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Salvar los suelos, el último gran reto de la viticultura

30/11/2022
En: lavanguardia.com
Digital
Directo La degradación de los suelos agrícolas y los desafíos del cambio climático obligan al sector del vino a apostar por una visión y un modelo holístico de agricultura, que tenga en cuenta la huella de carbono, restablezca la fertilidad de los suelos y convierta los viñedos en grandes sumideros de carbono El cambio climático se ha convertido en nuestra mayor amenaza. También para el sector del vino. El efecto directo del aumento de las temperaturas sobre las viñas ha obligado a avanzar en el calendario la vendimia en las todas las regiones vitivinícolas del planeta. Una circunstancia que, irremediablemente, también acabará condicionando el trabajo de los enólogos para mantener la calidad de los vinos. Diversas bodegas como Familia Torres y las que forman parte de la Asociación de Viticultura Regenerativa apuestan por un cambio de paradigma en la gestión de los viñedos para que éstos contribuyan a minimizar los efectos del calentamiento global, capturando y fijando el CO2 atmosférico en los suelos. Todo ello con el objetivo de que el sector del vino recupere la vida de los suelos, frene la erosión y fomente la biodiversidad imitando a la sabia naturaleza. "Todos los aspectos que resultan de tener unos suelos más vivos y equilibrados son muy positivos en una viticultura orientada a vinos de calidad y en un escenario de cambio climático" asegura el director general y miembro de la quinta generación de Familia Torres, Miguel Torres Maczassek. Este modelo menos intervencionista supone un contrapunto de los métodos convencionales, basados en productos agroquímicos y la sobreexplotación de la tierra, que han motivado la desertificación y la degradación del suelo, así como su incapacidad para almacenar carbono atmosférico, un hecho que ha contribuido, junto con las emisiones de CO2, al cambio climático según los expertos. La viticultura regenerativa ayudará a que los suelos sean más resilientes, con más capacidad para almacenar agua y hacer frente a las sequías, suelos que podrán evitar mejor la erosión y, sobre todo, estarán almacenando carbono en lugar de liberarlo. "Hay que dejar de lado ciertos miedos y aprendizajes y entender los suelos como algo vivo, no solo como un simple substrato donde crecen las vides. Estas técnicas regenerativas no solo nos ayudarán a hacer mejores vinos, sino que nos permitirán convertir nuestros viñedos en grandes sumideros de carbono", añade Miguel Torres. Objetivo: la reducción de la huella de carbono Desde 2008, y como resultado de situar la lucha contra el cambio climático como uno de sus principales ejes estratégicos, Familia Torres viene implementando a través del programa ambiental Torres & Earth una serie de medidas para mitigar el impacto de la bodega y reducir sus emisiones de CO2 por botella en un 60% en 2030. Un conjunto de actuaciones que comprende desde la edificación de proyectos arquitectónicos eficientes; la movilidad sostenible; o la gestión y reforestación de bosques. Y que, por supuesto, también incluye una apuesta en firme por energías renovables como las calderas de biomasa, las instalaciones solares y fotovoltaicas o la climatización solar y la geotermia. La reducción del peso de las botellas y la puesta en marcha en 2021 de un sistema pionero de captación y reutilización del CO2 de la fermentación del vino completan el conjunto de acciones medioambientales en la parte productiva, que han permitido a Familia Torres reducir las emisiones por botella en un 35% desde 2008. El camino a seguir Al margen de estas actuaciones para reducir la huella de carbono, Familia Torres intenta adaptarse a este contexto de emergencia climática a través de nuevas técnicas que permiten retrasar la cosecha, la búsqueda de terrenos a mayor altitud o latitud y con un clima más fresco, o la recuperación de variedades ancestrales de maduración tardía. Sin embargo, y por desgracia, todos estos esfuerzos resultan insuficientes a la hora de frenar los efectos del calentamiento global. La viticultura regenerativa supone un paso más en su compromiso ambiental. Gracias a la incorporación de prácticas regenerativas, que van más allá de los preceptos de la agricultura orgánica, Familia Torres espera que sus viñedos puedan contribuir a reducir el carbono de la atmósfera como lo harían los bosques. La viticultura regenerativa se centra en recuperar la vida en los suelos imitando la naturaleza. Trabaja con el concepto de la bomba de carbono mediante cubiertas vegetales y la introducción de animales en los viñedos para gestionar estas cubiertas gracias a un plan de pastoreo. Estas cubiertas permitirán acumular carbono en las raíces y el suelo, que favorecerán la vida microbiana y la biodiversidad para crear un ecosistema equilibrado y beneficioso para el viñedo y el planeta. Un replanteamiento del statu quo y de los modelos agrícolas convencionales que se presume imprescindible para poner fin al desgaste de los viñedos y la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
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