Pedro Gallardo cree que es necesario que los políticos españoles hablen más de agricultura, que "pisen el terruño" y legislen "conociendo" de primera mano las inquietudes y necesidades de un sector clave tanto desde el punto de vista económico como en el mantenimiento rural y el medio ambiente
A ello dedicará su recién estrenado cargo como presidente de la Alianza por una Agricultura Sostenible (ALAS), una iniciativa que pusieron en marcha hace dos años Asaja , UPA , Fepex, Cooperativas Agroalimentarias y la Asociación de Agricultura de Conservación y Suelos Vivos para promover una producción agraria sostenible económica, social y medioambientalmente.
-Para situarnos, ¿a qué se refieren cuando hablan de una agricultura sostenible?Es una agricultura con la que se quiere maximizar y optimizar la utilización de los recursos, manteniendo la diversidad y el entorno rural. Eso permite mantener el sector y procurar a los consumidores una alimentación sana, saludable y a precios asequibles. Para ello son claves las nuevas tecnologías, apostar por la I+D+i, la tecnificación, la digitalización, la innovación y disponer de un marco institucional y normativo que sea estable, predecible, ágil y sencillo para todos.
-Pero desde algunos sectores, se asocia la actividad agraria con el consumo descontrolado de recursos naturales. ¿Es una"fake news"?
Lo que hay que hacer es ir a los datos. La producción en agricultura ha reducido la emisión de gases de efecto invernadero un 24 por ciento desde 1990. Estamos reduciendo el uso de insumos a través de la optimización. Somos los primeros interesados porque son caros. El agua, por ejemplo, no es sólo cara en sí misma, sino también cuesta mucho su transporte. Los fertilizantes tienen un coste también importante y los agricultores no queremos echar más de lo estrictamente necesario. Los agricultores se han puesto las pilas y reducen a través de esa optimización de la que hablaba. Somos, además, los máximos garantes del medio rural por el cuidado que hacemos del medio natural y de la biodiversidad.
-¿Qué papel juega el suelo en una producción agraria sostenible?
Es un activo muy importante para los agricultores y por ello queremos un suelo enriquecido, que mantenga el nivel de materia orgánica necesaria. Tenemos ya muchas herramientas que hace dos décadas no teníamos: la agricultura de mínimo laboreo o siembra directa... Un caso práctico: en 1980 la producción de tomate era muy distinta a la de ahora. Para producir una tonelada de tomate en 2008 se necesitaba un 52 por ciento menos de tierra que en 1980. Es decir, estamos produciendo lo mismo con la mitad de la tierra. Esa misma tonelada de tomate requería en 2008 un 31 por ciento menos de agua. A nivel energético, la reducción es de un 12 por ciento. Somos los primeros interesados porque los precios agrícolas no acompañan absolutamente y los agricultores han tenido que maximizar su aprovechamiento para minimizar los costes.
-¿Hay una mayor concienciación medioambiental en el sector?
Sí. Cada día hay más información, pero sobre todo hay más formación. Los jóvenes que se están incorporando vienen cada vez más formados sobre la necesidad de hacer prácticas sostenibles y luego los jóvenes tienen una gran herramienta: las nuevas tecnologías que les pueden ir informando de lo que pueden y no pueden ir haciendo.
-La innovación es clave para afrontar los retos del cambio climático ¿Desde las administraciones se impulsa o se frena?
Desde la administración española hay voluntad de impulsar las políticas a favor de la lucha contra el cambio climático, de transición ecológica, pero en ocasiones no se tiene en cuenta el valor estratégico de la agricultura y la necesidad que tenemos de lograr una verdadera transformación hacia una agricultura que sea el motor de esa transición. Y para eso sin duda hay que poner la innovación y la tecnología al servicio de la Agricultura e impulsarlas para lograr adaptarse a las consecuencias del cambio climático, que afectará especialmente a la agricultura española por nuestra geolocalización. Eso debe ser una prioridad para nuestras administraciones.
-Parece que hay una cruzada en Europa contra los fitosanitarios. ¿Es posible asegurar la producción de alimentos sin estas sustancias?
