El consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio tiene claro que «la ideológica» es la única razón en «la cerrazón» de la excesiva protección del cánido y tacha de «frivolidad» minusvalorar su avance Con un departamento tan extenso que abarca desde medio ambiente a vivienda y ordenación del territorio, además de tener las competencias sobre Emergencias y Protección Civil, Juan Carlos Suárez-Quiñones reconoce que «todas son de gusto y de disgusto». Lo segundo, señala, más por «cosas ... que no salen bien, problemas a los que no llegas o la solución tarda o es diferente a lo que quieres», sin olvidar una lucha contra los incendios para la que el operativo en época de riesgo alto arrancará el 12 de junio. «Pero también de satisfacciones», apostilla el consejero, quien no puede evitar sacar su visión jurídica, como juez de profesión. Esta semana, la alegría de ver cómo su ansiada demanda de rebajar la protección del lobo está más cerca de hacerse realidad. -Tras la aprobación en el Congreso que las comunidades puedan recuperar la gestión del lobo al norte del Duero con la salida del Lespre. ¿Cree que el Gobierno va a buscar alguna vía para ralentizarlo o pararlo? -No me cabe ninguna duda que el Gobierno intentará que no sea efectiva la reforma, porque si a pesar de todo lo que tiene en contra se mantiene en la cerrazón de que el lobo siga en el Lespre, parece que hay una voluntad decidida de no hacer caso a Europa, a los datos, al territorio, a las opas, a los alcaldes, a las comunidades... -¿Está convencido de que Europa dejará sin efecto la directiva que impide la gestión del lobo y si es así, en qué plazo cree que ocurrirá? -Estoy convencido porque así lo ha solicitado la Comisión Europea a los colegisladores europeos que son el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea. En este año habrá una decisión. Hemos trabajado mucho desde Castilla y León para que fuera así. -Y ese rechazo del Gobierno a que el lobo sea gestionable, cazable, ¿es solo una cuestión ideológica política? -No tiene otra explicación. Es una cuestión ideológica y un 'sostenella y no enmendalla'. Han visto que han metido la pata, porque desde el inicio lo hicieron mal. ¿Por razón de conservación? No. Ahí están los datos de los censos, de 179 a al menos 193, los daños... ¿Qué más necesita para ver que ha sido un error?¿Qué explicación tiene? La única es la ideología. Nada más. -Sobre ese incremento de manadas, organizaciones como Pacma dicen que la cifra es «ridícula y poco creíble»... -Es una frivolidad absoluta que pone de manifiesto su carácter sectario. El incremento del número de lobos es un hecho notorio. Los que lo niegan son organizaciones que probablemente no han salido de Madrid, de sus oficinas. -¿Se está imponiendo esa visión de la naturaleza 'modo Disney'? -Hay un pensamiento en el que parece que la naturaleza es un decorado en el que determinadas personas el fin de semana quieren que esté así y que no saben que detrás de eso, a diario, hay ciudadanos viviendo. Y si la gente no está en los pueblos, ese decorado no sería así. Porque el abandono de la ganadería, la agricultura, el medio rural significa embastecimiento del territorio, incendios, degradación y nada bueno para ninguna de las especies silvestres. Es una absoluta incongruencia. Las personas que mantienen estos criterios están absolutamente fuera de la realidad. -El año pasado, 6.000 cabezas de ganado muertas, 4.000 ataques. Ya dijeron que se habían traspasado líneas rojas en ese sentido. ¿Hasta cuándo y cuánto puede aguantar la ganadería y qué más se puede hacer? -Si esto siguiera igual, supondría el abandono de un porcentaje 'x' de ganadería extensiva y semiextensiva. ¿Qué hacemos? Compensar los daños. Hemos quedado en volver a actualizar el baremo, pero el problema es que el ganadero no quiere compensaciones, quiere su ganado, sacar la mejor leche, queso, carne. Eso es la excelencia de Castilla y León y de la ganadería extensiva. -Hablaba de las compensaciones. Se quejan de las pegas, las trabas, de que tardan en cobrar... -Primero, estamos hablando de dinero público y, por tanto, se debe administrar con mucha responsabilidad y control. Eso conlleva unos procedimientos. Debemos tener claro que es un daño de lobo y para eso tiene que haber una comprobación técnica. Hay un porcentaje pequeñísimo de indefiniciones que dan lugar a un rechazo. -En la última reunión de seguimiento del acuerdo del Diálogo Social sobre incendios, los sindicatos se quejaron que las torretas pueden ir desapareciendo. -Este año no se va a cerrar ninguna torre -hay 176-. Tal y como hemos determinado, hay que buscar la mayor eficiencia y eficacia del sistema de vigilancia integrando la parte física y la digital y determinar qué adaptaciones, duplicaciones y qué podemos sustituir. Se seguirá trabajando hasta que se obtenga y será en el diálogo social. Y algo muy importante: no va a significar que las personas que están ahí vayan a dejar de trabajar. Pretendemos que sea una oportunidad de mejorar la categoría profesional y eliminar la penosidad de una torre física. Por lo tanto, no va a implicar sino mejoras para el personal. -El vigente acuerdo fue fruto de esos incendios devastadores de 2022 en Zamora. ¿Ve posible sacar otro similar o cree que los sindicatos van a exigir posiciones más duras? -Estamos trabajando en negociar uno nuevo que sustituya, prorrogue, amplíe el anterior. Nos hemos puesto de acuerdo en cosas que han supuesto un cambio trascendental en el operativo. Los sindicatos tienen que estar muy satisfechos de la labor realizada, porque han contribuido a mejorar una parte muy importante de la defensa del medio natural y de las personas. No les pueden doler prendas que sigamos en ese trabajo para profundizar en esas mejoras. Creo que es algo que tenemos que hacer, vamos a hacer y lo lograremos. -Con las plantas de biogás crecen las protestas. ¿Qué responde? -Las protestas, respetarlas, escucharlas y ver qué plantean. Sí registro una información insuficiente de qué significan. En principio, las plantas están destinadas al bien, no al mal, a una mejor gestión de residuos agroganaderos y vegetales. En ese sentido, es positivo. No se interioriza probablemente por varias razones. Primero, porque los promotores deben hacer un mayor esfuerzo de explicación. También la administración debemos hacerlo. Eso no va a evitar que determinados intereses políticos y de cualquier otro tipo puedan intervenir manipulando. Lo que debe tener muy claro la ciudadanía es que hay un principio de legalidad, una libertad de establecimiento empresarial y una tramitación con un exquisito respeto a la ley. Y si todo es conforme, el consejero va a autorizar esa instalación. Si no, no. Nunca firmaré una orden que esté en contra de un informe técnico. -Estaban trabajando en un plan de ordenación de estas plantas. -Se ordena primero a través de las autorizaciones individuales, en las que se examina el entorno, los efectos sinérgicos con otras cercanas. Pero sí estamos trabajando en un instrumento para ayudar a una planificación general.