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La nueva agricultura tecnológica | Opinión | Javier Lorén Zaragozano y Alejandro Acero Oliete

30/05/2022
En: heraldo.es
Digital
La nueva agricultura tecnológica La nueva agricultura tecnológica Javier Lorén Zaragozano y Alejandro Acero Oliete Contenido exclusivo OPINIÓN ACTUALIZADA  30/05/2022  A LAS  05 : 00 La nueva agricultura tecnológica Patricia Puértolas La agricultura actual difiere enormemente de la que conocieron nuestros padres.  En la segunda mitad del siglo XX comenzó un paulatino proceso de mecanización y se desarrolló la 'revolución verde'. Pasamos de un sistema autárquico, de autosuficiencia de las familias, con unos niveles de ocupación en el sector agrícola muy elevados, a una agricultura más productivista que debía ser capaz de alimentar a una población creciente al tiempo que se reducía el número de agricultores. Con el ingreso en la UE, se produce un cambio de modelo , que ha evolucionado: pasamos de una agricultura productivista a una excedentaria y de ahí a integrar el medio ambiente en todos los procesos. La mecanización redujo la población activa dedicada a la agricultura; las explotaciones aumentaban su tamaño sin que se vislumbrase un relevo generacional. Se pueden citar varias causas: la imagen de oficio duro, muy expuesto a la incertidumbre de la meteorología y de los mercados; la vinculación al medio rural, que ofrece menos posibilidades que la ciudad; la poca consideración del oficio de agricultor por la sociedad; la baja rentabilidad. Así, un sector fundamental ha sido ignorado por el resto de la sociedad y el mundo rural se ha ido desangrando poco a poco por efecto de las migraciones. Ello nos ha llevado a tener una parte del mundo rural despoblado, sobre todo en la España interior, con pueblos al borde de la desaparición, niveles de envejecimiento muy altos y ausencia de mujeres jóvenes. La tormenta perfecta para que sea muy difícil el relevo generacional. La agricultura del siglo XXI es muy distinta de la de hace cien años La imagen del agricultor deslomándose en un trabajo duro, con gran desgaste físico, afortunadamente ha pasado a la historia en Occidente. El agricultor de hoy es sobre todo empresario, y ha de tener un objetivo insoslayable: la rentabilidad de su explotación . Su vida está envuelta en técnica, tecnología y burocracia. Hemos pasado del agricultor que producía 'lo de siempre' esperando que se lo comprasen, al agricultor empresario que se pregunta qué le demandan la industria agroalimentaria y el mercado, especialmente en fruticultura, horticultura y ganadería. Y esto significa que hay que estar mucho más atento a los cambios de hábitos. Además, los agricultores tienen que ser más eficientes y eficaces, producir más con menos, y adentrarse en la economía circular. La tecnología está en todos los lados, aunque algunos piensen en la agricultura como un sector anclado en el pasado. Los tractores modernos son capaces de hacer labores ellos solos, mediante sistemas de direccionamiento; las nuevas granjas son cada vez más domóticas; los nuevos regadíos se pueden poner en marcha con el móvil, etc. Todo un mundo de tecnología 4.0 , internet de las cosas, agricultura de precisión (teledetección, monitorización de cultivos...), análisis de datos, etc. El agricultor de hoy, a diferencia de nuestros padres, se enfrenta al cumplimiento de un extenso marco normativo agrícola, ambiental y económico y a una abundante y compleja burocracia. Sin olvidar que tiene que avanzar en el conocimiento de las técnicas productivas, que evolucionan con rapidez, como la elección de la semilla o de la variedad, el manejo del suelo, del riego y de la fertilización, la protección de los cultivos, etc. Para ello necesita la colaboración de especialistas . Y es ahí donde los ingenieros técnicos agrícolas, junto con ingenieros agrónomos y veterinarios, entre otros, ocupamos un papel fundamental. Se reivindica por muchos la figura del agente de extensión agraria , algo que no volverá como institución de carácter público. Sin embargo, habrá un desarrollo del asesoramiento privado, donde deberán jugar un papel importantísimo los colegios profesionales. La ingeniería es la ciencia que busca soluciones para satisfacer necesidades (a veces, las crea); y hoy más que nunca el agricultor está necesitado de soluciones ingenieriles para hacer rentable su explotación. Hemos pasado de una agricultura relativamente simple a otra mucho más compleja, burocrática, necesitada de formación e información, innovadora, con mercados muy volátiles donde los precios de las materias primas se deciden a miles de kilómetros, y con el cambio climático, que nos obliga a establecer políticas de adaptación y minimización; además, en ocasiones los agricultores también son víctimas colaterales de la geopolítica. La pandemia y la guerra de Ucrania han dejado patente que la UE tiene que ser autosuficiente . Gran parte de las materias primas para nuestra cabaña ganadera necesitamos importarlas. La solución no es que dejemos de comer carne; entre otras cosas porque somos omnívoros. Y en una dieta equilibrada y mediterránea, la carne ha de estar. Dejemos de demonizar a la ganadería. Hay que preservar el medio ambiente, pero sin perder de vista que tenemos que producir alimentos si queremos que todo el mundo pueda comer a un precio razonable para el consumidor y rentable para el agricultor y el ganadero. La labor de agricultores y ganaderos es indispensable para alimentar a todos a un coste razonable Llegados a este punto, la pregunta recurrente es: ¿regadíos sí o no? La contestamos con una frase de una de las mentes más ilustres del panorama agrario español, el Dr. Jaime Lamo de Espinosa: "La agricultura será de regadío o no será". La agricultura de secano, con las bajas productividades de muchas zonas de nuestro país, tendrá que buscar alternativas diferentes a los cultivos actuales. Uno de los principales efectos negativos medioambientales del regadío, el riesgo de acumulación de nitratos en las aguas, se puede minimizar aplicando los fertilizantes con precisión. La normativa es exigente, pero además los elevados costes de los fertilizantes hacen que el agricultor tenga que ser muy preciso en su utilización. El riesgo de contaminación por fitosanitarios se ha venido reduciendo. Además, la eficiencia en el uso del agua en nuestros regadíos se ha incrementado notablemente, produciendo más por metro cúbico de agua consumida. Y por supuesto, se pueden establecer mecanismos para proteger la biodiversidad. Grandes fondos de inversión están invirtiendo en agricultura. Probablemente no será ni para que los agricultores tengan mayor rentabilidad ni para que el consumidor tenga los productos a precios asequibles. Los agricultores y los ganaderos hacen su trabajo: producir alimentos de elevada calidad en la mayor cantidad posible; sin sus producciones no nos podríamos alimentar . Sin agricultura no hay alimentos, y sin regadío la producción de alimentos será mucho más compleja en un escenario de cambio climático. Conforme a los criterios de
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