La presencia de plaguicidas en los ríos españoles es generalizada, y es mayor en aquellas cuencas donde se desarrolla una agricultura más intensiva. Esta es la principal conclusión del informe «Ríos hormonados», elaborado por Ecologistas en Acción a partir de los datos oficiales de los Programas de Vigilancia de la Calidad de las Aguas de diez confederaciones hidrográficas, que fueron las que contestaron a la petición de información hecha por la ONG.
Así, los muestreos realizados en 2016 encontraron 47 sustancias plaguicidas diferentes (de las 104 analizadas) en los ríos españoles. Además, el 70 por ciento de estos pesticidas detectados están prohibidos por su toxicidad tanto en España como en la Unión Europea como el lindano, el DDT, la atrazina o el endosulfán- y más de la mitad de ellos son o se sospecha que son disruptores endocrinos, o sea, sustancias que interfieren con el sistema hormonal, según se denuncia en el informe.
Los plaguicidas más habituales son los insecticidas (45% del total) y los herbicidas (40%). Los retornos del riego o el efecto de la lluvia en los cultivos tratados con agroquímicos (pesticidas, fertilizantes) hace que éstos terminen en los ríos o en los acuíferos, por lo que son las cuencas con una agricultura más intensiva las que peor paradas salen de este análisis.
La del Júcar es con diferencia la cuenca más contaminada. En 2016 se detectaron 34 de los 57 plaguicidas analizados, 22 de ellos prohibidos y 21 posibles disruptores endocrinos. Varias sustancias, como el DDT, el clorpirifós o el endosulfán, se detectan muy frecuentemente, y algunas en concentraciones muy por encima del límite permitido, dice el informe. Por su parte, en la cuenca del Ebro, la segunda con mayor presencia de estas sustancias, se detectaron 21 de las 37 analizadas, siendo 16 posibles disruptores endocrinos. No está autorizado el uso de 18 de plaguicidas detectados.
El caso del lindanoEn las cuencas del País Vasco se detectaron 17 de las 55 sustancias analizadas de las que 14 pueden ser disruptores endocrinos y 15 no están autorizadas, como el lindano y sus isómeros, las sustancias detectadas con mayor frecuencia. La contaminación por lindano tiene algunos casos paradigmáticos en España, como los vertidos en la ría del Nervión (Baracaldo y Erandio, Vizcaya) o en el río Gállego (en Sabiñánigo, Huesca). Aunque estos vertidos cesaron hace décadas, su depósito en las márgenes del río o en vertederos mal revestidos hace que cuando llueve esta sustancia y otras se filtren al agua, denuncia Santiago Martín Barajas, responsable de Agua de Ecologistas en Acción.
En el Tajo se detectaron 15 de las 17 sustancias analizadas, de las cuales 13 son posibles disruptores endocrinos y 12 están prohibidas. En el sistema Miño-Sil se hallaron 13 de los 58 plaguicidas analizados, de los que 11 pueden ser disruptores endocrinos y cinco tienen prohibido su uso. Mientras que en la cuenca del Duero, hay presencia de 12 sustancias (10 son o pueden ser disruptores endocrinos), de las que ocho están prohibidas, como el herbicida isoproturón, la sustancia detectada en mayor frecuencia y concentración.
Le siguen las cuencas del Segura -nueve de las 57 sustancias analizadas- y del Guadiana -siete de las 27 sustancias analizadas. En los últimos lugares, Galicia Costa, donde sólo se han detectado tres de las 55 sustancias analizadas, entre ellas el insecticida clorpirifós, que es disruptor endocrino, y dos herbicidas prohibidos; y las cuencas cantábricas, donde con datos de 2015 solo se detectaron dos de las 21 sustancias analizadas y en una única muestra en ambos casos.
Lo cierto es que, según datos de Eurostat, en toda la Unión Europea se esparcen anualmente 400.000 toneladas de pesticidas y España es el país donde más se usan, con 78.818 toneladas en 2014. En este sentido, Dolores Romano, responsable de políticas de sustancias químicas de Ecologistas en Acción, llama la atención sobre el «efecto cóctel» que pueden tener estas sustancias: «Preocupa la presencia de mezclas de múltiples plaguicidas en una misma cuenca como ocurre en la del Júcar (34 plaguicidas) y la del Ebro (21) porque diversos estudios han mostrado que la exposición a mezclas de plaguicidas disruptores endocrinos puede multiplicar la toxicidad de cada uno de ellos».
Un plan nacionalPor ello, Ecologistas en Acción reclama una transformación del «insostenible» sistema agrario actual a un sistema agroecológico e insta al Gobierno a prohibir los disruptores endocrinos y a poner en marcha un plan para reducir a la mitad en los próximos 10 años el uso de plaguicidas en España, igual que han hecho países como Francia o Dinamarca.
En España ya hay municipios que se han declarados libres de disruptores endocrinos, y ciudades grandes como Zaragoza y Madrid, por ejemplo, explica Romano. Estas ciudades fomentan los alimentos ecológicos en los comedores escolares y limitan el uso de pesticidas en el mantenimiento de parques y jardines, entre otras medidas. A nivel internacional, París ha sido la última en sumarse a esta lista y lo hizo el pasado mes de diciembre.