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Ganaderas que mejoran sus explotaciones gracias al móvil

19/03/2018
En: hoy.es
Digital
Una bucólica versión de 'Despacito' abrió a Guadalupe Elvira Egido (Pedroso de Acim, 1976) las puertas virtuales de Ganaderas en Red (GeR). El reclamo musical que vio en Facebook le bastó para entrar en un colectivo que une a 130 ganaderas de extensivo de todo el país. El fuerte compromiso con el mundo rural del grupo mereció en 2017 el Premio Extraordinario de Excelencia a la Innovación de Mujeres Rurales, concedido por el Ministerio de Agricultura. Guadalupe es una de las pocas extremeñas dentro de esta enriquecedora red femenina. 'Mujeres al viento' es el título del videoclip que GeR subió a Youtube con música de Luis Fonsi. La canción, con letra de la pastora zamorana Charo García, es un himno contra el despoblamiento rural y la visibilización de las ganaderas. Propósitos que encajan con la filosofía vital de Guadalupe. Esta vecina de Torrejoncillo cría vacuno para carne en las dehesas de Pedroso de Acim. El contacto con sus compañeras de oficio a través de Internet ha supuesto para ella una fructífera relación, también en lo personal. En septiembre pudo conocer en persona a una treintena de compañeras en Madrid. GeR utiliza un chat móvil de Slack para resolver dudas y dar consejos sobre el cuidado de los animales, alimentación o subvenciones. Empezaron en WhatsApp pero lo dejaron porque la conversación era difícil. A pesar de las dificultades del día a día en el campo, del futuro incierto de las ayudas de la PAC y la pesada burocracia, Guadalupe no cambiaría por nada su estilo de vida. «Estoy muy contenta de seguir en el mundo rural que tanto adoro y defenderé siempre». Aunque de pequeña soñaba con ser veterinaria, reconoce que ama su oficio. Nunca ha vivido en la ciudad, pero tampoco siente curiosidad por lo urbano. «Esto es calidad de vida». «Somos muy activas y comprometidas, parece increíble que hagamos tantas cosas con un chat» Anima a las féminas que quieran ser ganaderas, pero avisa: «Lo principal es que te guste y sientas vocación. Esto parece un cuento muy bonito, pero aquí no hay horarios, fines de semana ni fiestas. Tienes que estar a lo que te mande Dios. Eso sí, es muy gratificante». Su día a día discurre entre el trabajo en el campo, la casa y el papeleo. «Es tanta la carga burocrática que la mayoría de días dedicamos más tiempo a eso que al propio ganado». Los continuos cambios normativos y los estrictos controles sanitarios, vacunaciones y campañas de saneamientos son algunos temas que quitan el sueño a Guadalupe. Cuestiones que sobrelleva mejor gracias a los consejos de sus amigas de GeR. «Deberíamos unirnos y pedir a las administraciones saneamientos justos. Se están sacrificando animales que luego se analizan y están sanos». Lanza esta queja en un año que se barrunta duro. «La sequía ha encarecido mucho los precios del cereal y la paja», sentencia. Ser mujer no le ha supuesto una rémora en su tarea diaria. «Somos capaces de llevar una exploración igual que un hombre. Más vale maña que fuerza». Defiende el feminismo «hasta cierto punto» y reconoce que siempre se ha desenvuelto sin problemas en un mundo masculino. El amor al campo le viene de familia. Es la pequeña de tres hermanos y la tercera generación de ganaderos. Sus padres han criado cabras, vacas de leche y vacuno de carne. 3.790 ganaderasEn Extremadura cada vez son más las mujeres que, como Guadalupe, viven del ganado. Según datos de la Consejería de Agricultura, en 2016 hubo unas 3.790 ganaderas que cobraron ayudas asociadas al ovino, caprino y vacuno, el 25 por ciento del total de los solicitantes de estas subvenciones. Por tramos de edad, la mayoría tiene entre 50 y 60 años. María Pía Sánchez Fernández (Badajoz, 1961) también forma parte de Ganaderas en Red. Casada, con cuatro hijos y licenciada en Derecho, la pacense no es una ganadera al uso. Dirige una explotación de ovino para carne en Calamonte y lleva en la profesión desde 1999. Durante un tiempo lo compaginó con su trabajo como directora de una oficina bancaria, hasta que en 2012 solicitó su salida voluntaria de la entidad para dedicarse en exclusiva a la ganadería. Además fue diputada del PP en el Congreso de 2004 a 2008. La pacense reconoce sin ambages que nunca como ahora se ha sentido tan libre y feliz. «Aunque tarde, por fin he encontrado lo que buscaba». «GeR es una escuela abierta en la que se aprende de las más sabias y veteranas» Su padre se dedicó siempre al campo, pero ella y sus hermanas se marcharon a la ciudad cuando tenían cinco años. Ahora vive en Badajoz y pasa la mayor parte del día en la finca próxima a Mérida. «Me levanto sobre las seis y media de la mañana. Es una costumbre que no quiero perder porque me encanta madrugar. Me voy al campo y allí empieza una jornada distinta cada día. Depende de si tenemos paridera y, sobre todo, de la época del año». Le apasiona estar en el campo. «Me encanta la sencillez y espontaneidad de quienes me rodean. Llevan la luz en los ojos y aman como yo la naturaleza con sus claros y sombras». Para ella la opción por el mundo rural tiene mucho que ver con el vínculo con la naturaleza. «En los tiempos que corren, diría que es una opción casi sentimental». María Pía preside la Plataforma por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo. En una jornada celebrada en Madrid, cuando aún no lideraba esa asociación, surgió la idea de organizar un encuentro de féminas. Aquel fue el germen de Ganaderas en Red. «Ahora somos muchas, muy activas y comprometidas. Parece increíble que podamos hacer tantas cosas solo con un chat. No tenemos personalidad jurídica, ni dinero, ni empleados... Solo el móvil y mucho entusiasmo». Define GeR como una escuela abierta en la que «se aprende de las más sabias y veteranas». Pertenecer al grupo supone para ella una ayuda en el trabajo diario. «No solo porque me da mucho ánimo cuando, como ahora, todo es tan difícil; también porque hay ganaderas que saben muchísimo y nos dan muy buenos consejos. Es como tener un canal de formación permanentemente abierto». Destaca además el componente emocional. «La relación está cargada de sensibilidad y optimismo. El mundo femenino en maravilloso, imaginativo, creativo, audaz y se nota que estamos orgullosas de ser mujeres. No me había pasado en otras ocupaciones donde parece que tenías que adoptar valores masculinos para encajar». María Pía, que también preside la Federación Española de la Dehesa, asegura que la diferencia entre las miradas femenina y masculina se agudiza en el campo. «Somos muy maternales. Para nosotras los animales son seres vivos que sienten y padecen. Valoramos mucho lo que da la naturaleza y el contacto diario con la tierra. Nos sentimos libres y dueñas de nuestras vidas. Es una de las principales motivaciones que veo en el grupo. El poder y el dinero tienen una importancia absolutamente tangencial. Importan otras cosas, tenemos otros valores». Por todo ello, anima sin dudarlo a dar el salto a las mujeres que amen «la vida en el campo, la naturaleza, los animales y la libertad». Lo + leído Top 50
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