El cambio climático es ya una realidad en el mundo. La subida global de las temperaturas y la mayor frecuencia de fenómenos atmosféricos extremos, como los largos períodos de sequía acompañados de posteriores inundaciones, son solo advertencias de que nuestro clima ya está alterado, aunque aún no hemos llegado a una situación irreversible. Es por ello que la sostenibilidad se ha convertido en un "debe" tanto para empresas como para Gobiernos y particulares. Porque el cambio climático no solo implica desastres naturales, sino pérdidas económicas. Por poner en perspectiva, España ha sido uno de los países donde menos ha golpeado la inflación en términos generales, pero en productos como el aceite de oliva , la subida de precios ha sido desorbitada. Desde marzo de 2021 hasta agosto de este mismo ejercicio, el precio se ha encarecido un 114,8%, es decir, más del doble de lo que valía hace dos años y medio. No existe aún un cálculo exacto de cuánta influencia ha tenido la sequía y cuánta el aumento de los costes de producción, pero podemos hacernos una idea, ya que la inflación en España (3,5%) es moderada, comparada incluso con los demás países de la UE (4,3% de media). Pero aparte de las consecuencias económicas que puede conllevar el cambio climático, este también provoca muertes. En España, en lo que llevamos de año han sido 2.000 personas, según el Ministerio de Transición Ecológica. El mes de julio de este 2023 ha sido 1,5°C más cálido que la media preindustrial, lo que ha dado lugar a declaraciones como las de António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas: "la era del calentamiento global ha terminado; ahora es el momento de la era de la ebullición global". Ante esta situación insostenible a largo plazo, la transición ecológica se antoja necesaria. Pequeñas medidas que pueden conllevar un gran cambio, como son los medios de transporte eléctricos, han llegado para quedarse, aunque también se trabaja en otras alternativas como el hidrógeno debido a las actuales limitaciones que tienen las baterías. Todas estas medidas llevan de su mano nuevos puestos de trabajo, que surgen ante las necesidades y retos de la actualidad. Y es que, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la sostenibilidad medioambiental y el empleo, de aquí a 2030 se crearán un total de 24 millones de empleos relacionados con la sostenibilidad en todo el mundo. Estas estimaciones realizadas por el organismo se basan en el crecimiento de sectores como el de los vehículos eléctricos, mencionados anteriormente, así como la transición energética en los hogares actuales y futuros, que supondrá un incremento neto de aproximadamente 18 millones de empleos. La transición ecológica conlleva la transformación del sistema productivo tal y como lo conocemos. Actualmente, el crecimiento económico se basa en la "extracción de recursos, las manufacturas, el consumo y la generación de desechos", según la OIT, pero para generar esos 24 millones de empleos verdes, se prevé que otros tantos se destruyan. El organismo internacional estima esas pérdidas en unos 6 millones de puestos de trabajo, es decir, una cuarta parte de lo que se generaría en un nuevo e hipotético sistema económico en el que no reinaría la extracción de recursos ni el consumo, sino una economía circular, menos centrada en "usar y tirar" y más en la regla de las tres "r": reducir, reutilizar y reciclar. Una transición justa A lo largo de la historia ya habido varias transiciones energéticas. Del carbón al petróleo se ha ido transformando el sistema económico hasta hoy en día, como lo irá haciendo hacia otras energías verdes. El problema de dicha transición es que, hasta que este modelo sostenible no lleve de la mano precios aptos para toda o prácticamente toda la sociedad, no será justa. Fuentes de EDP, empresa energética con sede en Portugal, estiman que ese abaratamiento vendrá "en la próxima década" gracias, en gran parte, a las inversiones en este sector, que "reducirán los costes iniciales y de producción". Otro elemento importante para la transición energética se ha mencionado antes: la pérdida de puestos de trabajo. Son muchas las personas que actualmente están en trabajos que en un futuro dejarán de existir, por