La floración tiñe los campos de azul y violeta, transformando la Provenza -y otros rincones como la Alcarria, el Oltrepò Pavese, los Cotswolds o la provincia de Burgos- en lienzos casi mágicos Lavándula, espliego, alhucema... existen múltiples vocablos que aluden a la lavanda, una planta de profundas raíces mediterráneas cuyos usos aromáticos y terapéuticos se remontan al antiguo Egipto. Su floración, en verano, tiñe los campos de azul y violeta, transformando los paisajes del sur de Francia en lienzos casi mágicos. "La lavanda es el alma de la Provenza". Con estas palabras Jean Giono plasmó como nadie la relación entre la región del suroeste galo, la que inmortalizaron con sus pinceles Cézanne y Van Gogh, y esta planta, íntimamente arraigada a la cultura provenzal. La lavanda se extiende en hileras kilométricas, entre colinas salpicadas de pequeños pueblos, dejando a su paso un rastro embriagador de perfume que lo envuelve todo. El espectáculo atrae a miles de visitantes desde mediados de junio a finales de agosto, ávidos por vivir en primera persona este espectáculo de la naturaleza. La experiencia, además de contemplar rutas por la campiña, se acompaña de una completa oferta turística y cultural; un abanico de propuestas que permiten disfrutar del savoir vivre entre viñedos y olivos, que incluye desde destilerías a mercados locales con todo tipo productos -como miel o esencias- pasando por alojamientos singulares, almuerzos y cenas en pleno campo, festivales, museos o paseos en globo. La lavanda se extiende por la Provenza en hileras kilométricas, entre colinas salpicadas de pequeños pueblos Pero la región francesa ya no cuenta con el monopolio de la lavanda. La vistosidad de los campos de Brihuega, en Guadalajara, le han valido el sobrenombre de 'la Provenza española'. Al igual que esta localidad de la Alcarria, el Oltrepò Pavese, una pequeña región vinícola de la Lombardía, los Cotswolds, en la campiña inglesa, o la provincia de Burgos se han hecho un hueco en un mercado que no para de ganar adeptos. La preciada flor abre un mundo de experiencias sensoriales. Desde rutas por pueblos y paisajes teñidos en malva, a estancias relajantes entre campos en plena floración, comidas y cenas campestres, mercadillos y productos elaborados con el espliego. Rutas: un regalo para los sentidos La mejor época para recorrer la Provenza es antes de la recolección, fechas variables según la zona. Existen diversas rutas que se extienden por parte de la Drôme, del Vaucluse y de los Alpes de Alta Provenza y que atraviesan paisajes y pueblos pintorescos. Seis de los itinerarios más destacados son los que recorren el valle del Drôme, Diois y Haut-Buëch; el de Drôme al Alto Vaucluse; el de las Baronnies al Buëch; el de Ventoux, Luberon y Lure, que alcanza uno de los spots más fotografiados, con la abadía de Sénanque como figurante; el de la Alta Provenza al Verdon, o la ruta desde Prealpes d'Azur al país de Grasse. A pocos kilómetros de Milán, cerca de Pavía, las colinas de Oltrepò Pavese no pasan tampoco desapercibidas en verano, especialmente desde mediados de junio hasta la primera semana de julio. Aquí existe un puñado de granjas dedicadas al cultivo del espliego, como Le Fraganze, Il Melo Roso o Cascina Costanza, entre otras, que organizan visitas guiadas e invitan a participar en tareas de recolección y otras actividades vinculadas a la flor púrpura. Al oeste de Londres, Bath y los Cotswords regalan algunos de los paisajes más hermosos de la campiña inglesa. Se impone recorrer la zona y descubrir rincones salpicados de jardines de lavanda entre deliciosos pueblos. La mayoría de las granjas dedicadas a su cultivo disponen de tiendecitas que ofrecen productos orgánicos con el espliego como protagonista. Ya en España, Brihuega se ha ganado una fama merecida, por lo que cada año se acercan hasta esta localidad que no alcanza los 2.500 habitantes miles de visitantes ávidos por disfrutar de sus imágenes de postal. Situada a un centenar de kilómetros de Madrid -Renfe ha habilitado el Tren de la Lavanda el 4 y el 11 de julio-, sus 3.000 hectáreas de cultivos abren la puerta a numerosos itinerarios. Uno de ellos es una ruta circular de 30 kilómetros que puede realizarse a pie o en bici. El momento culminante coincide con el 12 y 13 de junio, cuando tiene lugar el Festival de la Lavanda -que este año tendrá lugar los días 12 y 13 de julio-, con música, actividades, como visitas guiadas, o un mercado. Caleruega, en la Ribera del Duero, y Cilleruelo, en la comarca de Arlanza, ambas en Burgos, son dos destinos poco conocidos Mucho menos conocida que las anteriores es la floración burgalesa, que ofrece la posibilidad de recorrer los campos de algunos de los rincones más singulares. Caleruega, en la vinícola Ribera del Duero, un pueblo con indudable encanto, organiza también el 13 y 14 de julio el Lavanda Fest. En Cilleruelo, por su parte, en la comarca de Arlanza, las fechas más destacadas son el 3 y el 4 de agosto, cuando tiene lugar la Fiesta de la Cosecha de la Lavanda, también con talleres, catas y conciertos. Cenar en los campos de Aix-en-Provence Terre Ugo es una propiedad familiar dedicada al cultivo de lavandín de Aix-en-Provence que abre sus puertas al público en los meses estivales con una amplia oferta de actividades. Una de las más originales es 'mesa efímera', una serie de cuatro cenas de verano que tienen como escenario sus campos de lavanda biológica. Las veladas son una forma de descubrir, compartir y disfrutar de la gastronomía local y de la producción vinícola de la zona a través de cuatro temáticas distintas. Las citas de este año tendrán lugar el 25 de junio, el 2, el 16 y el 23 de julio. Dormir en la 'Provenza española' Habitaciones con vistas sobre los jardines y los campos de lavanda, infinity pool, o una insuperable área termal con tratamientos con productos autóctonos son solo algunas de las experiencias del Castilla Termal Brihuega. El hotel, que ocupa la antigua Real Fábrica de Paños del siglo XVIII, es un edificio circular singular, propio de la arquitectura industrial de la época. Su estancia es ideal para saborear una gastronomía km 0, disfrutar del senderismo y de las rutas entre lavanda, y descubrir cómo se elaboran artesanalmente aceites, jabones o velas con la preciada planta aromática. Frescura aromática de Chloé El prestigioso perfumista Quentin Bisch pretendía plasmar en la fragancia Lavanda de Atelier des Fleurs de Chloé el recuerdo infantil de su madre en el jardín con un ramo de lavanda en los brazos bajo el calor del verano. El resultado es un aroma moderno y fresco en el que se combinan ingredientes como la violeta, la bergamota, los cítricos y el ámbar gris que transporta a los campos de la Provenza Vela relajante El aroma suave y relajante de esta vela de Jo Malone extraído de la lavanda inglesa se inspira en la noche. La combinación con el almizcle blanco y las flores de luna que florecen con la oscuridad le añaden un toque sofisticado ideal para crear un ambiente sereno.