Marruecos suspende los aranceles a la importación de trigo para evitar que se dispare el precio del pan
28/12/2018
En: agroinformacion.com
Digital
El Gobierno marroquí aprobó este jueves 27 un decreto que suspenderá los aranceles impuestos sobre la importación del trigo blando y derivados hasta el próximo 30 de abril como "medida social" que tiene como fin "preservar el poder adquisitivo" de los marroquíes y evitar que se dispare el precio del pan..
El ministro portavoz del Gobierno, Mustafa Jalfi, dijo en una rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno que el Ejecutivo tomó esta medida para evitar un aumento del precio del trigo y por consiguiente de los precios del pan, considerado como producto garante de la paz social en el país.
Jalfi explicó que el imponer el arancel del 30% sobre la importación del trigo elevará el coste de este producto al salir del puerto hasta 300 dirhams (27 euros) el quintal, en lugar del precio estable de 260 dirhams (23 euros) el quintal.
El precio del pan es considerado en Marruecos "una línea roja" que las autoridades no se atreven a cruzar
Lo cual, según el ministro, repercutirá negativamente sobre el precio de este producto en el mercado local. Las reservas del país magrebí en trigo blando alcanzaron 1,43 millones de toneladas, lo que cubre las necesidades de los molinos nacionales durante tres meses y siete días.
El ministro marroquí subrayó que el precio del trigo blando se mantuvo estable en el mercado internacional durante el mes de octubre pasado (250 dólares por tonelada), después de un aumento significativo que se registró el pasado mes de mayo.
"Pese a esta situación, el mercado mundial sigue siendo tenso debido a una disminución significativa de la producción de los principales exportadores y la reducción progresiva de la oferta exportable de la región del Mar Negro", señaló Jalfi.
El gobierno marroquí revisa periódicamente los aranceles sobre la importación del trigo blando en función de la oferta mundial y la situación de la producción nacional.
El precio del pan es considerado en Marruecos "una línea roja" que las autoridades no se atreven a cruzar al tener siempre presente en la memoria las revueltas sociales de Casablanca de 1981 en las que murieron 66 personas y que se originaron por una subida superior al 77% del precio del pan.