La madrugada del pasado 2 de abril, los agricultores leridanos pasaron la noche en vilo. A cada hora que pasaba, el termómetro bajaba un poco más: dos bajo cero, tres, cuatro, cinco... hasta seis llegó a caer. El campo sufría la peor helada de los últimos 40 años. Durante tres noches consecutivas, los agricultores estuvieron regando y regando, calentando los árboles con botes de parafina ardiendo. Sin embargo, los esfuerzos de poco sirvieron. La mayor parte de la cosecha de melocotón y nectarina se echó a perder, y con ella, ingresos y empleos de millares de personas. La fruta de hueso es hoy la variedad más representativa del campo en Catalunya, seguida de la manzana y la pera, que resistieron mejor el frío extremo del mes de abril. Pero este no ha sido el único episodio traumático para el sector de la fruta dulce. La crisis climática también ha traído un mayo más caluroso de lo habitual y un verano marcado por la escasez de lluvias y severos golpes de calor. Eso ha obligado a anticipar la cosecha y el género ha salido más pequeño de lo habitual y con algunas taras. Los agricultores llevan semanas poniendo el grito al cielo. "Es el peor año que recordamos. La recogida de fruta de hueso en Catalunya caerá un 70%. Si lo habitual es obtener alrededor de 550.000 toneladas, este año solo llegaremos a las 165.000", lamenta Manel Simón, director general de la patronal Afrucat, quien añade que la afectación en la manzana y la pera será menor, del 25%. Según el sindicato Unió de Pagesos, la helada provocará unas pérdidas de 450 millones de euros en el sector de la fruta dulce. La helada de principios de abril mermó la cosecha de melocotón Xavi Jurio Y no solo los empresarios de la fruta están preocupados. Los agricultores del cereal en Catalunya también han visto caer las cosechas un 32% respecto a la temporada pasada. Según datos de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), se han recogido 890.014 toneladas, frente a los 1,3 millones de 2021, procedentes principalmente de las variedades de cebada, trigo y avena. "La cosecha ha sido muy repentina, se ha tenido que avanzar dos semanas debido a la sequía y las olas de calor", lamentaba esta semana la presidenta Rosa Pruna. Según estimaciones de Unió de Pagesos, las pérdidas ocasionadas por culpa del clima extremo van a ser de 180 millones de euros. La preocupación acerca del calentamiento global se extiende por todo el continente. De hecho, a mediados de julio, la Comisión Europea alertó en un informe que el estrés hídrico reduciría el rendimiento de los cultivos de varios países. Los mayores riesgos, según la UE, los afrontan España, Francia, Portugal, Italia y Rumanía aunque tampoco se salvan Alemania, Polonia, Hungría, Eslovenia y Croacia. Pérdidas En Catalunya, las heladas de abril han reducido un 70% la cosecha de melocotón Todo tipo de variedades están afectadas por el cambio climático. Esta última semana, el foco estaba puesto en las recientes cosechas del cereal. En Alemania, la falta de lluvias obligará a reducir la producción un 15% mientras que en Francia, que ha vivido el mes de julio más seco de su historia reciente, algunos tipos de cereal afrontan caídas de doble dígito mientras que otros van a crecer ligeramente. En España, el descenso medio de la cosecha de grano será del 23% respecto al 2021. "Desde hace 8 años, cada campaña avanza la recogida un par de semanas y eso provoca caídas de la producción y mermas en el producto", expresa con preocupación José Roales, agricultor del cereal en Zamora y representante del sindicato estatal COAG. En cuanto a la fruta, las caídas a nivel global no serán tan severas como en Catalunya. En España, las variedades de hueso van a descender un 32% mientras que en Europa, subirán un 9% anual (aunque respecto a la media de los últimos 4 años, se registrará un descenso del 20%). En cambio, la fruta de pepita (manzana y pera) evolucionará al alza en España y también en el conjunto de Europa, gracias al tirón de la manzana en Polonia, según previsiones del Ministerio de Agricultura. Agricultores recolectando pera en el municipio de Torrelameu, en Lleida Xavi Jurio A pesar de los devastadores efectos del calentamiento global, los agricultores no temen por su futuro inmediato. En la mayoría de casos tienen la espalda cubierta al haber contratado un seguro que responde ante las adversidades climáticas. "En Catalunya, el 85% de los agricultores de fruta dulce están protegidos y por eso, podrán recuperar las inversiones que han destinado en esta cosecha", asegura Manel Simón, de Afrucat. El seguro agrario resulta un salvavidas pero de todos modos, los agricultores afrontan el futuro con preocupación. El sector no es ajeno a la hiperinflación y, como todo el mundo, ha tenido que soportar subidas del precio del combustible, de los productos fitosanitarios, el embalaje y los servicios de transporte, entre otros. "En los últimos años los costes han aumentado de media un 35%", asegura Simón. También es cierto que los precios de venta han subido (ver gráfico). Especialmente, se