Formación digital para pymes rurales como impulso para su avance

23/05/2022
En: larazon.es
Digital
Contenido patrocinado Formación digital para pymes rurales como impulso para su avance La digitalización es el camino para empresas de todo tipo de sectores y tamaños ganen en competitividad, eficiencia y eficacia. María Eugenia Medina, socia de Dona Branca, participó en el programa de formación para pymes rurales. FOTO: Endesa La Razón Última actualización 23-05-2022 | 07:00 H Algo sobre lo que parece haber acuerdo general. Aunque no por ello deja de ser un proceso con ciertas dificultades para avanzar. Especialmente en el ámbito rural y para pequeñas empresas. Si coinciden ambas circunstancias, pymes rurales, probablemente habrá que tener también en cuenta un factor: la brecha digital. La falta de conocimiento sobre las utilidades y aplicaciones de las herramientas digitales y las dificultades de acceso a Internet en zonas no urbanas, están en el origen de esa brecha. Por tanto, ampliar las competencias digitales, conocer y utilizar la firma digital, realizar trámites administrativos, saber las posibilidades del comercio electrónico, entre otras, son algunas de las necesidades que las pequeñas empresas rurales necesitan resolver para mejorar su funcionamiento, adaptarse a los actuales tendencias del mercado, captar nuevos clientes consumidores, aumentar su visibilidad y ganar en competitividad para seguir avanzando. La formación sobre todos esos conceptos y herramientas es el impulso necesario para empezar a alcanzar esos objetivos. Y, sobre todo, para reducir la anchura de esa brecha digital. Que no solo afecta a personas más o menos mayores. María Eugenia Medina, empresaria de A Rua, Orense, no lo es. Sin embargo, sí era muy consciente de que le faltaban una serie de conocimientos para aplicar en su empresa de asesoría enológica, Dona Branca, facilitarse el trabajo y, quizá, ampliar su carta de servicios para sus clientes. Como ella misma relata, «mi socio y yo estamos muy metidos en el mundo y somos gente relativamente joven, pero lo cierto - admite Medina- es que la digitalización va tan rápido que siempre se te pierden cosas por el camino». Muy implantados en el sector y con 15 años de experiencia, su trabajo consiste en asistir a «las bodegas pequeñas, de las que hay muchas en Galicia, que no se pueden permitir tener una persona contratada para el viñedo, otra para enología, otra para la gestión. Sino que la persona que tiene la bodega hace un poco de todo y subcontrata servicios. Nosotros se los damos, o por lo menos lo intentamos». Al ver los contenidos del curso "Iluminación digital en el mundo rural" , que conoció a través de AFAMMER , (Confederación de Federaciones y Asociaciones de Familias y Mujeres del Mundo Rural), de la que forma parte porque está también inmersa en el mundo del asociacionismo rural femenino, «comprendí que me faltaba bastante formación, de la que necesito simplemente para mi día a día. Y me pareció muy interesante, para completar mi currículo y mi formación, y para aprender cosas que no tenía claras». La firma y certificado digitales, «algo que utilizábamos pero solo para unas cuantas cosas muy concretas; sin embargo, tiene más posibilidades que nos son útiles. Y también ocurre que muchos de nuestros clientes nos piden ayuda si se encuentran con dificultados. Un ejemplo: un cliente nuestro perdió una subvención por no haber consultado y firmado a tiempo un documento que había recibido por correo electrónico. Hablamos de cosas muy serias». Es decir, que en el caso de María Eugenia, lo aprendido tiene utilidad en dos sentidos: uno su propio aprovechamiento y otro la posibilidad de dar más y mejores servicios a sus clientes. Como empresa de servicios, también ha visto que el comercio electrónico es una posibilidad para ellos «aunque no vendamos productos. Lo vemos como una manera de llegar a otro público, a lo mejor más interesados en la búsqueda por Internet de las cosas». Y, de cara a sus clientes «por supuesto, también puede ser una forma de ofrecer un abanico más amplio de servicios. Porque, si un cliente, que