El crecimiento significativo del comercio exterior español en los últimos años tuvo su cénit el año pasado, con otro récord histórico. Las empresas españolas exportaron una cifra estimada por encima de 397.000 millones de euros, un 23,7% más que el año anterior. Aunque las importaciones igualmente subieron un 33% hasta alcanzar los 469.000 euros, la actividad en el extranjero demuestra que nuestras empresas son el motor del crecimiento económico de España . Han convertido nuestro país en una economía abierta, orientada hacia el comercio global, hasta el punto de crecer en exportaciones a un ritmo por encima de países como Alemania, Reino Unido, Francia o Italia. El mérito de nuestro tejido empresarial (tenemos 43.000 exportadores regulares) ha sido conseguir estas cifras en medio de una inestabilidad internacional acrecentada en los últimos años por una pandemia, una guerra en Ucrania, una ola inflacionista sin precedentes en décadas, subidas abruptas de tipos de interés o turbulencias repentinas en el sector financiero. Su talento está en la habilidad demostrada para ir consiguiendo adaptarse a los nuevos mercados en plena transformación de modelo, con enormes desafíos como la sostenibilidad medioambiental, las nuevas tecnologías o la Inteligencia Artificial. Ahora su fortaleza será aprovechar bien la oportunidad que brinda esta revolución tecnológica para situarse en las primeras filas de la industria global, desarrollando y planificando estrategias y habilidades específicas para la exportación. Básicamente, saber acomodarse a las regulaciones de los mercados extranjeros , la gestión de la logística internacional o la competencia con los actores locales. En la actualidad, las exportaciones españolas están centradas, básicamente, en Europa - Francia (16%), Alemania (10,4%), Italia (8,6%), Portugal (8,2%) y Reino Unido (5,85%) -, pero se abren nuevas oportunidades en los llamados mercados emergentes como China, India, Brasil o Sudáfrica. También en la regionalización del comercio internacional, donde las empresas españolas pueden acceder a mercados regionales más grandes, con una mayor eficiencia en las cadenas de suministro. Por sectores, España actualmente es fuerte en productos químicos (19,5% del total de lo exportado), bienes de equipo (18,2), alimentación (17%) y automóvil (13,9%). La competitividad de los productos españoles en los mercados internacionales está fuera de toda duda, pero la rápida evolución y transformación hacia el nuevo modelo de comercio obliga a la adaptación constante. La empresa global del futuro será interconectada y colaborativa, impulsada por la tecnología y enfocada en la sostenibilidad y la responsabilidad social corporativa. Las compañías que deseen tener éxito en este entorno deberán ser innovadoras, flexibles y comprometidas con la creación de valor a largo plazo, tanto para sus accionistas como para la sociedad en general. El reto está en aprovechar las infinitas oportunidades que presenta el nuevo orden mundial.