Casi todo el mundo hoy asocia la innovación a grandes empresas como Apple, Google, Telefónica, Inditex, Talgo o Airbus. Sin embargo, no es tan conocido que en muchas áreas la innovación ha tenido su primer y más importante impulso en pequeñas empresas, muchas veces de reciente creación ( start-ups), trabajando para las grandes corporaciones o integrándose finalmente en ellas.
Por otro lado, la inversión pública en innovación es y ha sido determinante para las primeras etapas de desarrollo en la mayoría de las áreas. Un área a caballo entre la investigación y el desarrollo, y aún más dependiente de la inversión publica, es la industria de la ciencia. Así llamamos a la industria que sirve los sofisticados instrumentos e infraestructuras que necesita la ciencia, como por ejemplo los gigantescos aceleradores de partículas del CERN o los mismos telescopios de Canarias. Las tecnologías desarrolladas para estos fines de tanta exigencia suelen ser de enorme valor para mejorar la competitividad de las empresas que a ello se dedican. Y en muchos casos empresas pequeñas y recientes tienen la mejor solución.
En España hay varios programas de apoyo a empresas innovadoras de los cuales se benefician todas, incluidas por supuesto las pequeñas, y hemos hecho recientemente un gran esfuerzo para potenciarlos. Para las empresas españolas de fuerte vocación innovadora, un instrumento clave de apoyo ha sido el Instrumento Pyme de la Unión Europea, que las ha ayudado a salir fuera de nuestras fronteras con notable éxito. Las pymes españolas han sido líderes absolutas de este programa creado en el 2014, con 324 millones de euros captados en estos años, ganados en muy dura competición con empresas de todos los demás países de la Unión. Estas ayudas en forma de subvención han supuesto para muchas el impulso que necesitaban para salir al mercado de capitales y crecer.
(Javier Aguilar)
Sin embargo, estas ayudas de apoyo a la innovación en las pymes han estado en grave peligro en el diseño inicial del nuevo programa marco de investigación de la Unión Europea para el periodo 2021-2027, el programa Horizonte Europa. No han sido pocos los países que han expresado su reticencia para continuar con este apoyo, y que propugnaban pasar directamente a ayudas en forma de capital o préstamos reembolsables, sin subvenciones. Por esta razón, España abanderó desde el principio el mantenimiento del instrumento original, y desde que llegué al ministerio hemos estado trabajando en el marco del Consejo Europeo en la defensa de este tipo de ayudas como parte esencial de Horizonte Europa, y haciendo valer el peso de un nuevo departamento ministerial con implicación al más alto nivel en este asunto.
El pasado 30 de noviembre el Consejo de Competitividad, donde nos reunimos los ministros de Ciencia e Investigación, aprobó por unanimidad el primer borrador del nuevo programa para, a partir de ahora, avanzar en las negociaciones con el Parlamento Europeo. Tras intensas negociaciones, hemos conseguido que se mantengan las ayudas en forma de subvención para las pymes innovadoras. El camino por recorrer hasta la negociación final del programa marco Horizonte Europa es aún largo y no estará exento de dificultades, pero seguiremos defendiendo para España y para la Unión un futuro basa- do en la investigación, el emprendimiento y la innovación de sus pequeñas y medianas empresas.
Además, España defiende Horizonte Europa como un programa donde la excelencia y el impacto científicos sean los únicos criterios para la adjudicación de las ayudas a los investigadores. Los investigadores españoles han demostrado su valía en esta área, con más de un 10% de retorno total para España y un magnífico primer puesto en número de proyectos liderados, casi el 16%. De este modo, España se suma a los países que son favorables a la independencia del Consejo Europeo de Investigación, así como el presupuesto que precisa para mantener y consolidar el liderazgo científico europeo.
En el ámbito español, un incremento de la financiación pública estatal de la I+D+i a través de los presupuestos generales del Estado está incluido en el anteproyecto que será presentado en enero y que toda la comunidad científica considera necesario. Mientras tanto, en las próximas semanas aprobaremos cambios normativos que permitirán agilizar las tareas administrativas, así como mejorar las condiciones en las que trabajan los investigadores. Además, lanzaremos un nuevo instrumento de apoyo a la innovación para centros tecnológicos y pymes, el Programa de Transferencia Cervera, que llevaba dos años pendiente de definirse y llevarse a la práctica.
Con este primer éxito en las negociaciones europeas, las nuevas medidas en ciencia e innovación en marcha y los progresos alcanzados en el consenso en torno a la Universidad 2030, se empiezan a ver los resultados de la estrategia de país de conocimiento e innovación que presenté en el Consejo de Ministros en septiembre pasado. Estamos comprometidos con lograr avances concretos en I+D+i y formación universitaria, porque son esenciales para el progreso de nuestro país y la base del bienestar de las siguientes generaciones. Un acuerdo entre todos debe asegurar una continuidad de acción en estas áreas y unos recursos adecuados y estables. No escatimaremos esfuerzos en alcanzarlo.