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Por qué 2018 ha sido un año para olvidar en los mercados

31/12/2018
En: lavanguardia.es
Digital
2018 ha sido un año malo, incluso muy malo para los inversores financieros. Las principales bolsas del mundo se han desplomado, los fondos de inversión viven el período más aciago desde el estallido de la crisis, la renta fija, las materias primas y las criptomonedas cierran con fuertes pérdidas en un año para olvidar. Tan solo el dólar y a duras penas el oro, se mantienen en positivo reforzando su identidad de activos refugio. Los analistas estadounidenses ya hablan de 2018 como el peor año desde 2008, cuando cayó Lehman Brothers. Su principal índice bursátil, el S&P, ha perdido más de un 12% y el Nasdaq tecnológico, un10,2%. En Europa la situación es muy similar: el Ibex 35 español acumula ya una caída superior al 15% y el Dax alemán se deja más de un 17%, a pesar de representar a la locomotora de la economía europea. La guerra comercial, principal foco de tensión Los datos son incontestables, pero la unanimidad se difumina a la hora de identificar causas o culpables. Y es que la situación no es muy normal. En los mercados, habitualmente el dinero que sale de un activo recae en otro y es poco probable que a todos les vaya mal al mismo tiempo, como ha ocurrido en 2018. Mucho menos habitual es que estas caídas generalizadas se produzcan al tiempo que los indicadores económicos de la mayoría de los países todavía se mantienen bastantes positivos y los beneficios empresariales por acción están en niveles muy elevados. Aunque también es cierto que habitualmente las bolsas funcionan (o al menos así ocurría hasta hace unos años) como indicador adelantado de la economía, mientras que los datos macro van por detrás. El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, ha marcado a los mercados a golpe de Tweet. (Michael Reynolds / EFE) Quizá el culpable más claramente identificado de este desastre sea la guerra comercial desatada por Donald Trump que ha castigado a los mercados de países de todo el planeta, empezando por México, pasando Europa y terminando en China. Pero no ha sido ni mucho menos el único. Ya en febrero de 2018 se produjo la primera alarma con un desplome generalizado de los mercados y un incremento de la volatilidad (índice VIX ) que destrozó las estrategias de inversión de muchos que apostaban a la baja por ese índice y contagió al resto de activos al marcar un máximo anual de algo más de 41 puntos, ahora más moderados en 36,1. Los bajos tipos de interés por un lado y la intención de los principales bancos centrales de subirlos en un futuro no muy lejano ha sido otro de los miedos que han atenazado la inversión de los últimos meses de 2018. Muy alimentados también por tensiones políticas tan fuertes como el Brexit o la llegada al poder en Italia de fuerzas políticas claramente partidarias de romper la moneda única europea. En los mercados emergentes la situación no fue mejor. México sembró el pánico primero por las consecuencias de la guerra comercial con EE.UU. y luego por la amenaza que se cierne sobre la banca tras la intención de su gobierno de intervenir en las comisiones que cobra el sector. La inestabilidad política en Brasil y financiera en Turquía y Argentina también fueron un fuerte lastre para los beneficios y la cotización, especialmente del sector bancario español con fuerte exposición a esos países. Efectos del mal de altura El mal de alturas también ha jugado en contra. En el verano, los principales índices bursátiles de Wall Street marcaban los niveles más altos de su historia y apuntalaban un inusitado ciclo alcista de más de nueve años. Las dudas sobre si podrían seguir subiendo o no estuvieron tras muchas decisiones de venta. Demasiados puntos negativos para compensar los aspectos positivos que también se han dado y en los que ha intentado poner el foco el estudio titulado 'Navegando en el cambio de ciclo' elaborado por Santander Wealth Magament, "un escenario de crecimiento macroeconómico, ausencia de tensiones inflacionistas y expectativas positivas de crecimiento". "Estas variables fundamentales han tenido en 2018 un comportamiento favorable, y si nos centramos en las variables de crecimiento, tanto el panorama macro (+3,8% PIB) como el microeconómico (+15,4% beneficios empresas) han respondido a las expectativas de los inversores a nivel mundial. El comportamiento del mercado no ha estado en sintonía con estos fundamentales de crecimiento, y tanto los inversores de renta fija (caída de un 3,4% de los precios de la deuda) como los de renta variable (-3,2% rentabilidad de las bolsas mundiales) han experimentado pérdidas", subrayan estos expertos. Los bancos centrales retirando efectivo Todo ello sin olvidar un punto clave. Una de las consecuencias de las actuales políticas de los bancos centrales es que están retirando parte de la liquidez inyectada en los últimos años y esto implica que ahora para invertir en un activo hay que desinvertir en otro. Finalmente, aunque no por ello menos importante, tras la caída de las bolsas hay un etéreo miedo ante la incertidumbre de muchos de los negocios de las empresas cotizadas que lastra la confianza de los inversores. Uno de los principales ejemplos de esta sensación es la evolución de Inditex. El desplome de la cotización de Dia ha sido el más abultado en la bolsa española durante 2018. (Supermercados DIA) La compañía española de moda ha visto como los inversores salían espantados cuando otras empresas de su competencia como H&M registraban malos números por la revolución del comercio electrónico. "Se avecinan cambios de modelo en muchos sectores derivados de la digitalización que nadie sabe por dónde va a ir, pero que todo el mundo tiene seguro que llegarán tanto en distribución como en el sector del automóvil o incluso en la agricultura y esa incertidumbre también ha cotizado muy en negativo y lo seguirá haciendo", asegura Javier Domínguez, Socio de Auriga Global Investor. El pinchazo de las criptomonedas Algo de ese contagio también lo ha sufrido la cadena de supermercados Día, aunque en este caso han sido sus problemas internos los que le han llevado a dejarse el 88% de su valor en el año, convertirse en la compañía más bajista de Ibex 35 y, por ende, ser expulsada del selectivo español. 2018 también ha sido un año de referencia para el mercado de las criptomonedas. El año del pinchazo de una burbuja que, por suerte para todos, se infló menos que otras. El bitcoin, la criptomoneda más conocida, ha perdido en los últimos doce meses alrededor del 83% de su valor. Unas abultadas pérdidas que en esta ocasión no han sorprendido a nadie. Analistas, expertos e incluso los reguladores financieros como la SEC en EEUU o la CNMV en España llevaban meses alertando del peligro de invertir en esos complicados activos. Parece que esta vez, la burbuja anterior estaba demasiado cerca como para haber perdido del todo la memoria.
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