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La erosión afectará a la mitad de los suelos europeos en 2050

08/11/2024
En: eleconomista.es
Digital
La agricultura contemporánea se enfrenta a un desafío del que depende en gran medida el futuro del planeta: abastecer a una población creciente haciendo un uso sostenible de los recursos naturales imprescindibles para garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo. En un contexto como el actual, donde el cambio climático y la excesiva explotación de los recursos ponen en riesgo la estabilidad de los ecosistemas , adoptar prácticas sostenibles para mantener unos suelos saludables debería posicionarse como una prioridad de la humanidad a nivel global. Sin embargo, los datos muestran una realidad muy diferente en la que la degradación no ha parado de crecer en la última década. Según revela el informe "Estado de los Suelos en Europa 2024" aproximadamente una cuarta parte (24%) de los suelos de la Unión Europea están afectados actualmente por la erosión hídrica , principalmente en tierras de cultivo . El documento señala que la erosión asciende a 1.000 millones de toneladas al año y prevé que este fenómeno aumente entre un 13 y un 25% para 2050, lo que significa que dentro de 25 años la mitad de los suelos del territorio comunitario se verán perjudicados por este problema en mayor o menor medida. El análisis europeo señala que la agricultura es la principal responsable del desgaste y destaca que la erosión hídrica no sostenible afecta aproximadamente a un tercio (32%) de las tierras agrícolas debido a prácticas intensivas como la agitación mecánica o el uso excesivo de pesticidas y fertilizantes químicos, que generan problemáticas asociadas como el desequilibrio de nutrientes, presente ya en el 74% de los terrenos destinados a cultivo. Pero también alerta de la preocupante degradación que están sufriendo otros ecosistemas, como las turberas . Estos humedales actúan como importantes sumideros de carbono pero si se deterioran, pueden liberar los gases almacenados nuevamente a la atmósfera. Se estima que el 50% de las turberas europeas están degradadas y muchas de ellas han sido dañadas de forma irreversible. Fuera de la UE, la situación es igualmente grave, especialmente en Ucrania , donde las actividades militares han causado una importante destrucción del suelo . Se estima que más de 10 millones de hectáreas de las 60 millones que componen el país se han degradado debido a la invasión rusa. El informe avisa de que recuperar todo este daño puede tardar décadas o incluso siglos. En Turquía , aproximadamente 1,5 millones de hectáreas de tierra presentan problemas de salinidad , una circunstancia que puede afectar tanto a la productividad agrícola como a la salud de los ecosistemas. Y los Balcanes Occidentales han reportado más de 100 lugares contaminados o potencialmente contaminados debido a actividades mineras e industriales , aunque por el momento se desconoce la verdadera magnitud de la contaminación del suelo en estas áreas. Impacto en la producción y la economía Más allá del impacto medioambiental, la degradación del suelo también tiene importantes consecuencias en la producción de alimentos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que alrededor del 95% de los alimentos proviene directa o indirectamente de la tierra, y advierte de que la degradación del suelo reduce la producción mundial de cultivos en un 10% cada década. A nivel económico, este problema tampoco está exento de repercusión. La disminución de la productividad agrícola y los costes relacionados con la mitigación y adaptación tienen un coste económico que el Banco Mundial cifra en 300.000 millones de dólares . Sólo en la Unión Europea, la degradación de la tierra cuesta 50.000 millones de euros anuales o, lo que es lo mismo, 112 euros a cada europeo, tal y como afirma un estudio publicado por la organización Salvemos el Suelo. Nueva legislación Abordar la degradación del suelo es vital para alcanzar los objetivos ambientales, agrícolas y climáticos de la UE, que está promoviendo acciones que ayuden a revertir esta situación. Entre ellas se encuentra la Ley de Monitoreo del Suelo que prevé crear un marco de seguimiento global que permita identificar con mayor precisión lugares potencialmente contaminados y, al mismo tiempo, fomente la gestión sostenible y el saneamiento. Asimismo, la Política Agraria Común (PAC) incluye Planes Estratégicos para el uso sostenible de los suelos agrícolas con una serie de medidas obligatorias y voluntarias que contribuyan a este fin. Para el período 2023-2027, el 47% de las tierras agrícolas europeas (en comparación con el 15% que contemplaba el plan anterior) recibirán apoyo para acciones destinadas a mejorar los suelos o evitar su degradación, incluyendo la erosión hídrica.
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