La UE avisa a los críticos: El acuerdo con Mercosur no se puede reabrir ni mejorar

12/07/2019
En: elmundo.es
Digital
El pasado 28 de junio, después de 20 años de negociaciones intermitentes, la Unión Europea y Mercosur cerraron un esperadísimo Acuerdo de Libre Comercio. En términos de población y aranceles es mucho más grande que los firmados como Japón o Canadá. Afecta a una región con 280 millones de habitantes , a la que llegan bienes europeos por valor de 42.000 millones de euros y servicios por 22.000 millones más. Un mercado para 60.500 empresas continentales y a la que la UE destina 378.000 millones en inversiones. Pero es sobre todo una oportunidad para mandar un "mensaje potente al mundo contra el proteccionismo", un aviso de que hay un bloque firmemente comprometido con el orden internacional, las reglas y que sigue pensando que "el libre comercio crea empleos, aumenta la inversión y beneficia a la gente". La sueca Cecilia Malmström , comisaria europea de Comercio, recibe a varios medios europeos, entre ellos EL MUNDO , en su despacho desbordando "felicidad" por el pacto y confianza de cara al proceso de ratificación, que requiere el visto bueno de parlamentos nacionales, el Europeo y hasta cámaras regionales, por lo que llevará meses o años. "Estoy muy contenta. Nos abre un mercado enorme, elimina aranceles por más de 4.000 millones de euros, que es ocho veces más que el CETA con Canadá y cuatro veces más que con Japón. Para coches, pero también maquinaria, farmacéuticas, ropa, zapatos, químicos y mucho sector agrícola. Chocolate, queso, vinos , había un apetito por comida de lujo europea", explica. Malmström dice comprender las preocupaciones de agricultores y ganaderos , pero garantiza que "es un acuerdo equilibrado. Hemos protegido 360 denominaciones geográficas, un récord hasta la fecha. Hay una parte para promocionar las pymes con medidas concretas. Tiene el capítulo más ambicioso de toda nuestra historia de acuerdos comerciales sobre desarrollo sostenible. Hemos sido muy cuidadosos, hemos abierto poco en algunos de los productos más delicados para la UE, como ternera, arroz y pollo. Nuestros amigos de Mercosur tenían más expectativas pero entendieron las sensibilidades", asegura. La comisaria rechaza la mayoría de las críticas. Ayer, el presidente de la Generalitat valenciana, el socialista Ximo Puig, se plantó en Bruselas con su reivindicación del cítrico. Otras dudas pasan por la entrada de carne sudamericana: " ¿Creen que 90.000 toneladas de ternera van a tener ese impacto? Es menos del 1% de todo lo que comemos, afirma. No es verdad que se hayan vendido los intereses de nadie en la negociación. Cuando haces un acuerdo comercial das y tomas. Todos tienen sus sensibilidades, en agricultura, ternera, azúcar y pollería los hemos tenido en cuenta. Por eso hay límites, y no se puede ir más allá. Y hay cláusulas de salvaguarda por todo el acuerdo. La ternera es menos del 1% de lo que comemos. En pollos, en la UE somos exportadores netos y tenemos un superávit de 800.000 toneladas". Por todo ello, se muestra más que dispuesta a ir "al Parlamento de Valonia o a donde haga falta" a dar explicaciones, aclarar dudas y tratar de tranquilizar, pero al mismo tiempo avisa a quienes dicen a sus votantes que hay margen de mejora: "no se puede reabrir ni mejorar, ya está hecho. Es lo que tenemos, está cerrado". Mensaje al mercado El orden internacional atraviesa un momento delicado. Lo que durante décadas fue una obviedad, un consenso, ya no lo es. Hay pesimismo, choques, puñaladas entre aliados históricos y un desafío abierto a un mundo de reglas, confianza y beneficio mutuo a través del intercambio. "Geopolíticamente, en un tiempo en el que abres cualquier periódico y se habla de guerras comerciales, tensiones, disturbios, crisis de la Organización Mundial del Comercio, acciones unilaterales... por eso es muy importante que junto a estos países con los que llevamos años trabajando a favor del multilateralismo mandemos un mensaje muy poderoso", afirma. Algunas voces se han alzado preocupadas por el hecho de que, precisamente ante ese clima de inestabilidad, la UE, a la desesperada, haya ignorado sus límites para amarrar una declaración política. La comisaria lo descarta rotundamente. "No hemos rebajado los estándares ni sacrificado nuestros valores para mandar un mensaje político con el acuerdo de Mercosur. Hemos presionado hasta el final en todos los asuntos. No hemos abierto la mano . Es menos ambicioso en términos de liberalizaciones que el