,46 hectáreas.