La ciencia de convertir frutas «pochas» y cáscaras de cacao en productos de alto valor añadido
GENERACIÓN 3R
Marta Sánchez Suárez-Otero, último premio a la Mejor Tesis Doctoral que otorga la Cátedra Cogersa de Economía Circular Héctor Herrería
El trabajo de la ganadora del premio Mejor Tesis Doctoral de la Cátedra Cogersa propone formas de valorizar los residuos alimentarios vegetales como suplementos, bioplásticos y biocombustibles
23 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.
Marta Sánchez Suárez-Otero
Héctor Herrería
Pelar un plátano o una patata y tirar las cáscaras a la basura es un gesto que hacemos a diario, casi sin pensar, en la mayoría de los hogares, especialmente en entornos urbanos. ¿Y ahí acaba todo? Quizá no. Porque esos residuos que consideramos simple desperdicio podrían llegar a tener un alto valor para producir biocombustibles, bioplásticos o incluso ser la base para nuevos suplementos alimentarios. Este es el objeto del trabajo académico de la asturiana Marta Sánchez Suárez-Otero, que recibió el último premio a la Mejor Tesis Doctoral que otorga la Cátedra Cogersa de Economía Circular.
En cuanto a los alimentos que terminan en la basura, estamos hablando de cantidades colosales: el Ministerio calcula en su informe último que los hogares españoles desperdiciaron durante el año 2023 un total de 1.183,42 millones de kilos. De ellos, muchos, un 70%, estaba sin elaborar, sin cocinar e incluso sin sacar del envase. Son una parte esencial de la fracción orgánica de residuos municipales que representa un reto de gestión para todos los ayuntamientos y empresas, además de una obligación legal desde hace meses. Por eso, la prevención, evitar que algo llegue a ser residuo, y la valorización, es un camino que no deja de investigarse.
Es lo que ha hecho la ganadora del premio de la Cátedra Cogersa, Marta Sánchez, es bióloga, máster en Biotecnología Alimentaria y doctora en Ingeniería Química, Ambiental y Bioalimentaria. Y es en ese punto donde propone introducir su aportación: si fuéramos capaces de separar, en una segunda fase, los residuos alimentarios de origen vegetal, mediante procesos de hidrólisis (rotura de moléculas con agua, temperatura y presión) y fermentativos, «podríamos obtener compuestos de alto valor añadido, tales como biocombustibles y compuestos bioactivos».
Un proceso que sería, todavía, difícil de aplicar en los residuos procedentes de los hogares, pero que sí sería viable en residuos de la industria de la alimentación , por ejemplo, y que van un paso más allá del compostaje.
En su trabajo, abordó posibles alternativas de valorización de deshechos de frutas, verduras y cascarilla de cacao . Los resultados, señala Sánchez, indican que el tratamiento hidrotérmico a 135°C «permite aumentar un 40% la cantidad de azúcares reductores extraídos respecto a los caldos no tratados».
Además, añade, los hidrolizados se emplearon como sustrato de fermentación para la obtención de bioetanol, «alcanzando valores que podrían resultar rentables a nivel industrial en caso de que el proceso fuese adecuadamente escalado».
Por otra parte, se utilizó cascarilla de cacao como material de partida para la obtención de compuestos con capacidad antioxidante mediante otros procesos como el calentamiento óhmico, con lo que se llega a obtener caldos que sirven «como sustrato de fermentación para la obtención de una bebida funcional».
Los productos resultantes de fermentar los caldos utilizando la bacteria Lactiplanctibacillus plantarum «alcanzaron una viabilidad bacteriana lo suficientemente alta para ser considerados como probióticos, al tiempo que mostraron una elevada concentración de compuestos antioxidantes».
Y también, explica la doctora, se evaluó el empleo de la cascarilla de cacao hidrolizada como fuente de carbono para la obtención de poli-3-hidroxibutirato (PHB) , un bioplástico biodegradable y biocompatible. Una excelente alternativa a los plásticos obtenidos del petróleo cuya producción aún está en sus inicios, pero que da un poco de esperanza a la sostenibilidad del planeta.
La Cátedra Cogersa de Economía Circular convoca cada año los premios para reconocer los mejores proyectos académicos en la materia en Trabajos de fin de Grado (TFG), Trabajo Fin de Máster (TFM) y Tesis Doctoral, de estudios oficiales o propios impartidos en la Universidad de Oviedo. En este momento está abierta la convocatoria para recibir candidaturas de los que hayan sido presentados durante el curso académico 2024/2025.