La actual campaña del aceite de oliva español que finaliza en unos días será recordada como la peor en mucho tiempo: se han producido 663.000 toneladas, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), un 55,57% menos. Muy lejos del casi millón y medio que se consiguió entre 2021 y 2022. Los propios productores reconocieron a principios de año, a través de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que ha sido la cosecha más baja en lo que va de siglo XXI. Por eso, todos los actores se encomiendan a las lluvias que están llegando durante este septiembre para mantener o, al menos, conseguir elevar levemente esa cifra hasta las 800.000 toneladas, expresan los más optimistas. Primitivo Fernández, director de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), señala que existe "un poco más de fruto" en los olivos de lo que lo hubo en la anterior campaña. Si se junta con un otoño "relativamente lluvioso", las aceitunas contendrán finalmente más aceite. Aunque esta primavera volvió a ser extremadamente seca y calurosa, condiciones que queman la flor del olivo de la que luego tiene que germinar la aceituna , lo fue algo menos que la de 2022. No obstante, Rafael Pico, director de la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador de Aceites de Oliva y Aceites de Orujo (Asoliva) , pone los pies sobre la tierra y recuerda que aunque mejore la producción, el remanente que quedará de esta campaña dará unas existencias totales prácticamente idénticas. Como resultado, dos años nefastos para España, el mayor productor de aceite de oliva a nivel mundial, con hasta el 45% del total, cifra que se eleva hasta el 70% a nivel europeo. Y a pesar del batacazo, con unos volúmenes que superan con mucho los del tradicional segundo productor, Italia (241.000 toneladas). Por todo ello, apuntan desde la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, la producción en la UE bajará de los tres millones de toneladas (2,5) por primera vez en los últimos seis años. "Los árboles están agotados" a causa de la sequía continuada, alerta su gerente, Teresa Pérez. La inflación , añade, también ha sido clave en el impacto al sector y la consiguiente subida de precios del aceite de oliva, que ha alcanzado máximos históricos. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación recoge unos costes inauditos para la semana 35 de campaña (del 28 de agosto al 3 de septiembre): hasta 818,56 euros por 100 kilos de aceite de oliva virgen extra (AOVE), 751,28 para el virgen (AOV), 714,21 para el lampante (AOL) y 718,66 para el refinado (AOR). Como resultado, el aceite de oliva ya era un 45% más caro este agosto que hace un año, según el comparador de productos de supermercado Soysuper.com , porcentaje que el último dato del índice de precios de consumo (IPC) eleva hasta el 52,5% interanual y el 8,7% intermensual. Todos los implicados coinciden en que el mercado se ha tensionado . Y más aún en nuestro país, donde este alimento "es un bien de primera necesidad, con una altísima rotación en los lineales" de los supermercados, recuerda Pérez. En concreto, el Consejo Oleícola Internacional sitúa el consumo per cápita español en unos 11,5 kilos al año, mientras que en Irlanda es de 700 gramos. "Un español consume en poco más de tres semanas todo el aceite de oliva que toma un irlandés en un año", equipara. Así se explicaría por qué el producto cuesta más aquí que en otros países, queja que expresó la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). En un comunicado señalaba que el AOVE de marca blanca en nuestro país es un 6% más caro que en Italia, un 16% más elevado que en Francia y un 27% más costoso que en Portugal, y pedía la intervención del MAPA para evitar "los abusos y la especulación" en la cadena de producción. Al respecto, Pérez defiende que si se ven precios más altos aquí que en el extranjero es porque los productos que rotan mucho ajustan su valor a la realidad del mercado en el momento en el que se vuelven a poner a la venta. En opinión de Luis Carlos Valero, portavoz de aceite de oliva de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores de Jaén (Asaja-Jaén) y coordinador nacional de aceite de oliva de Asaja, también tiene que ver con la tendencia del consumidor español a "comprar más aceite del que