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La Florens, un vino de Montsant que es un homenaje al tesón de una mujer

13/05/2022
En: lavanguardia.com
Digital
Florentina Closa Cos, a quien su hijo Josep Grau siempre llamó La Florens, da nombre a una emocionante garnacha de viña centenaria de Capçanes, en la DO Montsant. Un grácil jilguero se posa en su etiqueta. Grau afirma que "no es solo un vino dedicado a la madre porque la quería mucho, ni en la etiqueta hay un pájaro porque ahora esté de moda y porque usar animales en el marketing ayuda a vender". Una vez elaborado el vino, que se estrenó con la añada del 2014, decidió dedicarlo a la memoria de su madre por sus "atributos". Florentina Closa nació un frío 26 de diciembre de 1929 en el ya de por sí frío pueblo de Calaf (Anoia). Nació prematuramente pesando solo 1,2 kilos, pero su madre falleció en el parto cuando solo tenía 21 años. Su padre se quedó viudo también a los 21 años. No había incubadoras, pero logró sobrevivir milagrosamente con braseros. Su padre recurrió a la nodriza de una familia que tenía, básicamente, rebaños de ovejas. Ya desde bien niña La Florens ayudó en la cocina a esta familia, en una masía catalana que proporcionaba comida, a todas horas, y dormir a quienes trabajan con ellos. La guerra le impidió ir a la escuela. Apenas aprendió algo de caligrafía, y a sumar y a restar. La etiqueta de La Florens, con un jilguero en homenaje a su madre El jilguero 'inmortal' Florentina Closa Cos se casó con un hombre dedicado al negocio de los colchones de lana, pero la llegada de los colchones de espuma les obligó a trasladarse a trabajar a Barcelona. Ella se mostró reticente por no tener ni familiares ni amigos en la Ciudad Condal. Finalmente aceptó acompañar a su marido, que empezó a trabajar en las vías del metro mientras estudiaba contabilidad por las noches para ascender a las oficinas del metro, con la condición de que le permitiera llevar con ella una pequeña jaula con un jilguero. Su esposo se lo permitió no sin hacerle una contrapropuesta: cuando el jilguero pereciera ya no tendrían más, ya que este hombre enamorado del campo y la naturaleza no soportaba ver a animales enjaulados. La Florens, sin embargo, se las ingenió para reponer los jilgueros antes de que se hicieran demasiado viejos. Y así tuvo jilgueros los 53 años que compartió con su marido. "Todos sabíamos, salvo mi padre, que mi madre los cambiaba", afirma un Josep Grau que no recuerda haberla oído gritar nunca. Tampoco recuerda que en su casa se hiciera nada sin que ella diera su aprobación. Por eso quiso dedicarle "una garnacha fina que tiene mucha personalidad y a la que no le puedes ir en contra". De esta nueva añada se han elaborado 7.000 botellas. Milagrosamente la vieja y ventilada viña de la que procede, situada a unos 250 metros sobre el nivel del mar, se salvó este año de la gran incidencia que hubo por culpa del hongo mildiu. Se realizó una "hiperselección" de uvas tanto en el viñedo como en la entrada de la bodega. El viñedo se plantó, en vaso, hace 110 años en un suelo arcillo-calcáreo. Josep Grau dice que son "garnachas aristocráticas con las que no te puedes equivocar ni un solo milímetro". En este sentido asegura que sus vides atesoran "una sabiduría sin igual". Opina que "la garnacha del Montsant tiene grandes posibilidades si se busca la frescura, la estructura y la personalidad". La Florens se elabora al 100% con uvas de la variedad garnacha tinta. La fermentación alcohólica se practicó en depósitos de cemento tartarizados y en foudres redondos Stockinger, de roble austríaco y con una capacidad de 2.500 litros. La fermentación maloláctica y la crianza, que se prolongó por espacio de 14 meses, también se realizó en los foudres. Se embotelló a primeros de febrero de este año. Se trata de un tinto con capa media-baja, y de bonito color rubí. Es un vino con cierta complejidad, que destaca por