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Las cicatrices que deja la sequía

16/09/2019
En: hoy.es
Digital
«Nunca había visto el nivel del agua tan bajo y mira que llevo viniendo aquí más de 20 años». Las palabras son de Ángel Cordero , un cacereño aficionado a la pesca que muchas de las mañanas que tiene libre las pasa sentado en una roca con su caña en una zona a la que no es fácil acceder. Hasta ella llega tras tomar un pequeño desvío en la carretera EX-390 , la que va a Torrejón El Rubio y Monfragüe, bajar por una cuesta estrecha y empedrada y aparcar en un pequeño terraplén. Está acostumbrado al camino y poco le molesta el sol y los 30 grados de las doce del mediodía. Sin embargo, sí se queja de lo que ha cambiado el paisaje en los últimos meses. No porque sea feo, sino porque es preocupante. «Tienen que hacer algo. Los ganaderos lo están sufriendo mucho», dice mientras apunta con el dedo a su derecha. Allí se pueden ver dos puentes y una hornacina en la confluencia entre los ríos Almonte y Tamuja . Estas tres infraestructuras medievales llevan ahí siglos, pero solo se dejan ver cuando la sequía está aquí. Restricciones de consumo, animales deshidratados y pérdidas para el campo preocupan a una región que se consuela con las joyas del pasado que afloran si no cae una gota Las lluvias de este fin de semana no parecen aliviar la situación. Desde enero hasta septiembre ha llovido un 45% menos de lo que se considera normal. El promedio en la región ha sido de 160,1 litros por metro cuadrado, cuando el valor de referencia a finales de agosto es de 290,4. «Estamos en sequía meteorológica», confirma el delegado de la Aemet en Extremadura, Marcelino Núñez . «Hablamos de déficit fuerte en cuanto a lluvias, algo que ya sucedió en 2015 y 2017», añade antes de avanzar que « este domingo se esperan chubascos tormentosos y la próxima semana también». No puede asegurarlo al cien por cien porque la transición del final del verano al inicio del otoño es muy inestable y no permite predicciones tan precisas. Mientras tanto, los pantanos están bajo mínimos . El agua embalsada en el Tajo se sitúa en el 37%, 27 puntos porcentuales menos que en la misma semana del año anterior. En el Guadiana alcanza el 40%. En 2018 había 13 puntos porcentuales más por estas fechas. Pescadores en una zonasituada en la confluencia entre los ríos Almonte y Tamuja. La falta de lluvias hace que se pueda ver dos puentes medievales y una honarcina.: LORENZO CORDERO Esas cifras están dejando huella. Un recorrido por los alrededores de la provincia de Cáceres y Badajoz sirve para darse cuenta de lo devastador que puede ser la falta de agua. Piscinas naturales que no han abierto , pueblos que pierden turismo, restricciones horarias en algunos municipios, animales que se deshidratan y pérdidas millonarias para el campo preocupan a una región que se consuela con joyas arquitectónicas del pasado que quedan al descubierto cuando no cae una gota. Monumentos Al ya conocido dolmen de Guadalperal , monumento visible por la bajada de las aguas del pantano de Valdecañas, se suman otras estampas que ponen en alerta a Extremadura. Una de ellas es la famosa torre de Floripes . Se encuentra sobre el río Tajo y ya se divisa. Hacía años que esa fortaleza erigida por los musulmanes para proteger la Vía de la Plata no se veía en todo su esplendor. Los ejemplos son tantos como los que puede alcanzar a ver el ojo humano si se recorre el Tajo. Es muy significativo que la cola del pantano de Alcántara acabe antes de lo normal por estas fechas. De hecho, el puente de Alconétar , en el termino municipal de Garrovillas, se ve por completo. Vista de la torre de Floripes, fortaleza con la que se observa lo bajo que está el nivel del agua en el embalse de Alcántara.: LORENZO CORDERO En la zona de Mérida, la presa romana de Cornalvo , declarada monumento nacional, también está prácticamente sin agua. De ese embalse bebían hasta hace pocos días seis pueblos de la comarca de Mérida (Trujillanos, Mirandilla, Valverde de Mérida, San Pedro