La tarde del 22 de julio de 2012, el belga José Leruth abandonaba a la carrera su casa de Terrades, con el fuego persiguiéndole los talones. Tuvo suerte que su vecina inglesa que estaba de vacaciones le encargó que vigilara la vivienda y el coche, del que quedaron colgadas las llaves en el contacto. Cuando pudo regresar el paisaje era desolador, como el que hoy divisan los vecinos del Bages, afectados por el incendio que ha quemado totalmente o parcialmente una cincuentena de casas. Los belgas José Leruth y Andrea Peeters en su casa de la urbanización de La Guàrdia, de Terrades (de color azul) que quedó afectada por el fuego hace 10 años. Pere Duran/Nord Media Pere Duran/Nord Media Él también la perdió. Las llamas, en un abrir y cerrar de ojos, alcanzaron la primera planta de la casa y bajaron por la escalera hasta el sótano. El garaje también se quemó junto con la caravana que tenía aparcada frente a la vivienda, a la que se trasladó a vivir con su mujer dos años antes, tras su esperada jubilación como camionero. "Todo fue muy rápido; huí con el fuego pegado al culo", rememora. La suya fue una de las historias que desenterraron los fuegos del Empordà, los que más hectáreas ha arrasado en Catalunya desde el año 2005 con un total de 10.476, según la estadística de los Agents Rurals. Las llamas devoraron 10.476'7 hectáreas, según el recuento final de los Agents Rurals. Pere Duran/ Nord Media/Archivo Un incendio que empezó por una colilla mal apagada en un aparcamiento de la zona fronteriza de Els Límits, en la Jonquera y que, empujado por la fuerte tramontana, alcanzó casi una veintena de municipios de la comarca, que es de lejos la más castigada por los fuegos forestales en los últimos 15 años. Según datos recopilados por Agents Rurals, se han quemado entre los años 2005 y 2021 cerca de 13.000 hectáreas, gran parte de superficie forestal. Le sigue la Ribera d'Ebre, con más de 9.500 y la comarca del Urgell, con unas 6.000. La más castigada El Alt Empordà es la comarca en la que más hectáreas se han quemado entre 2005 y 2021, con un total de 13.000 El culpable de aquella catástrofe, el que tiró la colilla que acabó prendiendo el bosque, nunca llegó a descubrirse. Tampoco el que ese mismo día, poco después lanzó otra al pie de la carretera N-260, a la altura de Portbou. La vía se convirtió en una ratonera, con decenas de coches atrapados en una carretera que se había convertido en alternativa a la AP-7 y la N-II, cortadas por el fuego declarado horas antes. Un padre y su hija murieron al lanzarse al mar presos del pánico. Lee también Los vecinos del Empordà que sufrieron los estragos del gran incendio de julio reescriben sus vidas Sílvia Oller Los Bombers estabilizan el incendio del Pont de Vilomara Mayka Navarro / Sergi Quitian / Agencias La vía sigue siendo insegura, según el alcalde, Xavier Barranco. "Se han arreglado tres curvas para tener mejor visibilidad, pero es insuficiente", se lamenta. Explica que la intención del Estado es ir haciendo mejoras puntuales en pequeños tramos. Insiste que "lo que hay que hacer es dar a la carretera la anchura necesaria para que puedan pasar dos camiones de bomberos". Y agrega: "si hoy se declarara un incendio en esa vía estaríamos igual que hace diez años". Víctimas mortales En Portbou, un padre y una hija fallecieron al intentar escapar de las llamas que convirtió la carretera N-260 en una ratonera Las otras dos víctimas que dejaron aquellos incendios fueron un hombre que sufrió un ataque de corazón al verse rodeado por el fuego y un francés que quedó gravemente herido al querer apagar las llamas y que falleció posteriormente en el hospital. Solo medio año después, en diciembre el matrimonio belga de Terrades volvía a dormir bajo el mismo techo. ¿Ayudas? El pueblo hizo una colecta para todas las personas afectadas y recibimos unos 500 euros. De la administración explica que no recibió nada y de los bancos "no quise saber nada". Pocas mejoras La carretera de Portbou, en la que