Los entes locales estarán obligados a contar con un sistema de recogida separada a partir de enero del 2025 Estos últimos meses, el aceite ha sido noticia por el incremento de su precio. Se trata de un producto muy utilizado en las cocinas mediterráneas, con lo que su cotización afecta directamente a los bolsillo de los ciudadanos. Sin embargo, buena parte de la población desconoce que este producto es también muy preciado una vez usado, al ser utilizado como biocombustible, al mismo tiempo que resulta altamente dañino para el medio ambiente si no se recoge adecuadamente. A partir del 1 de enero del 2025, los entes locales estarán obligados a contar con un sistema de recogida separada de aceite de cocina usado. La medida busca evitar la contaminación de suelos y aguas (un solo litro vertido por el desagüe puede contaminar hasta 1.000 litros de agua), así como acabar con los elevados sobrecostes que comporta en la depuración de aguas residuales. El margen de mejora es muy amplio: de los 2,5 litros de aceite que se estima consume una persona en un año (175.000 toneladas si se suma el total de los hogares catalanes), la Agència de Residus de Catalunya (ARC) calcula que en el 2022 solo se recogieron selectivamente 17.500 toneladas, es decir, en torno a un 10%. Sí se recoge selectivamente el aceite de cocina usado de bares, restaurantes y hoteles. La ARC estima que, en el año 2022, se recuperaron 14.000 toneladas, equivalentes a la totalidad del residuo generado por el sector. También es prácticamente el 100% el aceite que se recupera en el sector agroalimentario, con 6.500 toneladas recogidas selectivamente en el 2022. Según la agencia de residuos catalana, los buenos datos se deben al "valor positivo en el mercado y a la existencia de normativas que regulan estas actividades". Otro aceite usado que también es muy preciado es el procedente de motores de vehículos y de maquinarias industriales. En el 2023, el sistema de gestión de aceites industriales usados en España (Sigaus) gestionó 18.970 toneladas de este residuo en Catalunya, procedentes de cerca de 8.500 establecimientos de diversa tipología, que son el 55% talleres mecánicos. "Se recoge todo el residuo de aceite que se genera", afirma Ainhöa Lizarbe Ortín, directora de relaciones institucionales y comunicación de Sigaus. Dato Del total de aceite de cocina utilizado en Catalunya en el 2022, solo se recogió selectivamente el 10% Desde esta entidad destacan que el aceite usado conserva en su composición recursos que le permiten ser aprovechado en su totalidad y transformarlo en nuevos productos, como bases lubricantes o un combustible similar al fuel. La cantidad recogida en Catalunya durante el pasado año fue valorizada en su totalidad, una vez excluidos los impropios (agua y otros sedimentos). Del residuo neto finalmente gestionado, el 97% se destinó a regeneración, tratamiento prioritario por ley que permite transformar el residuo en bases lubricantes, que son el componente fundamental en la fabricación de nuevos aceites industriales. Gracias a este proceso, fue posible reincorporar al mercado 11.518 toneladas de nuevos lubricantes, suficientes para llenar el cárter de 2,8 millones de coches. El segundo tratamiento posible para el aceite usado es su descontaminación para obtener un combustible -llamado fuel BIA- que sustituye al fuel tradicional y que puede ser utilizado en centrales térmicas, hornos y otras instalaciones industriales. Mediante este proceso se trató el 3% restante del residuo recuperado. Sigaus estima que la obtención de estos productos a partir del aceite usado evita el uso de petróleo: 5,5 millones de barriles se ahorraron por la gestión realizada en Catalunya. Además, se evitó la emisión de casi 12.600 toneladas de CO2y se ahorraron 234 GWh de energía. "Somos un ejemplo clarísimo de economía circular", se enorgullece Lizarbe. En referencia al valor económico, la directora de relaciones institucionales y comunicación explica que este está directamente relacionado con el precio del petróleo.