de Mérida, Aljucén y El Carrascalejo). «Ahora estos municipios se han tenido que conectar al pantano de Alange, uno de los embalses más grande de Extremadura», apunta Eva María Polo , concejala en Mirandilla y presidenta de la Corporación de Servicios Públicos de Cornalvo. En el pantano de Arroyo Conejos , en la zona de Llerena, la situación también es crítica. Se encuentra a menos del 20% de su capacidad y, según el presidente de la Mancomunidad de Aguas y Servicios de Llerena, Agustín Castelló , las localidades que se abastecen del embalse se encuentran recibiendo agua de la presa de Los Molinos de Hornachos, informa Manuel Toro. Algo similar sucede en el pantano de Piedra Aguda , en el Sistema Central en Extremadura, que ha entrado en escenario de emergencia y ha sido preciso activar el bombeo desde el río Guadiana para el riego. El volumen embalsado se reserva ahora para el abastecimiento de las poblaciones de Olivenza y Valverde Leganés. Además, en la Confederación Hidrogáfica del Guadiana ya han informado a los municipios y mancomunidades de más de 20.000 habitantes en situación de prealerta y alerta que deben redactar su plan de emergencia o adaptarlo si ya lo tienen. A los de menor población les han recomendado reducir las dotaciones del abastecimiento y de la industria en un 10%. Pantano de Arroyo Conejos, en la zona de Llerena,al 18% de su capacidad.: MANUEL TORO Sin piscinas naturales También hay poblaciones que se han quedado este verano sin piscina natural. Es lo que ha sucedido en Fragosa y Vegas de Coria, dos alquerías de las Hurdes. En otros municipios como Caminomorisco incluso han recurrido a restricciones horarias de consumo. Son medidas extraordinarias para una situación que agricultores y ganaderos ya han calificado de «crítica». Las asociaciones hablan de grandes pérdidas económicas. UPA-UCE ha calculado 100 millones de euros menos en el sector ovino, que también ha visto agravadas las consecuencias por la bajada de precios. Por su parte, el sector apícola prevé una producción durante la campaña de trashumancia de más del 50% por debajo a la registrada en 2018, e inferior a la media de los últimos cuatro años, debido a los efectos de la sequía y la incidencia del abejaruco. Uno de los responsables en la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), José Luis González, explica que «los apicultores extremeños adelantaron la trashumancia a Andalucía y Castilla León como consecuencia de una primavera muy seca que afectó a la producción». El corcho también lo ha notado. Las pocas precipitaciones y la falta de calor cuando era necesario han hecho que la campaña esté por debajo de las expectativas. Si antes de su inicio se pronosticaba que se extraerían de los alcornocales entre 22.000 y 24.000 toneladas, la cantidad acabará moviéndose entre las 18.000 y las 20.000 toneladas. La sequía ya es visible dentro de la presa romana de Cornalvo. :: BRÍGIDO Ante esa situación, las organizaciones agrarias reivindican medidas que palíen la sequía. Para eso se reunieron el pasado miércoles con el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, y la consejera de Agricultura, Begoña García. El encuentro se cerró con el compromiso por parte de la Administración de destinar cinco millones de euros para minimizar los efectos de la falta de lluvias. Cuatro serán para la realización, mejora y adaptación de charcas, bebederos y construcción de pozos y sondeos, y uno para obras de emergencia en las zonas de dehesas boyales o pastos comunales de la región. También adelantarán 19 millones de euros en ayudas del Plan de Desarrollo Rural solicitadas en la campaña de 2019. En esa cita estuvo Juan Metidieri, presidente de APAG Extremadura ASAJA, que considera las medidas insuficientes. «Lo que se ha ofrecido es adelantar un dinero que ya tenían asignados los agricultores o ganaderos y no acciones concretas como préstamos o mejoras en la financiación. Sobre estas opciones solo hemos obtenido la negativa por respuesta».
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