necesita" en previsión de que los precios sigan subiendo. Pico completa que los grandes exportadores e importadores compran producto en contratos de un año. Por tanto, si un acuerdo se alcanzó en diciembre del año pasado por un coste determinado, ese valor no se verá perjudicado en caso de que se encarezca el aceite de oliva. Relata cómo, en previsión de una producción que ya se sabía muy baja, las exportaciones en grandes cantidades se anticiparon, "primero para no perder clientes y, segundo, para que los otros competidores no quiten el mercado", en referencia a países con especial buena cosecha, como Grecia o sobre todo Turquía, que ha llegado a más que triplicar sus exportaciones (241,66%) desde enero a julio de este año, pasando de 36.000 a 123.000 toneladas. A pesar de todo, España prevé ventas a mercados internacionales por un total de 700.000 toneladas, seguida de Italia (330.000). Si bien el auge de los precios ha provocado una caída del 50% a nivel mundial de las exportaciones , Estados Unidos es donde menos se resienten, con una reducción del 25%. Otro aspecto que preocupa a Asoliva son las hasta 250.000 toneladas no vendidas "porque el consumidor no acepta los precios". En especial, Pico apunta al canal horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) como el más sensible al encarecimiento, ante el que viran hacia otras grasas vegetales como el aceite de girasol para reducir márgenes. Al contrario que el minorista, en el que describe a un cliente que se mantiene "fiel". De entre las razones de esa lealtad, Álvaro Díaz de Lope, subdirector general de la cooperativa agroalimentaria Dcoop, cree que están sus efectos beneficiosos para la salud, lo que hace que sea "más valorado que nunca por el consumidor moderno". Este grupo, el mayor productor oleícola mundial, tiene unas exportaciones que rebasan los 400 millones (el 35% de la facturación total), indica Manuel Pérez, su director comercial internacional. En el caso de Alcalá Oliva, una pyme ubicada en Alcalá la Real (Jaén) compuesta por 15 empleados y que envasa anualmente en torno a un millón de kilos de AOVE en dos marcas distintas (Alcalá Oliva y Minioliva), los efectos de la sequía y la subida de precios dejan un escenario de "incertidumbre" para la campaña que está por llegar, reconoce su gerente de exportaciones, Ángela Pérez Linde. Esta empresa familiar ha tenido que subir el precio de sus productos hasta un 70% respecto al inicio de la pasada campaña. Por ese motivo el kilo se paga a una media de 8,5 euros, cuando hace un año estaba en 5 euros. En paralelo, las exportaciones son su principal fuente de ingresos: 7 de cada 10 euros facturados corresponden a mercados como Japón, Corea del Sur, Taiwán y China. El ingenio se ha agudizado para no volcar solo sobre el producto el aumento de los márgenes: así, desde la pyme comentan que han contrarrestado con una inversión para instalar placas fotovoltaicas de autoconsumo la subida de los precios de la energía. A unos 70 kilómetros de distancia de esta empresa y a caballo entre las provincias de Jaén y Granada está la finca de una joven aceitera, Capricho del Fraile. Nacida en 2021, se centra en un modelo de negocio basado en la producción, envasado y distribución de AOVE, distinguido por la recolección temprana que conlleva. Pablo Robles, director comercial de la marca, sitúa entre mediados de octubre y noviembre todo el periodo de recogida de la aceituna en los 42.000 olivos que tienen. Conformada por tres personas, en la actualidad se centran en hacer todas las mejoras necesarias para aportar mayor calidad a sus productos y, a su vez, en asentar una cartera de clientes internacionales. Por el momento, Indonesia, Francia e Inglaterra, pero Robles pone Estados Unidos como "objetivo primordial". En su primer año de cosecha, toda la producción fue vendida al exterior, con el foco puesto en la restauración debido a su carácter gourmet. Para este año, Capricho del Fraile espera producir entre 200.000 y 250.000 kilos de AOVE, especialmente sensible a las subidas de precio que, como resultado, se ha traducido en un encarecimiento de hasta el 12% en el precio final. Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook , Twitter y Linkedin , o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días