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La sequía de ingenieros agrónomos agrieta el futuro del campo español

05/07/2022
En: abc.es
Digital
Algo está fallando en los últimos años porque el campo no encuentra suficientes ingenieros agrónomos para llevar a cabo, entre otros desafíos, el de su transformación digital. Este profesional del sector primario se dedica a asesorar y proyectar planes y soluciones para la agricultura e industrias derivadas. Lo cierto es que es una profesión muy polivalente, con muchas salidas, pero que resulta cada vez menos atractiva para los jóvenes españoles. Francisco Medina, ingeniero agrónomo, es administrador de una empresa del sector primario en Córdoba desde la cual gestionan compañías agrícolas. «Hay una revolución en todos los sectores, sobre todo en el campo, se está tecnificando mucho y hacen falta técnicos, porque son tareas muy especializadas, que necesitan una formación muy específica», indica Medina. Desde hace más de un mes está buscando dos perfiles diferentes de ingenieros agrónomos y lo hace con la ayuda del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Andalucía y de la Universidad de Córdoba. «Para una empresa buscamos alguien recién licenciado, con unos conocimientos desde los cuales la empresa le seguirá formando. En un mes y medio me ha llegado un solo currículo», se lamenta. Para otra empresa, de Tenerife, necesitan un ingeniero agrónomo con experiencia para invernaderos de planta ornamental. «No tenemos ni un solo candidato y las condiciones son a convenir», resalta. Intenta encontrar una explicación a esta ausencia de candidatos y una de ellas puede ser que «no se conozca bien todo lo que abarca el trabajo del ingeniero agrónomo. Muchos se creen que se dedican a los cultivos o a producir, pero no, tiene un ámbito de trabajo inmenso. Es una carrera que tiene una salida tremenda y que se encuentra trabajo si se quiere trabajar». También apunta al relevo generacional que se ha producido en los campos, «hay empresas familiares y muchos hijos prefieren tener gestores externos». Recuerda que hoy la agricultura es una empresa, «todo está muy ajustado, los costes, vender bien los productos y tiene que estar en manos de profesionales». Por eso cree que «la empresa se debe poner al día. Es una situación compleja, nos debemos adaptar a los mercados nuevos y no depender de subvenciones». Con el continuo cambio de normativas se restringe cada vez más el uso de productos en el campo y tal y como señala Medina, «el técnico capacitado para aplicar los tratamientos necesarios es el ingeniero agrónomo. El gestor ideal es él, porque es el único que conoce toda la cadena agroalimentaria». En toda Andalucía hay gran demanda de estos profesionales una vez que «Almería es la huerta de Europa, en Málaga hay cultivos subtropicales, Sevilla cuenta con mucha variedad, Huelva con frutos rojos como la fresa y en Cádiz el almendro, un cultivo muy técnico que está fracasando porque no lo lleva gente con conocimientos», matiza. En la Cooperativa Agrària del Miralcamp, en Lleida, sufren también la falta de estos profesionales. En esta zona hay mucho frutal, sobre todo manzana y pera, y cereales, principalmente maíz, trigo y cebada. Santi Vergé Fallada, su gerente, se lamenta de que no logren encontrar técnicos ya que en los últimos años el número de alumnos de esta zona ha pasado de 90 a los 15-20 actuales. « En la agricultura hay más restricciones y el trabajo del ingeniero es muy importante. En seis meses no encontramos a nadie, y eso que no se pedía experiencia». Han logrado recuperar a una persona que ya había trabajado anteriormente con ellos «porque las promociones nuevas se van, no llegan al asesoramiento de los alimentos». Para esta cooperativa es vital tener dicho asesoramiento porque «tendríamos que estar a la última en temas de tecnología y no podemos hacerlo». Vergué también señala que muchas industrias contratan a los ingenieros agrónomos para realizar los controles de calidad, faenas muy burocráticas y cree que «la administración se debe dar cuenta de que los ingenieros deben estar para asesorar». Desde el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Andalucía están notando muchos cambios en el mercado. «Hay más demanda de ingenieros con perfiles distintos. Desde hace 5-10 años empezaron los nuevos procesos alimentarios. Se invierte en alimentación. Ha sido menos rentable pero más lento, es más seguro», explica Diego García de la Serna, secretario técnico de este organismo. Señala también que el cliente cambia muy rápidamente sus hábitos alimentarios y se está tecnificando mucho todos los procesos. «Con ello somos más eficientes, con productos de más calidad y menos dañinos al campo». En este colegio de ingenieros han tenido siempre ofertas de empleo, que se iban cubriendo sin problemas ya que se trata de una profesión con muchas salidas. Pero ahora «no hay suficientes ingenieros agrónomos, salen menos de la universidad», señala García de la Serna. Antes se distinguía entre la ingeniería técnica, que eran tres años, y la superior, entre cinco y seis. Ahora, con Bolonia, «muchos alumnos hacen el grado y no continúan con el máster habilitante porque encuentran trabajo. Es cierto que con el grado ya es una profesión valorada pero no tienen todos los conocimientos y en un mercado tan grande es importante tener la máxima cualificación académica», puntualiza. De ahí que las empresas tengan dificultades para encontrar ingenieros agrónomos y se quedan puestos sin cubrir. ¿Esto qué significa? «Impide que entre innovación en la empresa. No pagas más y no apuestas por el desarrollo», añade. En este colegio se ha implementado un servicio de apoyo a los colegiados en la búsqueda de empresa, «sobre todo el recién licenciado que llega a un campo y está perdido. Hay que ayudarle a ver lo que quiere hacer, cuál es su perfil. Otros llevan 10-12 años trabajando y se quieren reinventar y dedicarse a otra cosa», cuenta García de la Serna. Y también ayudan a las empresas porque «a veces no saben lo que necesitan, no tienen departamento de recursos humanos y no tienen totalmente claro lo que quieren». La Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (Etsiam) de Córdoba lleva 53 años formando a ingenieros agrónomos. Cada año entran nuevos 120 alumnos, y muchos de los alumnos realizan el máster habilitante aunque también reciben a estudiantes de otras escuelas españolas para lograr dicho título. «En los últimos años el acceso se ha estabilizado, pero notamos cierto interés creciente por el sector, por la apuesta por su transformación digital y por la innovación», indica Rosa Gallardo, directora de la escuela. Cree que es una profesión que la sociedad en general desconoce, cuando se trata de un trabajo muy versátil, «pudiendo trabajar en producción primaria, medio ambiente, biotecnología, logística, robótica... Ha fallado la comunicación y la demanda no ha sido la esperada». Rosa Gallardo, directora de la Etsiam de Córdoba, recuerda que el sector agroalimentario está viviendo una revolución porque se ha posicionado estratégicamente «como nunca debía haberlo dejado de hacer. La pandemia y los problemas geopolíticos hacen que la agricultura y alimentación estén en el centro del debate». La realidad es que en España «se necesitan más ingenieros agrónomos de los que salen de las escuelas. En los últimos años a las empresas que se acercan a la universidad no les podemos dar respuesta porque no hay suficientes». Gallardo cree que existe una responsabilidad conjunta «de incrementar el número de profesionales» y pasa por «comunicar mejor» porque es un área que «necesita mucho talento».
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