El hecho de que se esté endureciendo la regulación europea en materia de sanidad vegetal está teniendo consecuencias para España y para Europa. Existen tendencias de inversión decreciente en la UE porque las fuertes exigencias incrementan el coste y el tiempo que se necesita para lanzar una nueva sustancia activa. En la actualidad es de 11 años y 286 millones de dólares. Esto conduce a una falta de herramientas para proteger nuestros cultivos que afecta directamente a España y la Península Ibérica precisamente por las condiciones que tenemos aquí para producir. Si entra en Europa una plaga no va a hacerlo por Finlandia o Suecia sino por España, primero, por la cercanía a un continente, y segundo, por el clima cálido, porque las plagas lo que quieren es humedad y temperatura. España tiene ese caldo de cultivo. Por tanto, lo que necesitamos son herramientas para poder atender a estas posibles plagas y enfermedades que vamos a tener. Los fitosanitarios son la medicina que tiene el campo para curarse y lo que no puede ser es que a nivel mundial haya autorizadas 800 sustancias activas y en Europa estemos utilizando la mitad. Nos están entrando producciones de fuera que utilizan esas sustancias y lo que pedimos es el principio de reciprocidad: si se utiliza allí que también pueda usarse aquí. De aquí a 2050 hace falta que Europa se ponga las pilas para poder contribuir a dar respuesta a la previsión de crecimiento de alimentos del 70 por ciento que dice la FAO. Seguramente en Europa hay que aumentar la producción un 15 por ciento.
-La agricultura ecológica está de moda. ¿Qué opina de ella?
Desde ALAS vemos que es una agricultura complementaria. La defendemos porque creemos que el agricultor puede tener la capacidad de elegir lo que mejor se adapte a sus explotaciones o a las exigencias de los consumidores. Pero lo que no podemos tener es toda la producción en ecológico en Europa porque no permitiría ni abastecernos ni cumplir los compromisos de solidaridad con terceros países. Como decía, según la FAO, la población mundial va a seguir creciendo hasta 2100 y llegaremos a 11.000 millones de habitantes. Tendremos que alimentar a toda esa gente. África, que hoy tiene 1.300 millones de habitantes, va a pasar a los 4.500 millones y no tiene herramientas para alimentar esta población. Otro ejemplo, Nigeria, que en 1950 tenía 50 millones, hoy tienen 180 millones y se va a ir a 500 millones. La agricultura ecológica es importante y supone un nicho de negocio, pero no sustituye a otras.
"En materia de despoblación es muy importante el papel de la agricultura y la ganadería"
-Todo el mundo habla de la digitalización. ¿Está llegando al campo de verdad? Lo que hace falta es un mayor impulso. Hay una especie de acercamiento, pero hace falta financiación para que se pueda acceder a esta tecnología. Lo que no podemos tener es todavía zonas en España donde no hay ni siquiera 3G. La cobertura es fundamental.
¿Por qué no están organizaciones como Coag o los fabricantes de maquinaria en ALAS? ¿Es necesaria una unidad de acción de todo el sector para defender sus intereses y mejorar su percepción social?
Desde ALAS la vocación es que estemos todos. Y esperamos que entren porque lo que queremos es representar a toda la agricultura, a todo el sector productivo. Para nosotros es importante la unión de todos. En cuanto a actores como fabricantes de semillas, fitosanitarios, ALAS tiene que buscar la colaboración con ellos, pero manteniendo su independencia.
¿Cuál es su hoja de ruta como presidente de ALAS?
Hemos arrancado después de dos años de vicisitudes. Lo primero que estamos haciendo es mantener reuniones con los nuevos consejeros. Hemos empezado por Andalucía. Además, mantendremos reuniones con los distintos partidos, creemos que hay que hablar más de agricultura. Yo he echado en falta en los últimos debates electorales que no apareciese cuando es un sector tan importante tanto en superficie como en fijación de población. Es importante que se acerquen al sector, pisen el terruño, estén en contacto con ALAS y conozcan nuestro parecer para que cuando se legisle se haga sabiendo que los que estamos en las áreas rurales no sólo mantenemos el campo y el medio ambiente, sino también los pueblos. Eso es importante que los urbanitas lo sepan. Por eso, en materia de despoblación es muy importante el apoyo a la agricultura y ganadería.
Descárguese la última revista de Agro