La mujer siempre ha estado presente en el medio rural y en el sector agroalimentario . Aunque lo ha hecho, tradicionalmente, en un segundo plano . Es una situación que poco a poco ha ido cambiando para ir ganando visibilidad y presencia en áreas que han sido coto masculino durante años. Sin embargo, es un camino que se está recorriendo lentamente, al menos, en Aragón. En la comunidad aragonesa, sólo hay una mujer que dirige una cooperativa . En concreto, es Bodegas Aragonesas. Aragón se encuentra así por debajo de la media española en presencia de las mujeres en los consejos rectores o en la presidencia de estos organismos. Según los últimos datos de Cooperativas Agroalimentarias de España, hay más de 270.663 socias en estas sociedades en las que trabajan 44.240 mujeres, que suponen el 46,1% de la plantilla. Sin embargo, en los consejos rectores de las cooperativas se contabilizan 1.687 mujeres. Tan solo 314 las dirigen en España. Y, ¿qué sucede? ¿Por qué las mujeres no están presentes en más puestos de dirección en las cooperativas a pesar de tener la preparación y la formación? Varios son los factores que explican esta situación. Uno de ellos es la " discriminación sobre discriminación ". Es decir, ser mujer y vivir en el medio rural, lo que supone ya de por sí una barrera para avanzar en esta dirección y abrirse paso en las cooperativas agroalimentarias de Aragón, que registran una facturación de 1.000 millones de euros y 2.000 empleos. Esta escasa participación de la mujer en los puestos de dirección también se debe a ellas mismas porque directamente no quieren ocupar esa posición. "Tenemos que asumir que las mujeres frenan muchas veces su incorporación " a pesar de que sería beneficiosa para ellas al tener otra visión y perspectiva y también para las cooperativas al contar con la representación de las personas que forman parte de ellas", apunta Miriam Ferrer, jefa de la Unidad de Planificación e Igualdad del Departamento de Agricultura, Ganadería y Alimentación. .En esta primera premisa se ha ahondado más en el estudio realizado sobre las ' Barreras y estrategias para la participación de mujeres en cooperativas agroalimentarias '. Este informe, llevado a cabo a través de un panel con 23 personas -de las que son 8 hombres y 15 mujeres-, y cinco grupos focales, ha detectado una serie de barreras como las relacionales , al tener una menor interacción en entornos informales por parte de las mujeres. Además, se han observado barreras socioculturales porque se mantienen los roles tradicionales. De hecho, se aprecia que muchas mujeres, pese a ser titulares legales de sus explotaciones, siguen delegando la participación en las reuniones en sus parejas y, en consecuencia, la toma de decisiones. "Es una costumbre a la que ellos se aferran porque no quieren ser los primeros en dejar este rol", incide Isabel Ortega, profesora de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza y autora de este informe. Las mujeres se enfrentan a su vez a la conciliación por la sobrecarga doméstica y la falta de servicios de cuidado en los entornos rurales. Tampoco las normativas le son favorables, puesto que se toman medidas débiles y se detecta una carencia de ausencia de cuotas de género . A todo ello, se suman las barreras estructurales por la desigualdad en la propiedad de tierras y el acceso al crédito y las de tipo personal por el miedo a la crítica o el síndrome de la impostora. Más mujeres en las cooperativas: ¿qué se puede hacer? El estudio realizado también ha concretado una serie de medidas para impulsar a las mujeres con el fin de que lleguen a tener más presencia en los consejos rectores y en la dirección o presidencia de las cooperativas agroalimentarias. Dentro de ellas, destaca la importancia de educar en igualdad desde la edad temprana, integrándola de forma transversal en todos los ámbitos y niveles productivos, y dar visibilidad a las que ya están para que haya referentes . Otras acciones pasan por divulgar el espíritu cooperativista con el fin de fomentar esta cultura a través de jornadas y estrategias de marketing que difundan los beneficios, funcionamiento y estructura de las cooperativas. Igualmente, se plantea identificar a las mujeres activas con el fin de promocionarlas y fomentar su participación e incorporación en las sociedades cooperativas. El foco se pone al mismo tiempo en las redes de networking femeninas, que son menos eficaces que las masculinas. La mentoría y el coaching conforman a su vez el paquete de medidas para apoyar la integración de las mujeres en las actividad agrícola y ganadera y, en consecuencia, en las cooperativas, así como la implementación de infraestructuras y servicios de cuidado que faciliten la conciliación laboral y familiar. Y esto pasa también a su vez por establecer horarios compatibles, por ejemplo de reuniones en las cooperativas, aparte de adoptar formatos híbridos en asambleas, juntas o reuniones. Precisamente, para esto último, también es necesario garantizar la conectividad en el medio rural . Otra de las acciones es la capacitación en gestión empresarial , toma de decisiones y liderazgo cooperativo. Sobre la posibilidad de establecer cuotas de género , los resultados del estudio, basado en dos cuestionarios -uno sobre barreras y otro sobre medidas para superar obstáculos-, la visión cambia. El 60% considera que la presencia de la mujer en los órganos de dirección de la cooperativa debe ser proporcional a su participación en la base, mientras que el 25% aboga por una paridad absoluta. El 15% no quiere cuotas, aunque sí considera que hay que incentivar la presencia femenina. Son barreras y posibles medidas que conforman una herramienta de trabajo para actuar desde los diferentes grupos focales y programas para impulsar la mujer en el medio rural.