quedaron atrapados decenas de vehículos volvería a ser una ratonera, según el alcalde La reconstrucción de su propia casa le salió más barata porqué fue contratado como peón para hacer la obra. "Ahora tenemos una casa mejor que la que teníamos antes", explica desde la cocina mientras su mujer, intranquila, observa a través de las ventanas que no haya fogata alrededor. El belga José Leruth, afincado en Terrades desde el año 2010, señala el lugar de donde venían las llamas que quemaron su casa. Pere Duran/Nord Media Pere Duran/Nord Media El día de este reportaje, el viernes 15 de julio, en plena ola de calor, el riesgo de incendio era muy alto y el miedo a revivir otro gran fuego en la zona, sigue estando muy presente. Las temperaturas extremas, la sequedad de la vegetación y el viento, muy presente en la comarca, facilitarían que las llamas se apoderaran de un bosque, todavía joven, pero muy muy seco. Los pinos que han brotado en la zona quemada aún son pequeños (en 2012 su altura sobrepasaba la que tiene los postes eléctricos) y el suelo está cubierto por un manto verde que ha devuelto la vida a un paisaje que durante un tiempo fue de tonos grises. Llamas a la altura de Terrades, en el gran incendio forestal que en 2012 devoró más de 10.000 hectáreas del Alt Empordà. Pere Duran/Nord Media Pere Duran/Nord Media Algunos alcornoques que se quemaron se han regenerado pero todavía hoy diez años después no servirían para la fabricación de tapones de corcho. "Para tener los bosques de antes se necesitarían muchos años, pero esto no es preocupante", explica Jordi Canals, técnico del departamento de Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, que destaca que ahora la zona "está mejor preparada" que hace diez años para afrontar un incendio de aquellas dimensiones. La administración ha actuado en franjas perimetrales cerca de los grandes ejes de infraestructuras como la AP-7 y en puntos estratégicos como riscos para evitar que otro futuro incendio se propague con facilidad. "Con una baja carga de combustible, matorrales a raya y árboles aclarados los bomberos tienen más oportunidades para apagarlo", añade. La zona está mejor preparada que hace diez años para afrontar un incendio de aquella envergadura Jordi Canals Técnico de Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural La alcaldesa de la Jonquera y presidenta del Consell Comarcal del Alt Empordà, Sònia Martínez, explica que aquellos grandes incendios dejaron lecciones al territorio. "Fuimos más conscientes de la necesidad de abrir franjas antiincendios y hacer más mantenimiento de los bosques", explica. El jefe del área de operaciones de la región de Emergències de Girona, Ferran García, afirma que estas actuaciones de eliminación de masa forestal "sirven para que el fuego pierda velocidad" y se pueda atacar mejor. La tramontana y el fuego se reían de una carretera de 20 metros como era la autopista Ferran García Jefe del Área de Operaciones de la Región de Emergències de Girona Él, que participó en las tareas de extinción hace diez años, recuerda el impacto de la tramontana que hizo que rápidamente el incendio, originado en La Jonquera, en pocas horas estuviera en Llers, a unos 20 km de distancia. "La tramontana se reía de una carretera de 20 metros de anchura como la autopista, el fuego avanzaba a 7 km/h", afirma, convencido que hoy en esta zona no sería posible un incendio así por las labores de gestión forestal que se han llevado a cabo en la zona fronteriza -en cooperación con Francia- y cerca de nexos de comunicación. Jaume Teixidor en su explotación de Llers, sentado sobre maquinaria agrícola que quedó calcinada por el fuego de 2012. Pere Duran/Nord Media Pere Duran/Nord Media No opina lo mismo Jaume Teixidor, dueño de una granja de terneros, que quedó completamente arrasada en Llers, uno de los municipios más afectados. "Mañana mismo podría haber un gran incendio si se levantara tramontana; falta la masa forestal, pero tampoco lo frenarían", expone