Ovejas con crías pastoreando hace unos días en una finca de la Serena. HOY
HOYAGRO
Primavera ganadera de mucho campo y poco pienso
Las fincas se han repuesto y las charcas se han llenado, lo que favorece parideras con escasa mortandad y casi sin coste de engorde
Sábado, 19 de abril 2025, 20:57
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Más de 20 días entrando borrascas y empapando la dehesa. Los barbechos se asilvestran, los prados se tupen y las charcas se llenan. Jana, Konrad, ... Laurence y Martinho salvan la temporada ganadera.
En el ovino enfilan el pico de ventas de Semana Santa. Primavera con mucho cordero campero. Las parideras se hacen en el campo. Salen partidas casi sin entrar en cebaderos y las madres crían con poco suplemento para amamantar.
Lástima que el rey de Marruecos clausurara la fiesta del Eid al-Adha del mes de junio. Se estarían exportando ahora para engordarlos allí. Pero Mohamed VI pidió no sacrificar en junio para salvar la cabaña ovina de su país, muy diezmada por la sequía.
En extensivo, el balance de cada campaña depende de la lluvia
Esperan también que haya paja a buen precio en verano por la cosecha del cereal
El cordero español de 23 kilos se ha estancado en los 110 euros.
Aunque todavía no ha cerrado el trimestre, calcula que en su explotación de extensivo se van a gastar la mitad en piensos y forrajes suplementarios. Su finca es agradecida. Relieve de poca altitud, lomas suaves y majadales productivos. Necesita poca agua para sostener al merino. Por eso pastan por la zona un millón de ovejas.
Los ganaderos de ovejas en extensivo, explica Adriana, sobreviven en una crisis estructural .
Se están cerrando explotaciones desde hace décadas, el consumo de carne tiene un mercado cada vez más concentrado y la lana y la leche no encuentran salida. El extensivo solo es rentable si el campo responde. «Tu inversión no puede ser piensos y cereales durante todo el año. El modelo nuestro fracasa cuando tenemos que complementar durante todo el año».
Por eso cree que esta primavera han encontrado el equilibrio perdido hace tiempo. Los prados de las fincas sostendrán a los rebaños y en verano tienen pastos garantizados.
Y respiro económico también para los que acuden al mercado de paja y cereales.
Coinciden Adriana y Manuel en que comprarán menos piensos hasta octubre. Si el verano se salda con una abundante cosecha de cereal saldrá mucha paja para retirar y repondrán a menos precio.
Normalmente gastan dos mil paquetes de paja en otoño para las parideras de invierno.
Es habitual en esta zona acudir a transportistas de Salamanca o Burgos cuando la siega de casa se queda escasa. Pero traer de fuera, encarece la paja y los ensilados. Los ganaderos alquilan a los propietarios de los terrenos el aprovechamiento una vez que ha pasado la cosechadora. Una parte se la comen en el campo y otra se empaqueta. Depende de la calidad, el volumen o la logística, pero suelen almacenar en las tierras que están más lejos de las fincas.
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Pastoreando junto a un arroyo que estaba seco hasta hace unas semanas en una finca de La Serena. HOY
«Hemos cerrado un invierno muy propicio. Ha llovido justo en el inicio de la primavera, que es cuando mejor le viene a las fincas de secano de La Serena», afirma.
Explotaciones de este tamaño -entre novecientas y mil cabezas- y con todo en extensivo como las manejan Manuel y Adriana suelen combinar el ciclo anual de las estaciones del año entre varias fincas. Practican la rotación para dar descanso a la regeneración del suelo tras el pastoreo. Sigue por norma cambiar dos veces al año.
No siempre lo puede hacer igual. Tiene que cambiar obligado porque también van combinando los cultivos con los barbechos. «Para nosotros todo lo que podamos ahorrar en heno y cereales es rentabilidad final».
Tiene por costumbre poner suplementos en los comederos a las ovejas que están en los últimos meses de gestación y a las que amamantan. Las que no crían no lo necesitan, pero si no hay nada en el campo no queda más remedio que darles a todas. Y eso es lo que ha pasado en los últimos años.
No es lo mismo, calculan, comprar piensos y cereales para quinientas ovejas durante todo el año según vayan rotando las parideras que con mil ovejas siete meses. «Las épocas de sequía, el dinero que consigues con la venta de los borregos se va íntegramente a pagar los aportes de fuera». Necesitaban un año con comida en el campo y cereales y pasto a un precio razonable.
Por eso esperan ahorrarse los camiones de heno en el norte de España. Sale su ganadería del invierno. La peor época para los rumiantes en la comarca de La Serena por las heladas. Hay más mortandad en los partos y los campos quedan muy castigados.
«Aquí te la juegas cada pocos meses. Hemos dejado atrás la lengua azul y el invierno. Tenemos que sacar a buen precio las crías de primavera, pero lo de Marruecos se nota bastante. Ahora están los cebaderos llenos». Aprovechan también la primavera para sondear fincas cercanas a buen precio. Tanto Adriana como Manuel desisten. Cuesta encontrar en la comarca una finca disponible.
Todo el terreno que pisan sus ovejas es de alquiler. Lo renueva año tras año pero no sabe cuándo les va a tocar dejarlo porque los propietarios tienen ofertas de otros ganaderos con más ganado y dispuestos a pagar más.
Los arrendamientos, explica, suben cada año. Igual que los piensos y el heno. Depende de cada ganadero calcular si conviene expandirse por más terreno y pagar por cercas o finca que no siempre responden o apostar por la estabulación.
Los que hacen ganadería cerrada pagan poco alquiler y no depende tanto del tiempo. En contra, el mercado del pienso es cada vez más volátil. Cuesta cerrar contratos de venta a un precio fijo con suministradores y las parideras tienen un manejo más complejo por la mortandad. El método mixto que tanto se usó en La Serena ha ido a menos. «Ahora encierra el que no tiene terreno. No es una opción. Solo la única alternativa. Pero muy peligrosa porque te puedes arruinar. El merino consume mucho pienso si no sale al campo». Lo sabe la ganadera porque más de una vez se lo ha planteado. Siempre que planea la inversión y los costes, los beneficios se quedan cortos. Por eso agradece otoños lluviosos, luego inviernos de heladas que ayude al parón biológico del suelo y que se despierte la finca con una primavera borrascosa. Los inviernos, comparan, no son tan largos pero más secos y a eso ya se han adaptado las ovejas. También las primaveras son más secas. Su ciclo es pasto de paja hasta finales de septiembre, hierba en octubre y noviembre y ahora espera que en enero se mantengan los campos.
Con este pasado mes de marzo que tanto ha favorecido al campo, se podrán adelantar los destetes para que las madres vuelvan pronto al campo si las fincas tienen comida abundante y los precios de los borregos compensa venderlos todavía como lechales con poco peso.
Aunque el viento sople ahora a favor, ninguno de los dos se plantea el ordeño. «Mi apuesta -explica Andrea- es la carne». Centrarse en sacar dos o tres crías por oveja al año y que las partidas se levanten con poca mortandad. Ordeñar es meter una incógnita más en la ecuación. La inversión es cada vez mayor, el margen de la leche sigue muy ajustado y las ovejas se desgastan mucho antes.
Le ha dado muchas vueltas a la explotación. Los que van de alquiler con tantas cabezas saltando de finca en finca se tienen que reinventar casi cada año para elegir camino a seguir. Mucho campo y poco pienso. Esa es la fórmula. Y la van a poder aplicar durante algunos meses.
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