Por primera vez, un estudio científico evalúa el impacto global de estas partículas en la seguridad alimentaria: reducen un 12% la fotosíntesis de las plantas, lo que afecta a cultivos básicos como trigo, arroz y maíz En el cerebro. En el hígado, el semen, los óvulos y la leche materna. En aves y ratones. En la fauna marina: focas y tortugas. En áreas remotas como la Antártida o la cima del Monte Everest. La contaminación por microplásticos, esas diminutas partículas de menos de 5 mm que, de forma silenciosa e imperceptible, se desprenden de uno de los materiales más usados por los seres humanos, se esparce y afecta a todos los ecosistemas. También a los cultivos. Por primera vez, un estudio científico ha cuantificado el daño en la producción de alimentos. Al disminuir la fotosíntesis, cultivos básicos como el trigo, arroz y maíz sufren pérdidas de hasta un 13,5% en sus cosechas. Esta es la conclusión principal de un grupo de investigadores liderado por Ruijie Zhu, profesor de la Facultad de Medio Ambiente de la Universidad de Nanjing (China) tras rastrear el impacto que los microplásticos están teniendo en los agroecosistemas. Los científicos han logrado cuantificar la reducción en la fotosíntesis por esta contaminación, de entre el 7,05% y el 12,12% en plantas terrestres, algas marinas y algas de agua dulce. "La seguridad alimentaria está en juego" Hasta hace poco se creía que los microplásticos no podían penetrar dentro de los tejidos vegetales. Sin embargo, las últimas investigaciones demuestran que estos materiales pueden ser absorbidos por las raíces. Una vez que están dentro de la planta, los microplásticos se pueden transportar a todas sus partes a través del sistema vascular, lo que puede llegar a alterar sus propiedades físicas y químicas, afectando la disponibilidad de nutrientes y de agua. "La seguridad alimentaria está en juego", advierten los investigadores chinos en su estudio. Las pérdidas globales anuales de cultivos básicos consumidos por todos los países del planeta oscilan entre un 4% y un 13%. Es decir, una pérdida de entre 110 y 360 millones de toneladas de alimentos. Asia es la región más afectada, con reducciones entre 54 y 177 millones de toneladas al año. "Estos hallazgos subrayan la urgencia de integrar la mitigación de plásticos en iniciativas globales de hambre y sostenibilidad. También brinda información a legisladores internacionales para salvaguardar el suministro mundial de alimentos ante la creciente crisis del plástico", señalan los autores del estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Según la ONU, alrededor de 700 millones de personas están hoy afectadas por el hambre. La contaminación por microplásticos, advierte el profesor Ruijie Zhu, podría aumentar esta cifra a más de 1000 millones en las próximas décadas. "La humanidad se ha esforzado por aumentar la producción de alimentos para alimentar a una población en constante crecimiento, pero estos esfuerzos continuos se ven ahora amenazados por la contaminación por plásticos", alerta el estudio. La investigación combinó más de 3.000 observaciones del impacto de los microplásticos en las plantas de 157 estudios internacionales. La conclusión es que "las pérdidas anuales de cultivos causadas por los microplásticos podrían ser de una escala similar a las causadas por la crisis climática en las últimas décadas", producto del calor extremo, la sequía o las inundaciones. La reducción de la fotosíntesis no ocurre sólo en tierra. También alcanza a las algas marinas (-7%), que constituyen la base de la red trófica oceánica. Esta disminución se traduce en millones de toneladas de pescados y mariscos, entre 1,05 y 24,33, según la investigación. Cómo llegan los microplásticos a las plantas En 2023, otra investigación científica, titulada "Acumulación de microplásticos en agroecosistemas y sus efectos sobre plantas terrestres", de la Universidad Agrícola de Bangladesh, alertaba de que "las tierras cultivables se han convertido en un sumidero de partículas microplásticas". Las fuentes de microplásticos son el polvo urbano, los neumáticos, los textiles sintéticos, los productos de cuidado personal y los palets de plástico, entre otras. Los microplásticos se liberan al medio ambiente por procesos de degradación y descomposición, explica este otro estudio. "Alrededor del 90% de los microplásticos se acumulan en los lodos, que se aplican al suelo como fertilizante. Los materiales de invernadero, el mantillo plástico y los acondicionadores de suelo son las principales fuentes de partículas plásticas en la agricultura. Las fuentes indirectas comunes de microplásticos incluyen la basura común, el agua recuperada utilizada para riego y los biosólidos aplicados", se detalla en la investigación. Degradados por la radiación ultravioleta solar y el aumento de la disponibilidad de oxígeno y la temperatura, los microplásticos "migran vertical y horizontalmente por los suelos". Además, pueden mezclarse fácilmente con el agua de riego liberada por plantas de tratamiento de aguas residuales y, de esta manera, "ingresar a las plantaciones agrícolas". El problema es muy preocupante, ya que las sustancias y estructuras microplásticas tardan entre 20 y 500 años en degradarse El círculo vicioso se completa con "el compost contaminado con plásticos", que se aplica más tarde para la producción de cultivos. "El problema es muy preocupante, ya que las sustancias y estructuras microplásticas tardan entre 20 y 500 años en degradarse", afirman las tres científicas que firman el trabajo. "Es necesario incrementar la investigación sobre microplásticos en ecosistemas terrestres. Se pueden encontrar posibles soluciones mediante una mejor coordinación de la investigación y el conocimiento sobre los riesgos potenciales de los microplásticos, sus efectos nocivos y sus orígenes en la agricultura moderna", concluyen. Respecto a las fuentes de contaminación, una tercera investigación científica de 2021 ("Fuentes, migración, acumulación e influencia de los microplásticos en las comunidades vegetales terrestres), pone al agua de riego como un punto crítico, debido a que las aguas subterráneas y residuales purificadas contienen una variedad de microplásticos, incluyendo diferentes formas (fibras, fragmentos y partículas) y materiales (tereftalato de polietileno, polietileno, polipropileno y alcohol polivinílico). Si bien en algunas plantas los microplásticos quedan "atrapados y adsorbidos" en la superficie de la raíz "debido al moco secretado por el casquete radicular" -no pudiendo permear la corteza radicular-, en otras "sí pueden entrar en el cuerpo de la planta a través del sistema radicular y llegar a la parte aérea de la planta utilizando la fuerza de transpiración del sistema vascular de las raíces y los tallos, junto con agua y nutrientes". Los científicos abocados a la tarea de dilucidar el impacto de los microplásticos en la producción de alimentos urgen a que las administraciones políticas se involucren en esta problemática. Sin límite a la producción de plásticos -las naciones del mundo siguen sin llegar a un acuerdo sobre un tratado que la ONU puso sobre la mesa- la concentración de estas partículas en entornos terrestres aumentará en los próximos años.