sin dudar. Los terneros de su granja se salvaron porqué los dejó libres, pero perdió parte de los cerdos que se fueron muriendo los días posteriores al incendio por la inhalación de humos. Tardó casi un año en rehacer la granja, que quedó completamente calcinada y que el seguro le cubrió en parte. Los papeles para rehacer la granja me llegaron en mayo de 2013, cuando ya la tenía casa terminada Jaume Teixidor Empresario ganadero Pero sus tempos y los de la administración fueron muy dispares. "Los papeles para rehacer la granja me llegaron en mayo de 2013, cuando ya la tenía casi terminada", recuerda. Ahora, los problemas de Jaume son otros. Ha tenido que prescindir de Gica -que también perdió la casa durante el incendio- y Braulio, sus dos trabajadores porqué no le salen las cuentas. El precio de los cereales como la cebada, el gasóleo y el abono están por las nubes. Con el agua al cuello La ganaderos y agricultores sufren ahora por el encarecimiento del precio de los cereales, del gasóleo y del abono que en dos años se ha triplicado Echa cuentas. "En 2020, la cebada costaba 150 euros por tonelada, hoy 330 euros. El gasoil ha pasado de los 48 céntimos de 2021 a 1'60 euros el litro de hoy y el abono ha triplicado su precio. De 300 euros por tonelada a 900 euros", recuenta. Y lo que le pagan a él por cada ternero que engorda es bastante menos que hace dos años. "Cada vez nos lo ponen más difícil", explica Teixidor, que se lamenta también de "las trabas burocráticas" que alargan cualquier procedimiento. "Quisiera poner placas solares pero todo son problemas, leyes y normativas", se lamenta el empresario que ha pedido también que un grupo de vacas puedan pastar en el entorno de su finca. El pastor David Joan, con su rebaño de obejas, a la altura de Biure d'Empordà. Pere Duran/La Vanguardia "Hace un año recibí el visto bueno del Ayuntamiento, pero ahora falta la autorización de Agricultura", explica. "No puedo hacer franjas de protección porque dicen que mi entorno forma parte del PEIN de la Muga", agrega. También el pastor David Joan, a quien el incendio del Empordà, le rodeó con el ganado cuando se dirigían a Boadella y perdió 550 ovejas, el papeleo le jugó una mala pasada. Más allá de los 35 animales que le dieron desde el Consell Comarcal no recibió nada más. Ahora tiene unas 300 cabezas, entre cabras y ovejas. El alto coste de mantener limpios los bosques Para un particular, desbrozar puede llegar a costarle entre 1.500 y 2.500 euros por hectárea; la mayoría no lo hacen El seguro le pagó una parte de los desperfectos en la granja y aunque solicitó ayudas a las administraciones, explica que la pérdida de un papel, le impidió cobrarlas. "Hay que ser muy persistente, yo tenía otros problemas, tenía que sacar adelante el ganado y se me pasó el plazo de volver a pedir ayudas", sostiene. El 100% de los bosques quemados en los incendios del Alt Empordà eran de titularidad privada. "Los costes son altos, desbrozar una zona puede valer entre 1.500 y 2.500 por hectárea", explica Ricard Farriol, jefe del área de planificación del Centre de la Propietat Forestal.Este organismo ayuda a propietarios forestales para que implanten planes de gestión forestal, unos planes que son voluntarios. Estado actual de los bosques cerca de Biure, afectados por el gran incendio forestal de l'Alt Empordà en 2012. Pere Duran/Nord Media Pere Duran/Nord Media Actualmente apenas un tercio de la superficie forestal privada del Alt Empordà está regulada por esos planes de gestión, una hoja de ruta que determina las actuaciones que deben llevarse a cabo en el bosque para que, en caso de incendios, los bomberos tengan oportunidades para combatirlo. El Alt Empordà, que suma 82.463 hectáreas de superficie forestal, cuenta con 170 planes de este tipo, lo que supone una ordenación del 32% de la superficie forestal privada. "Por más recursos que pongamos, si no llevamos a cabo una eficiente gestión forestal no podemos atrapar el fuego", afirma Farriol.