Un proyecto europeo liderado por el CITA busca la forma de utilizar los purines como fertilizante tratando de reducir las emisiones de amoniaco.
Alejandro Royo
El proyecto aboga por aplicar los purines a los cultivos utilizando los sistemas de riego. CITA
El contenido en nitrógeno o potasio entre otros minerales, además de otros microelementos de alto valor nutritivo, hacen de los purines un fertilizante altamente eficaz. El problema es que también generan amoniaco. Para reducir los niveles de amoniaco emitido a la atmósfera un total de ocho organizaciones de Aragón y de la región italiana de Lombardía trabajan en un proyecto europeo, denominado Life Arimeda, liderado por el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA).
"Al aplicar el purín en abanico se volatiliza y emite una gran cantidad de amoniaco a la atmósfera. Esto puede producir complicaciones respiratorias si se inhala en grandes cantidades", explica Lola Quílez, jefa de la Unidad de Suelos y Riegos del CITA y coordinadora de este proyecto.
Para evitar este problema, el proyecto Life Arimeda aboga por incorporar los purines a los cultivos a través de los diversos sistemas de riego ya sean por goteo o por aspersión a través de los denominados pívots. "Al aplicarlo a través del agua, el amoniaco del purín se diluye y en los sistemas de riego que están enterrados , entra en contacto directo con el suelo y aporta mayor cantidad de nutrientes que si se aplica de manera aérea ya que la superficie de contacto es mayor", señala.
Pero además de las ventajas medioambientales que conlleva la reducción de la cantidad de amoniaco en el aire, este nuevo sistema de aplicación de purines supone también ventajas de carácter agronómico y económico. " El purín solo se aplica de manera aérea en las etapas iniciales del cultivo , mientras que, si se aplica a través del riego, puede aplicarse durante todas las fases del ciclo del cultivo, controlando además las dosis necesarias de microelementos que necesita el suelo", afirma Quiléz. Así, se logra, detalla, una mayor eficiencia en la producción y una reducción del gasto en fertilizantes sintéticos, lo que incrementa la rentabilidad de los cultivos.
Otro de los objetivos que se plantean los impulsores de este proyecto es que los agricultores no tengan que llevar a cabo inversiones en nuevos sistemas de riego. «La idea es poder aplicar el purín empleando los sistemas ya existentes», explica la coordinadora, quien incide en la importancia de una de las fases previas en el tratamiento de estos excrementos antes de poder ser empleados como fertilizantes. "Es necesario hacer un filtrado y separar por medios mecánicos las materias sólidas de mayor tamaño para evitar obstrucciones en los diversos sistemas de riego ", detalla la investigadora, que considera necesario que existan centros gestores que funcionen adecuadamente y faciliten el acceso a los agricultores.
Primeros resultados Tras un año de ensayos, el proyecto ya ha arrojado los primeros resultados de reducción de amoniaco . En el riego por goteo enterrados se han logrado reducir las emisiones en un 90%, mientras que, en los sistemas de aspersión el descenso ronda el 60%.
El próximo 27 de junio se da a conocer este proyecto y sus avances en una jornada en Ejea de los Caballeros. Está encaminada no solo a conocer sobre el terreno los efectos de este nuevo sistema de aplicación de purines, sino también a impulsar la transferencia de las investigaciones para llevarlas a la práctica en el sector agrario.
El proyecto está dotado con 2,6 millones de euros. Integra a ocho socios de España e Italia. A lo largo de su actividad se prevé el usode más de 15.700 toneladas de purín en más de 140 hectáreas de cultivo, lo que se traducirá, según las cifras de los responsables de esta iniciativa, en la reducción en más de 4.300 kilos de emisiones de amoniaco a la atmósfera.
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