de Japón, pero eso obedece a que la economía japonesa es una economía muy avanzada, mucho más similar a la nuestra, que la de Paraguay, por ejemplo, en desarrollo aún. Lo que estaba prohibido en Europa seguirá estándolo. Para químicos o lo que sea. No se ha sacrificado nada", promete. ¿Ha sido Donald Trump el catalizador de los acuerdos de la UE con Japón y Mercosur? La sueca es sincera. " Ha jugado un papel, sin duda . Pero es imposible decir con seguridad el peso exacto. Ahora, los países de todo el mundo están más dispuestos a hacer un esfuerzo extra para intentar llegar a acuerdos por la situación que vivimos. Lo hemos visto con Japón, con negociaciones que estaban atascadas desde hace tiempo y recibieron el empujón final. Ha jugado un papel. Hasta qué punto ha sido por Trump lo dirán los académicos en unos años". En ese sentido, la Comisión Europea confía en que este nuevo acuerdo sirva también para generar un estado de ánimo diferente en la opinión pública. "Es un hecho que los acuerdos de libre comercio crean empleos, aumentan la inversión y benefician a la gente, hay miles de estudios científicos que lo demuestran", argumenta. Sabe que en algunos países hay dudas y mucho escepticismo, y que habrá protestas. Recuerda perfectamente que Pedro Sánchez, por ejemplo, atacó cuando estaba en la oposición el CETA, el acuerdo con Canadá, pero hoy en cambio es un firme creyente y una de las voces que más pidió concluir el pacto con los países sudamericanos tras dos décadas. "¿Qué ha ocurrido? Que el CETA está siendo un éxito . Las exportaciones han crecido de media un 9%, el cielo no se ha caído, Canadá sigue siendo una democracia y la UE, también. De Japón llegan buenos números también después de unos pocos meses. Es un hecho que los acuerdos de libre comercio crean empleos, aumentan la inversión. En España el libre comercio sido crítico para salir de la crisis. Junto a muchas otras cosas más, claro, pero ha sido importante para que España dejara atrás la crisis. Con sus vínculos históricos con América Latina está muy bien posicionada para beneficiarse ahora", apunta. Consecuencias Son casi 10.000 las empresas españolas que comercian hoy con Mercosur, más de 7.100 millones de euros que sostienen cerca de 40.00 empleos, según sus cálculos. Los aranceles que caerán llegan hasta el 27% en el caso del vino, al 10% en frutas y otro tanto en el aceite de oliva, que es la mayor exportación nacional. Además, insiste Malmström, más de 60 productos españoles tienen garantizada la protección de su indicativo geográfico, como el cava, el Rioja, el queso Manchego, el Turrón de alicante o el Jamón de Teruel. Preguntada por cómo han variado sus opiniones en los últimos cinco años, en los que su discurso en favor del intercambio se ha vuelto cada vez más vocal, la comisaria asegura que las ideas que defiende hoy llevan mucho tiempo en su cabeza. Pero aprovecha para aclarar un punto. "Libre comercio no quiere decir que puedas hacer lo que te da la gana. Libre comercio son 1.500 páginas de Acuerdo Comercial que te dicen lo que puedes hacer y lo que no. Damos muchísimas posibilidades, muchas, pero bajo supuestos y condiciones. Está muy regulado. En el pasado quizás no se sintió de verdad la necesidad de incluir a los ciudadanos en el comercio, se hacían acuerdos entre políticos y punto. Yo vengo de una tradición, la sueca, de cientos de años de poner documentos a disposición pública. Eso ayuda. Hace que el apoyo al comercio sea más alto que antes, la gente nota que se tienen en cuenta más sus preocupaciones y se escucha. Comercio no es sólo la parte económica, afecta a un conjunto de valores más amplio", asegura. Malmström acaba su mandato el 31 de octubre y espera coger unas largas vacaciones. Se muestra confiada en que en los próximos años se desbloqueen las rencillas con EEUU, desaparezcan las amenazas de aranceles y se puede volver a negociar un ambicioso acuerdo como el que casi cristaliza en los meses finales de la administración Obama. Pero admite que el panorama es, como poco, gris oscuro . "Vivimos tiempos extraordinarios, sin duda. El comercio, históricamente, ha sido visto como algo bueno. Hoy, grandes potencias económicas van a lo suyo, dicen es malo, a pesar de los avisos del FMI, la OCDE, la OMC. ¿Estamos en una pausa en la historia o ante una nueva realidad, una nueva normalidad? No lo sé, pero no creo que vayamos a volver a un mundo como el de hace cuatro años. ¿Será peor? No lo sé, quizás" concluye.
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