una muy buena acidez. Elegancia y fineza. La garnacha del Montsant tiene grandes posibilidades si se busca la frescura, la estructura y la personalidad" Josep Grau Viticultor Exhibe fruta roja, pero también notas de naranja sanguina, y floralidad en un lecho de hierbas aromáticas de garriga mediterránea, especialmente romero. Es fluido, fresco, frutal y mineral (con notas metálicas de grafito). Es aterciopelado y redondo. También es largo y con cierta tensión, con un puntito alcohólico (14º). La crianza en madera está integradísima. Se trata de una garnacha que habla con franqueza de su origen, sin maquillajes. Una garnacha muy fina sin renunciar a una elegante estructura y a un seductor volumen. Viña de garnacha en el Montsant Es un tinto muy versátil gastronómicamente hablando. A Josep Grau le gusta acompañarlo, especialmente, con unas costillas de cabrito o con una lubina al horno con patatas panadera. También harmoniza con platos de volatería, como un pollo paprika, un pollo tandoori o un arroz de pava o pichón; con un filete tártaro, e incluso con mousakka o con falafel. Josep Grau Viticultor es el gran proyecto de vida de Josep Grau, un regreso al campo que lo vio nacer y con el que ha emprendido un nuevo camino, recuperando una energía que no había encontrado en otros sitios ni con otros proyectos. Sus vinos tienen un estilo alejado de modas, gustos de prescriptores o tendencias, y buscan una autenticidad profunda y muy ligada a la esencia. Grau está convencido de que" se puede realizar un excelente vino con muy poco, sin artificios y respetando el lenguaje natural del viñedo". Josep Grau Viticultor Vinos alejados de modas, prescriptores o tendencias que buscan una autenticidad profunda y muy ligada a la esencia Después de viajar a regiones vinícolas y probar vinos de diferentes estilos y partes del mundo, fue en la comarca de Priorat donde encontró el motivo para iniciarse en el vino, primero como observador y después, en 2003, comprando su primer viñedo en el municipio de Capçanes. Su producción fue aumentando y acabó tomando la decisión de pasar de elaborar vino para consumo propio a establecer una bodega en la que hoy elabora 120.000 botellas de vino "alejado de modas, que no se ciñe a ningún calendario, sólo en el que marca la naturaleza". Montsant, su diversidad de suelos y territorios, fue lo que atrajo a Grau por el potencial que ofrece para elaborar vinos diferentes. La Florens2020 viticultor Josep Grau do Montsant uva Garnachatinta precio 25 euros Con el tiempo, fue incorporando fincas que iba adquiriendo a viticultores que ya no querían dedicarse al viñedo; principalmente viñas viejas plantadas con garnacha y cariñena. Además, mantiene una estrecha vinculación con viticultores involucrados con su proyecto, y que trabajan de forma coherente con su filosofía. En total, en el Montsant, Josep Grau trabaja 36 hectáreas de viñedo. La DO Calificada Priorat fue el siguiente paso de Josep Grau en la comarca, un paso que dio tras más de una década como observador de esta zona de gran fuerza telúrica y mineral- Priorat es, para este vitivinicultor la joya de la corona, el comienzo de una nueva aventura, con la mirada puesta al extraer la máxima expresividad de cada parcela. Lee también Montsant, la DO catalana de moda se hace mayor Ramon FrancàsFalset Vermut Terralta, el vino que salvó a la cooperativa Ramon Francàs Atraído por este magnetismo y con la vocación de hacer vinos de clase mundial, Josep Grau empezó en el Priorat en 2016 comprando una casa del siglo XVII en Gratallops y seis hectáreas de viñedos en cuatro parcelas, con las que poner en marcha un nuevo proyecto para elaborar vinos fundamentados en la finura y la delicadeza. Se empezó a trabajar el viñedo y en 2020 se elaboró la primera añada de un Vi de Vila, que inaugura una colección en la que se sumarán nuevas etiquetas.
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