El valor de las exportaciones de Latinoamérica creció en el primer trimestre del año un 22,6% interanua l respecto al mismo periodo del año anterior, empujado por el incremento de precios que se está registrando en el mundo a raíz de la guerra de Ucrania. Aunque la región se ve igualmente afectada por la tendencia inflacionista general, los mayores ingresos por exportación permiten al menos contrarrestar el encarecimiento de ciertas importaciones. Ningún país latinoamericano ha prohibido de momento la venta al exterior de cereales u otros productos agrícolas, como sí han hecho ya una treintena de naciones en otros continentes. En su mayoría exportadores de materias primas, los países de la región han visto cómo entre enero y abril de 2022 el precio de algunos rubros (artículos importantes) en su cesta de exportación ha aumentado notablemente comparado con el mismo periodo de 2021, acercándose a máximos históricos o incluso superándolos. Esto afecta tanto al petróleo (con un precio un 62,2% más alto que hace un año), como a minerales (el cobre ha ascendido un 15,9%; el hierro está más bajo que a comienzos de 2021, pero en los últimos meses ha incrementado su valor), y también a productos agrícolas (el café ha subido un 70,4%, el azúcar un 16,3% y la soja un 12,7%). Así lo detalla un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que especifica que «a principios de 2022, el shock producido por el conflicto entre Rusia y Ucrania reforzó el incremento en los precios de los principales productos básicos exportados por la región que se había observado durante 2021 como resultado de la recuperación pospandemia . En los casos de la soja, el café, el cobre, el mineral de hierro y el petróleo se registraron niveles históricamente altos». En el buen comportamiento de las exportaciones latinoamericanas ha pesado, además de la subida misma de precios de los productos, un aumento de las ventas a la propia región, cuyo valor ascendió un 28,9% en el primer semestre. Esto permitió compensar el peor comportamiento de las compras realizadas desde China. Si bien este país reactivó sus compras hace un año al salir de su gran confinamiento, ahora ha vuelto a ralentizar su recuperación con nuevas paralizaciones de su actividad. Con todo, el incremento de la exportación en volumen de mercancía ha sido en el primer trimestre del 10,1% interanual, lo que indica que si bien la región puede beneficiarse de la escasez internacional de ciertos rubros que se está produciendo a raíz de la guerra en Ucrania, de momento no se está convirtiendo en alternativa para la provisión global de determinadas materias primas. Más allá de participar modestamente en la sustitución del petróleo ruso que venían comprando Estados Unidos y Europa - Venezuela está empezando a expandir su producción gracias a la reducción de sanciones aplicada por Washington-, Sudamérica por ejemplo no va a erigirse en el nuevo granero del mundo. Brasil, que es el gran productor agrícola de la región, piensa ampliar la superficie de cultivo de trigo, pasando de los 2,7 millones de hectáreas sembradas en 2021 a algo más de 3 millones de hectáreas que se sembrarán este año, según informa AFP. Pero Brasil consume mucho más trigo del que importa : tiene un consumo de 12,7 millones de toneladas, de los que 6,7 millones los tiene que comprar en el exterior, lo que le convierte en el octavo importador mundial. El 87% de esas importaciones proceden de Argentina. Por su parte, este país exportador verá reducida su cosecha el próximo año, ya que debido a la sequía que ha padecido la zona, la falta de humedad llevará a sembrar este año 6,3 millones de hectáreas, frente a los 6,8 millones que se sembraron en 2021.