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La destrucción del plátano de Canarias: causas y consecuencias

10/03/2025
En: lavanguardia.com
Digital
La competencia con la banana, procedente de algunos países latinoamericanos y ahora también de África, hace que se desperdicien grandes cantidades de este producto autóctono El brazo de gitano es elegido Postre Emblemático de Catalunya en 2025 La destrucción de productos a causa de la sobreproducción no es nada nuevo. En 2018, Burberry quemó toda la ropa y complementos que no logró vender con el objetivo de "proteger la marca", según afirmaron fuentes de la compañía inglesa. No es el único caso, aunque sí uno de los más sonados, ya que el fenómeno de la sobreproducción afecta también a otros sectores, entre ellos el de la industria alimentaria. Hace tiempo que diversas organizaciones denuncian las consecuencias que tiene para el medio ambiente producir alimentos por encima de la demanda. Según datos de WWF, el desperdicio alimentario genera aproximadamente el 8% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Para que nos hagamos una idea, solo en Estados Unidos la producción de alimentos perdidos o desperdiciados genera una huella de carbono equivalente a 43 millones de automóviles. En España, un caso paradigmático de sobreproducción es el plátano de Canarias. La competencia con la banana, procedente de algunos países latinoamericanos y ahora también de África, es uno de los factores que provoca que en determinados momentos del año muchos agricultores tengan dificultades a la hora de vender su producto en el mercado. Es cuando se produce la llamada pica, un término coloquial que se refiere a la retirada de determinada cantidad de plátanos. "Todavía se habla de pica porque hace varias décadas que estos productos se picaban, efectivamente, y se destruían. Esto ya no ocurre porque está prohibido por la ley, pero el término se sigue usando en determinados contextos", explica Sergio Cáceres, gerente de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (ASPROCAN). "Nosotros preferimos hablar de inutilización, que es una medida de gestión de crisis que se da de forma puntual, que está cien por cien regulada y que es aprobada en última instancia por el Gobierno de Canarias". Estos plátanos inutilizados tienen diversos destinos autorizados: donaciones a organizaciones benéficas acreditadas, bancos de alimentos y Cruz Roja; alimentación para ganado o fabricación de compostaje orgánico. Pese a que la pica está permitida en el sector del plátano canario, es una práctica que se ha ido eliminando progresivamente Pese a que se trata de una práctica autorizada por la Unión Europea para paliar las consecuencias de la sobreproducción en determinados momentos del año, sobre todo en verano, no está exenta de controversia. Según Javier Guzmán, director de la ONG Justicia Alimentaria, autora del informe ¿Es el plátano de Canarias una gran mentira?, "la solución a la situación que atraviesa el plátano deber ser política. Corresponde a las administraciones poner freno a la destrucción sistemática de miles de kilos de plátano". Desde ASPROCAN insisten en que no se debe hablar de destrucción y prefieren referirse a la retirada de plátanos del mercado como inutilización. Sin embargo, fuentes como la Plataforma por un Precio Justo y Auténtico del Plátano de Canarias, que representa a diversos productores, han denunciado en repetidas ocasiones que "la mayoría de estos plátanos van a la basura". ASPROCAN, por su parte, emplaza "a que si alguien tiene alguna prueba haga una denuncia inmediatamente". Una de las empresas afectadas por las regulaciones en el sector del plátano en épocas de sobreproducción es S.A.T. Fast, una cooperativa agrícola líder en la venta del plátano de Canarias que a su vez está integrada en COPLACA, organización que agrupa a otras 23 cooperativas. Según el ingeniero técnico agrícola de esta compañía, Miguel Ángel Chávez, "es difícil regular la producción de plátano porque esta no es estable durante todo el año y no la puedes cortar, es imposible. Por ello, cuando se produce más de lo necesario se da una sobreoferta y los precios bajan tanto que al agricultor no le sale a cuenta vender. Es cuando se establecen las picas". Estas afectan a todo el sector del plátano de Canarias y se gestionan a través de ASPROCAN. Este organismo agrupa a las seis Organizaciones de Productores de Plátano de Canarias (OPP), que son cooperativas encargadas de planificar la producción y concentrar la oferta de los productores para su comercialización. Es, pues, ASPROCAN, la responsable de solicitar la aplicación de medidas de crisis a la administración cuando se dan una serie de circunstancias excepcionales "que no solo harían que el productor no ganase dinero, sino que incluso le haría correr el riesgo de pérdidas económicas que no podría asumir", señala Cáceres. En palabras de Chávez, de S.A.T. Fast, esta medida resulta un mal menor para un sector que prefiere "perder un poco y poder vender a precios razonables que tener que pagar para vender". Pese a que la pica es una práctica regulada y plenamente implantada, no faltan las voces críticas hacia su aplicación desde el seno del propio sector. La Plataforma por un Precio Justo y Auténtico del Plátano de Canarias es una de las entidades que cuestionan esta práctica. Su portavoz, José Carlos Rodríguez, ha denunciado en repetidas ocasiones que algunos productores de plátano de Canarias se dedican también a la venta de banana. "Es bastante sospechoso que cuando las partidas de bananas de fuera invaden el mercado español se tira plátano de Canarias", explicó Rodríguez a Justicia Alimentaria. Cáceres matiza esta afirmación. "Todos los productores de plátano hacen llegar sus productos a una serie de operadores de maduración, que son empresas encargadas de recibir el producto, madurarlo y homogeneizar el color para distribuirlo. Ocurre que algunas de las organizaciones de productores de plátano participan de alguna empresa de maduración, que también pueden tener cerezas, manzanas o kiwis. Sería inexacto decir que comercializan bananas". Según Rodríguez, esto hace que estas medidas de crisis acaben beneficiando al fin "a las grandes empresas y perjudicando a los agricultores pequeños y medianos", a los que califica de "pagafantas". Lo que está salvando al plátano de Canarias no es la pica, son las ayudas y las subvenciones Tras la retirada de plátanos que se produjo el pasado verano, que supuso la destrucción de 6 millones de kilos de esta fruta, el grupo político de IU-Sumar llevó la cuestión al congreso de los Diputados a principios de septiembre de 2024. Esta formación política denunciaba la "opacidad" de ASPROCAN y "la evidente contradicción que surge entre la simultánea recepción de ayudas económicas procedentes de la Unión Europea para compensar gastos de cultivo y la posterior destrucción o desecho de una ingente cantidad de este". Lo explica Chávez: "en todos los casos, los kilos que se han picado aparecen en el histórico de producción de cada agricultor, de manera que se benefician de la subvención correspondiente, aunque el plátano no se haya vendido en el mercado". Así pues, según Guzmán, de Justicia Alimentaria, "lo que está salvando al plátano de Canarias no es la pica, son las ayudas y las subvenciones". Estas ascienden a 0,32 € por kilo de plátano, tanto si se ha retirado como si se ha comercializado. Por último, para Cáceres, el verdadero quid de la cuestión en el sector del plátano, como en tantos otros, es, al fin, "que el precio que se paga en origen es muy bajo, que puede rondar un euro, mientras que se vende de media a 2,30 €".
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