Roa De Duero (burgos), 14 nov (EFE).- La Denominación de Origen Ribera del Duero ha dado por concluida la campaña de 2023 con el fin de una vendimia que ha supuesto la entrada en bodegas de casi 117,7 millones de kilos de uva, un 12 % más que en 2022, con una calidad generalizada óptima. Roa De Duero (burgos), 14 nov (EFE).- La Denominación de Origen Ribera del Duero ha dado por concluida la campaña de 2023 con el fin de una vendimia que ha supuesto la entrada en bodegas de casi 117,7 millones de kilos de uva, un 12 % más que en 2022, con una calidad generalizada óptima. La recogida de la uva, ha informado el consejo regulador ribereño a través de una nota de prensa, se ha prolongado durante 54 días, iniciándose el 29 de agosto y finalizando el pasado 21 de octubre. De los 117,7 millones de kilos cosechados, prácticamente la totalidad se corresponden a variedades tintas, especialmente tempranillo, quedando las blancas, con 928.895 kilos, como algo residual, menos de un 1 % del total. Pero si algo ha marcado la vendimia de 2023 ha sido la climatología cambiante, que se ha convertido en un factor condicionante en la campaña. Las condiciones meteorológicas de los últimos meses han hecho que tanto la evolución del viñedo como la recogida de la uva se han visto afectadas de un modo especial. De esta manera, se ha pasado de un periodo estival marcado por la sequía a intensas lluvias y bajadas de temperaturas en la primera quincena de septiembre y un extremo calor en la segunda mitad de octubre. El resultado ha sido muy positivo ya que las precipitaciones de septiembre han permitido que las uvas pudieran aumentar su tamaño y finalizar correctamente la maduración alcohólica y fenológica en octubre. Algo que, además, ha permitido a viticultores y bodegas escalonar la vendimia, recogiendo la uva en su punto óptimo de maduración. Pese a considerarla una de las cosechas más "complejas y diversas", se han alcanzado los equilibrios de maduración necesarios entre grado alcohólico probable, la acidez natural y el ph, contándose con una uva en buen estado, tanto sanitaria como fisicoquímica, y con una calidad generalizada óptima. Los vinos elaborados con esta añada podrán ser muy diferentes entre sí, con cualidades muy dispares, dependiendo del terruño en el que haya evolucionado, han destacado. Blancos y rosados se prevé que estén caracterizados por una "gran intensidad aromática y frescura" sin ser excesivamente alcohólicos, lo que también ocurrirá con los tintos, que tendrán "potencial aromático, gran estructura y complejidad". "Los buenos equilibrios fenológicos alcanzados en la maduración final permitirán a los enólogos elaborar vinos de guarda que expresarán las principales características de la Ribera del Duero; complejidad aromática, paso largo por boca y carnosidad", ha apostillado la DO. EFE 1011674 nlv/aam