La gastronomía catalana tiene prestigio en todo el mundo. Abanderada del eclecticismo, mezcla a la perfección una larga tradición, enriquecida gracias las diversas culturas y civilizaciones que han dejado su huella en ella, como la griega, la romana o la árabe, y la innovación tanto a nivel de producción como de distribución . La base del éxito, además de la continua evolución sin perder de vista la riquísima herencia recibida, empieza con el cuidado de la materia prima . También en este punto Cataluña ha sabido optimizar sus recursos y herramientas para sacarle el mayor rendimiento posible. El sector agroalimentario catalán mueve 38.205 millones de euros, siete veces más que la industria farmacéutica, y más del doble que la industria automovilística o la química. Supone un 16,25% del PIB autonómico , con 5.343 empresas exportadoras y la inversión de 546 empresas extranjeras desde 2015, creando 1.547 puestos de trabajo. Es uno de los sectores más dinámicos de la economía catalana, y se reivindica como el primero del territorio, con un 22,3%. Un sector actualizado Además conforma un tejido empresarial con una presencia mayoritaria de pymes : el 75% de las 3.922 empresas agroalimentarias en Cataluña tiene menos de 10 trabajadores. En total, el sector genera un negocio de 26.288 millones, un 24% de la industria agroalimentaria de España. El sector vive un momento de evolución. Se mantiene pegado a la actualidad y las tendencias del mercado en materia de comunicación y consumo. Gracias a las redes sociales cuenta con información actualizada de las tendencias y modas, como la mayor concienciación social de consumo de productos de proximidad, ecológicos y de sellos que garantizan el respeto a las prácticas medioambientales y la producción sostenible. Y, sobre todo, de productos seguros y saludables. La industria agroalimentaria catalana cumple perfectamente con estos requisitos, manteniendo además una personalidad propia basada en la elaboración de productos de la dieta mediterránea, y poniendo siempre el foco en el mercado internacional. Actualmente el 60% de las exportaciones fuera de Cataluña se producen a mercados exteriores: más de 8.400 millones de productos agroalimentarios como carnes y embutidos, lácteos, frutas y frutos secos, hortalizas, pescado, vinos y cavas y un largo etcétera, siempre con la garantía de calidad. El éxito de las empresas que exportan se basa en la calidad del producto y por su elaboración, con sabores y olores insuperables. A este posicionamiento, tanto nacional como internacional, se llega gracias al trabajo conjunto de las distintas empresas y agentes del sector . Inversiones económicas como las que se han dado en materia de innovación y packaging, pero también la puesta en marcha de encuentros y foros de debate donde se busca dar respuesta a los retos actuales. Capital alimentaria Un ejemplo de este tipo de acciones es " Barcelona Capital de la Agroalimentación Catalana ", organizada por el Colegio de Economistas de Cataluña y el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos, y que tuvo lugar el 21 de octubre en la ciudad condal. En estas jornadas se trató el tema de la sostenibilidad en el sector agroalimentario , buscando dar respuesta al reto de crear sinergias entre el entorno urbano y el rural para actuar al unísono, y generar objetivos y beneficios comunes. Este evento recaía bajo el marco de la Capital Mundial de la Alimentación sostenible, que este año se celebra en Barcelona. Se trata de la sexta Cumbre Anual del Pacto de Milán, un "acuerdo firmado por ciudades de todo el mundo para buscar sistemas de producción y consumo de alimentos sostenibles". Barcelona como ciudad es núcleo de consumo pero no tiene producción: por ello se reconecta el consumo con la producción, y este evento ayuda a generar vínculos entre ciudad-campo . Los alimentos interpelan a todo el territorio y la capital es un catalizador que lo pone de manifiesto. Pero no solo el área metropolitana de Barcelona es objeto de transformación. Ante el reto de la sostenibilidad el sector busca consolidar una red territorial de empresas , centro de investigación y desarrollo, centros de comercialización y distribución y profesionales altamente cualificados. Iniciativas como el PECT Nutrisalt para transformar y dinamizar el sector agroalimentario de Reus y Campo de Tarragona son otro ejemplo de innovación en el sector . El PECT trabaja en tres grandes ejes: acercar las tecnologías para dar valor añadido a los productos alimentarios de proximidad y al bienestar de los consumidores, asegurar la inocuidad de los productos destinados al consumo humano y animal creando plataformas de apoyo tecnológico a las industrias locales y planificar el futuro desarrollo regional y apoyo a la competitividad de las empresas y los productos agroalimentarios. Entre las innovaciones tecnológicas aplicables a la industria agroalimentaria está el uso de drones para el control de ganaderías o de sensores en la producción agraria, el uso de Inteligencia Artificial para mejorar la evolución de la demanda o elaborar contratos internacionales, o incluso la impresión 3D en producción de alimentos (como por ejemplo la elaboración de pizzas).