han disparado los del cereal, a causa del alza de la demanda en China (que ha recuperado la producción porcina) y también de la guerra en Ucrania, gran productor europeo de cereal, que durante meses ha tenido los puertos bloqueados. "En este sector los márgenes se situan actualmente en el 10-15%. Es cierto que en los últimos meses ha habido una burbuja especulativa a causa de la guerra pero ahora los precios empiezan a normalizarse porque los barcos en Ucrania ya han zarpado", apunta Josep Carles Vicente, portavoz de Unió de Pagesos. Precios al alza El sector también sufre la hiperinflación en el combustible, los fitosanitarios y el embalaje Todavía es pronto para pronosticar las ganancias del cereal este año. En todo caso, Vicente augura que la situación no será grave. En cambio, el sector frutícola sí que podría afrontar rentabilidades muy justas o incluso negativas. "En su caso, los precios de venta también han subido pero el incremento de costes debido a la inflación y la importante pérdida de la producción dejarán las ganancias del año prácticamente en nada. Menos mal de los seguros", indica Vicente, quien recuerda que el sector de la fruta de hueso había obtenido cosechas buenas los años anteriores. Ante las pérdidas que han ocasionado las heladas, el sector de la fruta también reclama ayudas de Estado. "Estamos en conversaciones con las administraciones y esperamos recibir el visto bueno de la Unión Europea. Confiábamos en obtenerlo ya que el año pasado, Francia vivió un episodio muy similar y obtuvo el mismo tipo de ayudas que pedimos", apunta Simón. Además, el sector agrario trabaja para conseguir líneas de crédito a nivel estatal y autonómico que ayuden a afrontar los nuevos costes. Las ayudas europeas de la PAC les resultan insuficientes. Un agricultor conduce un tractor en la demarcación de Lleida Xavi Jurio Fuentes del Ministerio de Agricultura apuntan que de momento, han aprobado rebajas fiscales para hacer frente a la sequía y también han reforzado en 60 millones de euros la línea de ayudas para la contratación de los seguros agrarios. En total, ascenderán a 318 millones de euros este año. Sin embargo, Francesc Reguant, director del Observatori d'Economia Agroalimentària del Col·legi d'Economistes, explica que el campo debe afrontar la emergencia climática con más anchura de miras y no con soluciones a corto plazo. "Este año, Catalunya ha vivido la agresión climática más severa de su historia y eso debería encender las alarmas. Las condiciones climáticas cada vez serán más extremas y, si nada cambia, la producción y los rendimientos serán paulatinamente menores. La situación requiere mucho más que reforzar las ayudas públicas. Sería interesante que la industria introdujese variedades genéticamente más resistentes o que incluso modificase la localización de los cultivos hacia zonas más frescas. No podemos quedarnos con las manos en los bolsillos. Mercado laboral Una campaña sin alud de temporeros Los temporeros llevan años siendo los protagonistas de la campaña de la fruta en Lleida. Llegan a montones para ganarse un sueldo mínimo trabajando largas jornadas bajo el sol. Sin embargo, este verano, hay menos de lo habitual. La pérdida del 70% de la cosecha de la fruta de hueso, la más intensiva en mano de obra, ha ahuyentado la llegada de trabajadores temporales que solían llegar a les Terres de Lleida, en su mayoría procedentes de países del África subsahariana."El efecto llamada ha funcionado y por lo menos se han ahorrado venir hasta aquí", celebra Xavier Perelló, secretario general de UGT en Lleida, quien asegura que este año no se han repetido las lamentables escenas de trabajadores durmiendo al raso en las calles de la capital y los pueblos de los alrededores. El sindicato calcula que este verano van a llegar un 75% menos de temporeros respecto al año pasado, unos 6.000 frente a los 30.000 de la campaña anterior. El gran pico de demanda de mano de obra ya ha pasado porque la recolección de melocotón y nectarina está llegando a su fin. Ahora le toca el turno a la pera y la manzana. Estas variedades han tenido pérdidas menores, del 25%, pero su recolección está más automatizada, así que las necesidades de mano de obra van a ser menores. En cuanto a las condiciones, Perelló asegura que la mayoría de temporeros tienen un contrato de 40 horas semanales que establece el cobro del Salario Mínimo Interprofesional. Sin embargo, reconoce que el empleo es precario porque en la mayoría de casos, dice, se trabajan horas extra sin recibir remuneración a cambio. "Hemos puesto denuncias pero es muy difícil pillar a las empresas", concluye. Además de los temporeros, los empleados de las centrales de distribución de fruta también están sufriendo los efectos de la pérdida de la cosecha. Desde la patronal Afrucat, aseguran que han sido varias las compañías que se han visto obligadas a aplicar ERTE (despidos colectivos temporales) a causa de la escasez de trabajo. Evolución de la producción y los precios de algunas variedades de fruta y cereal