Senia, Bahía, Bomba, Guadiamar, Puntal o Thaibonnet. Todos ellos son nombres de especies de arroz cultivadas en España y que alcanzaron las 667.175 toneladas en más de 86.000 hectáreas del territorio nacional el pasado 2021, según las Cooperativas Agro-alimentarias de España. Un cereal que crece, sobre todo, en las marismas del Guadalquivir (Andalucía) y también en Extremadura. Sin embargo, este 2022, a las paellas españolas les costará tener granos de arroz españoles. La sequía hidrológica que atraviesa España esta primera mitad de año se deja notar en los campos de cultivo. Los embalses del país están al 48,7% del total de su capacidad, veinte puntos porcentuales por debajo de la media de la última década. Una falta de agua embalsada que se refleja en los pantanos del sur de la península y que ya provocan restricciones en localidades andaluzas y extremeñas. Precisamente, el agua embalsada de estas dos regiones se queda en el 36% y 39%, siendo la cifra más baja de todo el país junto con la Región de Murcia. Esta problemática deja su huella en los agricultores que ven cómo sus tierras se quedan en barbecho este 2022 por la falta de agua. En total, 43.000 hectáreas o lo que es lo mismo el 50% de los cultivos de arroz españoles que penden de un hilo por la falta del líquido elemento para su regadío y es que este cereal es uno de los menos sostenibles al ser un gran consumidor de agua. Para producir un kilo de arroz es necesario 5.000 litros de agua, el equivalente al consumo medio mensual de un hogar, según datos del Instituto Nacional de Estadística. La falta de este recurso y las restricciones a los agricultores, apuntan desde el sector, conllevará que tres cuartas partes de los cultivos de arroz al sur del país se queden sin plantar. Esto supondría que en 2022, con los datos del pasado ejercicio, Extremadura y Andalucía sólo llegaron a producir 90.265,5 toneladas de las más de 360.000 recogidas en los doce meses de 2021. Un panorama sombrío al que se suman unos cálculos que no dan las cifras para llegar a final de mes. «Estamos ante una gravísima situación que amenaza la renta de los productores», advierte la portavoz de Agricultura del Grupo Parlamentario Popular extremeño, Mercedes Morán. En la misma línea se pronuncian los agricultores de la región: «Va a ser un año muy difícil tanto para el agricultor como para la industria asociada al arroz. Y eso tiene un impacto muy importante», incide Félix Liviano, presidente de la Mesa del Arroz de Extremadura. El sector reclama soluciones para paliar, por ejemplo, la situación de escasez de agua. Entre sus peticiones se encuentran ayudas económicas, la organización agraria UPA (Unión de Pequeños Agricultores) estima que los cultivos de tomate, maíz y arroz generarán unas pérdidas de renta, sólo, para los productores extremeños de 112 millones de euros. «Hay mucha riqueza en juego», revela Liviano.