eso es importante contar con ellos para la transición mediante un "reciclaje profesional y una formación en nuevas habilidades y competencias, asegurando que nadie se quede atrás", aseguran desde EDP. Los nuevos empleos El vacío que dejan aquellos puestos de trabajo que pasan a estar obsoletos los ocupan nuevas profesiones, que hace unos años ni siquiera existían. El refranero español resume muy bien este suceso: a rey muerto, rey puesto . Aquellos ingenieros dedicados al sector del gas natural, petróleo o el carbón , verán como poco a poco sus opciones se reducen, mientras aumentan las oportunidades en el lado de las renovables. De igual manera, otros oficios, como los mecánicos , cada vez se irán especializando más en la electrónica por el boom de los coches híbridos y eléctricos, dejando a un lado las lecciones de los coches de combustión de siempre. En esta transición también son importantes los ingenieros civiles . Este perfil incluye el diseño de edificios y otras estructuras, los cuales según marcan las normas de sostenibilidad, deben evitar el malgasto de energía y cumplir con una serie de parámetros o, de lo contrario, en 2027 será imposible el alquiler o venta del inmueble que incumpla los requisitos de la UE. Por supuesto, el otro puesto clave para el futuro son los investigadores y científicos . En ellos está la clave de la economía circular, mediante avances tecnológicos que hagan que los bienes y servicios que compramos sean más duraderos o sea más fácil reutilizarlos, y, de esta manera, los precios se reduzcan y sean accesibles para toda la población, a la vez que se protege el planeta. Pero, aunque estemos hablando de todos estos puestos como "los trabajos del futuro", lo cierto es que lo son también del presente. Según el informe de la plataforma de empleo Infojobs, las ofertas de empleo vinculadas a la sostenibilidad han crecido un 55% en el último año. Los ingenieros (31% de las ofertas) son los más reclamados, seguidos de puestos relacionados con producción e industria (12%), comercial y ventas (12%), educación (7%), IT (6%), construcción e inmobiliaria (6%) y atención al cliente (4%). La economía verde ya es un hecho que ha recalado en España y ha llegado para quedarse. Según la OIT, a finales de 2019 este sector era responsable de más de medio millón de empleos en España , lo que representaba el 2,5% de la ocupación total nacional. Todo ello con unas previsiones que apuntan a que estas cifras se tripliquen en los próximos diez años. El papel del sistema educativo Actualmente en España hay tres grados medios, siete grados superiores, 20 grados universitarios y 13 másteres oficiales relacionados con el medio ambiente y la sostenibilidad, según el portal Educaweb. Unas especializaciones que no paran de crecer, gracias en gran parte a medidas como los 2.520 millones que el Gobierno ha dedicado a becas, y en cuyo presupuesto también se ha incluido a las renovables. La intención es crear 4.000 plazas de Formación Profesional en este ámbito, con el objetivo de llegar a 20.000, debido al "gran potencial laboral de este sector", explicó Pedro Sánchez en la Conferencia Internacional de Energías Renovables en España (SPIREC) el pasado mes de febrero. Y es que España parte de una "posición estratégica" en el contexto de transformación energética que ya está llegando y "un potencial renovable" que le puede permitir aspirar a un mayor protagonismo en las políticas de energía de la UE, según un artículo del Real Instituto Elcano. De hecho, en 2022 el 42% de la producción energética fue a través de renovables , y este 2023 se espera que esas cifras asciendan al 50%. Sin embargo, a pesar de esta oportunidad, las empresas españolas cuentan con un gran problema a la hora de encontrar personal cualificado en las nuevas tecnologías y el sector ambiental. Esta ausencia de trabajadores y su alta demanda está provocando que las empresas estén ofreciendo ofertas laborales con unas condiciones muy difíciles de igualar por el sistema educativo , por lo que dar con profesionales que quieran dedicarse al mundo de la docencia en enseñanzas medioambientales será el próximo reto a abordar para que la evolución del sector no se vea lastrada por la falta de trabajadores.