«¿Qué ha hecho Roma por nosotros?», se preguntaban los protagonistas de la famosa y genial Vida de Brian. Permítanme remontarme a ella en un contexto de desinformación plena donde hacerse paso y explicar con veracidad los hechos no es tarea sencilla, y mucho menos si se trata de informaciones relacionadas con la UE que en demasiados casos aparecen sesgadas o demuestran desconocimiento.
Incluso siendo España uno de los países más decididamente europeístas, la UE sigue siendo para muchas personas un ente lejano y difuso del que tienen noticia de tanto en tanto sin una visión clara del conjunto. El lenguaje de la burocracia no ayuda, y seguramente tampoco la falta de pedagogía continua, que por omisión de quienes debemos hacerlo más seguido o por dificultades de encontrar el espacio, se produce. Tampoco ayuda el hecho de que algunos responsables políticos utilicen información sesgada para tapar sus negligencias, eludir su responsabilidad o tratar de erosionar al gobierno. Por eso, permítanme aprovechar esta ventana de oportunidad para explicar con claridad dónde ha estado la UE en la catástrofe natural más devastadora del último tiempo.
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La UE ha estado presente en Valencia y otras regiones impactadas por la dana desde el principio; empezando por el programa Copernicus de la Unión Europea, que integra información de satélites y otros sistemas de medición, y que ha estado en todo momento disponible, con información precisa para la toma de decisiones durante la tragedia y para ayudar en la evaluación y reparación de los daños. Esta labor es fundamental para poder gestionar y habilitar después el resto de instrumentos.
La UE ha estado también presente desde el principio en el rescate y el desescombro, a petición de España se activó el Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea que desplegó cien equipos de bombeo de alta capacidad, medios para la limpieza, recuperación y tratamiento de residuos y 50 expertos para reforzar a quienes trabajan en el vaciado de lodos en garajes y alcantarillados, limpieza de vías o recuperación de depuradoras de agua.
Pero la UE también está presente en la reconstrucción. De la pandemia aprendimos la importancia de formar parte de la UE y lo que supone vivir bajo un paraguas de solidaridad inédita en el resto del mundo.
Esta misma semana el Parlamento Europeo ha aprobado el Reglamento Restore que permitirá movilizar rápidamente 3.000 millones de euros de los fondos Feder, el Fondo de Cohesión y el Fondo Social Europeo+ para apoyar la reparación y la reconstrucción. Durante la negociación, los y las socialistas defendimos y conseguimos que esa cantidad se reflejara ya en el presupuesto del próximo año, de modo que las ayudas puedan llegar de forma urgente para la reconstrucción de infraestructuras y equipos, proporcionar alimentos y asistencia material básica, apoyo social y sanitario, y para financiar programas de trabajo a tiempo reducido.
Pero hay más. Desde el primer día el Gobierno está trabajando para tramitar de forma urgente la ayuda del Fondo de Solidaridad de la UE, que dará apoyo financiero y cubrirá el coste de operaciones ya en marcha, para el restablecimiento de infraestructuras, el alojamiento temporal de personas, los servicios de rescate y la limpieza de vías, entre otras.
Finalmente, la UE también está presente para apoyar nuestros sectores económicos, con la modificación en el fondo de Desarrollo Rural (FEADER) que permitirá aportar liquidez a los agricultores y las pymes del sector agroalimentario afectados por la dana, y en las iniciativas del Banco Europeo de Inversiones, que ha activado ya una respuesta de 1.300 millones de euros para apoyar la reconstrucción de infraestructuras criticas; además de otras medidas que buscan aportar flexibilidad en el uso de los fondos disponibles recibidos por España del plan de recuperación y resiliencia aprobado tras la pandemia.
En definitiva, sí, Europa y las instituciones públicas están haciendo mucho por nosotros, cumpliendo su obligación, con una dimensión y una magnitud incomparables a cualquier esfuerzo privado imaginable. Conviene reconocerlo y recordarlo, sobre todo ante los detractores de lo público.
Como conviene recordar, ahora más que nunca, la importancia de luchar contra el cambio climático que causa y engrandece estos fenómenos y el necesario fortalecimiento de las capacidades de prevención y respuesta a estos desastres como mejor garantía de futuro. Algo que ya estamos abordando también en el Parlamento Europeo desde el primer día y que explicaremos detalladamente más adelante, en cuanto tengamos la oportunidad.
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