sí vende algo material como es una botella de vino, ve que tienes una página de venta on line, se puede interesar por ese formato y preguntarnos cómo se gestiona este asunto y le puedo ofrecer un nuevo servicio». El abanico de posibilidades y aplicaciones que Eugenia Medina muestra, bien pueden servir de ejemplo del impulso que la formación en digitalización puede suponer para una pyme rural. Es su caso y seguramente el de la inmensa mayoría de las otras 179 pequeñas empresas que, al igual Dona Branca , han participado en el programa "Iluminación digital en el mundo rural", desarrollado por AFAMMER con la colaboración de Endesa. Un proyecto que forma parte de las acciones que la compañía realiza como parte de su Plan Endesa de Responsabilidad Pública ante el Covid 19 , iniciado en marzo de 2020. En este caso en su segunda fase, una vez pasada la emergencia sanitaria y en la que se centró la primera, en la que el objetivo «es ayudar a las pymes rurales a superar la pérdida de competitividad sufrida a consecuencia de la pandemia, especialmente durante el periodo del confinamiento», explica María Malaxechevarría, directora general de Sostenibilidad de Endesa, para quien la iniciativa «refleja la sensibilidad de la empresa hacia las necesidades del entorno rural. Porque nos es muy cercano y en él desarrollamos en gran medida nuestra actividad». El programa ha sido creado y diseñado por AFAMMER, que también ha aportado los profesores y formadores. Para Carmen Quintanilla, presidenta nacional de la organización «con este proyecto estamos corrigiendo la desigualdad de acceso en el mundo rural a la tecnología. Y atendiendo a una demanda real de esa parte de la sociedad que está pidiendo esa formación y ese acceso, como hemos detectado a través de las organizaciones de la federación en todos los territorios». Quintanilla valora especialmente el hecho de que «el 85 por ciento de las personas inscritas han finalizado la formación. Que es un buen indicador, más teniendo en cuenta que es gratuita». En el programa, con un presupuesto de 615.000 euros, han participado 180 empresas. De ellas, 152 han recibido un ordenador portátil para aplicar los conocimientos aprendidos y han sido seleccionadas para realizar una prueba piloto para implementar su tienda electrónica de manera gratuita. Los profesionales participantes, como María Eugenia, procedían de localidades de menos de 10.000 habitantes, y las áreas comprendidas incluían también Buenas prácticas en eCommerce y Ahorro energético en pymes rurales con nuevas tecnologías, con un total de 200 horas de formación. Además, el programa tenía otra línea de actuación enfocada a la población general residente también en localidades de menos de 10.000 habitantes, y centrada en el aprendizaje de la compra en línea, firma digital y trámites administrativos y ahorro energético, y en la que han participado 4.000 personas. Los destinatarios de ambas líneas han sido los habitantes de Andalucía, Aragón, Canarias, Castilla y León -específicamente el área del Bierzo-, Cataluña, Extremadura y Galicia y «las zonas en las que ha generado mayor interés han sido Tarragona, Huesca y Teruel», concluye Quintanilla. María Eugenia sigue siendo un ejemplo de que el recorrido que el conocimiento adquirido puede ser largo. Por ejemplo, «todo lo que tiene que ver con las energías renovables hasta ese momento me sonaba como bastante a chino. Sin embargo, ahora nos estamos planteando muy seriamente llevarlo a cabo en nuestra propia casa». Pero no solo eso, «como nueva área de negocio, tampoco está descartado. Porque estuvimos hablando con las bodegas a las que asesoramos y les comentamos. Porque el gasto energético en ellas hay determinados momentos en que es bastante elevado, y todo tiene que ser eléctrico, porque en las bodegas no puede haber motores de combustión por temas de seguridad alimentaria. Y, al estar situadas en el campo, pueden incorporar instalaciones sin demasiado coste adicional. Así que, le estamos dando una vuelta. Pero, de momento es solo eso». Un proyecto de LR Content
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