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Los avances tecnológicos impulsan la productividad en las explotaciones agrícolas

25/03/2019
En: lavanguardia.es
Digital
La cuarta revolución industrial no es (sólo) industrial. La digitalización ha llegado a la agricultura y está contribuyendo a transformar el sector. Aunque su peso en la economía global haya disminuido (hasta un 3,55%), la producción agrícola tiene delante de sí un reto monumental: alimentar a un planeta que albergará a 9.000 millones de personas para el 2050. Las nuevas tecnologías no sólo son una oportunidad económica: son una necesidad de supervivencia. Un detallado estudio presentado esta semana por la EAE Business School demuestra que el fenómeno conocido como agritech , agricultura smart o farming 4.0 es una realidad en muchos países ya que las explotaciones agrícolas de vanguardia han pasado a adoptar las tecnologías más punteras: drones, inteligencia artificial, impresión 3D, blockchain, realidad virtual, robots, vehículos autónomos Los dispositivos de internet de las cosas, es decir, aquellos sensores conectados entre sí para compartir datos, aumentarán en este sector un 30,6% para el 2020, mientras que el tamaño global del mercado crecerá un 48% en los próximos cinco años. La digitalización llega al campo Gracias a estas mejoras, la producción agraria crecerá una media de un 0,3% anual por encima del crecimiento de la población y contribuirá, además, a una disminución de los precios de los alimentos. En cuanto a los productores, también tendrán varias ventajas. "Estas tecnologías permiten usar menos agua, herbicidas y fertilizantes, por lo tanto hay un beneficio en términos de ahorro. Al mismo tiempo, proporcionan información más precisa y objetiva con datos sobre el momento de la recogida, de manera que la producción aumenta", explica el profesor de la EAE Business School, Javier San Martín, que ha dirigido el estudio. Como ocurre en otros sectores, los avances tienen un impacto negativo en el empleo En la práctica, esto significa que es posible, gracias a las máquinas, recoger la cosecha en el punto óptimo de calidad. "También es posible planificar mejor la producción y organizar la plantación de la semilla en previsión de un aumento de la demanda, de manera que se evitan los sobrantes", indica. Por ejemplo, ya hay máquinas que hacen fotos y con los sensores saben identificar dónde están las malas hierbas y dónde es preciso sembrar. La consultora On Farm cree que para el 2050 una explotación de tamaño medio tendrá información procedente de cuatro millones de puntos diferentes. Ya empiezan a circular en los campos tractores autónomos (y eléctricos), ya que desde el punto de vista regulatorio es más fácil que con los coches, como los de la firma estadounidense John Deere. Vehículos que trabajan 24 horas al día y consumen menos. No es de sorprender que los grandes capitales huelen el negocio y están pisando fuerte porque ven mucho potencial en la agricultura del futuro. El Banco Mundial confirma que entre el período 2012-2015 (últimos datos disponibles) los fondos de capital riesgo han aumentado un 82% las inversiones en el Agritech. Hay nombres de primer orden involucrados en muchos de estos proyectos. El millonario japonés Masayoshi Son, mediante SoftBank, el ex directivo de Google Eric Schmidt y Jeff Bezos han entrado en Plenty una firma agricultura vertical; Richard Branson y Bill Gates han invertido en Memphis Meats, una compañía puntera en la ganadería celular, que elabora carne sintética gracias a la investigación genética. El internet de las cosas se dispara. Millones de dispositivos de internet *Proyección 2020 (Raúl Camañas) Latinoamérica es una potencia agrícola y ganadera de primera magnitud. Durante los últimos diez años ha sido la principal región exportadora de alimentos del mundo. Pues bien, allí también se están dando pasos de gigante. José Similiano García trabaja en Azúcar de Guatemala y acaba de ser galardonada en su país. "Los drones han transformado completamente la producción. Antes estábamos obligados a fletar helicópteros o a contratar a personal. Ahora gracias a su mapeo tenemos información más precisa y con un ahorro de costes", comenta. "En una piel hay lunares y cicatrices. Ahora, en lugar de aplicar la crema por todo el cuerpo, la ponemos sólo en el lunar", explica García. La manera de trabajar ha cambiado de forma radical. "Recibimos los datos en una sala que hemos bautizado torre de control. De hecho, hemos fichado a un consultor de los aeropuertos que nos ayuda a gestionar la información que recibimos en las pantallas". En el futuro ya se habla de aplicar sensores directamente a las plantas para hacer el diagnóstico de forma más fácil. El lado oscuro de la medalla es que han tenido que reducir la plantilla. Desde 9.500 efectivos han descendido a 5.500. Antes tenían a doce equipos de 30 personas sobre el terreno; ahora, uno compuesto por tres. Por supuesto, como testimonia la historia misma del sector agrícola, la innovación tiene un precio: la eliminación de puestos de trabajo. En los últimos años China e India han reducido un 44,3% y un 21,73% respectivamente el empleo en la agricultura. El 'agritech', en miles de millones de dólares (Raúl Camañas) España tampoco es ajena al fenómeno. Varias empresas locales están marcando el paso en alta tecnología aplicada a la agricultura. Una de ellas es Robotnik, en València, que exporta al extranjero el 80% de su producción. Aunque en fase experimental, sus robots pueden recorrer los terrenos de las viñas y tener información precisa, gracias a unas cámaras, sobre el estado de maduración de las uvas. Al final la decisión la toma el agricultor, pero podrá contar con una base de datos fiable y precisa. "Las pequeñas explotaciones todavía están al margen, pero las grandes empresas del sector y las cooperativas sí que tienen recursos financieros para invertir en estos aparatos", comenta María Benítez, responsable de marketing de la compañía. Así, gracias a las inversiones recibidas en los últimos años, el valor añadido por trabajador agrícola en España ha crecido en dos décadas hasta llegar a los 20.000 euros, un incremento del 68%. Pero en línea con el resto de los países, el porcentaje de trabajador agrario sobre el total ha caído casi un 6% en este periodo, aunque apenas ha variado en la última década. Andalucía es la comunidad que está liderando la transformación digital en España. Como ejemplo se puede mencionar los cultivos de invernadero como los de Almería o Murcia. El resultado es un aumento de la competitividad: el comercio exterior agroalimentario ha incrementado sus ventas cerca del 100% en diez años. El país no sólo es líder en aceite y olivas, también es muy competitivo, en Europa, en fruta tropical y hortalizas. Al mismo tiempo la digitalización crea nuevos empleos. Según la Comisión Europea, entre el 70% y el 80% de los nuevos equipos agrícolas que se venden tiene algún componente digital. Hay 4.500 fabricantes que facturan cada año 26.000 millones de euros, y el sector emplea a 135.000 personas. Gracias a las tecnologías, el futuro en la agricultura empieza a florecer.
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